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El Telégrafo
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Secuelas del último invierno permanecen en las calles y casas

Secuelas del último invierno permanecen en las calles y casas
30 de mayo de 2013 - 00:00

Carlos Armanza, de la manzana 2A de Socio Vivienda, aún usa una silla de ruedas luego de que tropezara y cayera tratando de rescatar sus pertenencias en el aguacero del 13 de marzo pasado, que inundó algunos sectores del cantón.

En su vivienda todavía hay huellas de humedad en las paredes, que indican el nivel del agua (un metro aproximadamente) al que llegó aquel día. “Perdí muchos enseres y solo recuperé la refrigeradora y un colchón”, comentó Armanza.  

Entonces, los ministerios de Vivienda (Miduvi) e Inclusión Económica y Social (MIES) repusieron los artículos mencionados.

No obstante, tras cerca de  tres meses de registrados los aguaceros de inicio de la temporada invernal, en los sectores que experimentaron mayores complicaciones aún implementan o requieren reparaciones en las viviendas.

El 3 de marzo pasado, 10 horas de precipitación pluvial causaron destrozos, principalmente, en Monte Sinaí, Sergio Toral, Nueva Prosperina, Mapasingue, Socio Vivienda, Los Vergeles y Flor de Bastión (zonas periféricas de la ciudad).

La intensidad de las lluvias continuó en las siguientes semanas y también dañó zonas residenciales, como Ceibos y Bellavista, donde hubo deslaves que causaron que paredes de varias viviendas cedieran por la fuerza del clima.

En un inicio, la situación provocó pugna entre el Gobierno y el Municipio, entidades que se acusaron mutuamente por la situación de las familias afectadas. La mala calidad del alcantarillado y la regular efectividad de los planes de contingencia fueron los argumentos que esgrimieron las autoridades.

El Cabildo, MIES, Miduvi, entre otros, implementaron medidas de contingencia para reparar y prevenir futuros daños. Pero, actualmente, en las zonas populares, los moradores se manifestaron poco convencidos del apoyo que han recibido.

En Socio Vivienda,  donde 70 casas fueron afectadas, el Miduvi instaló tres nuevas líneas para que las aguas desfogaran rápido durante las lluvias.  La obra, según vecinos, quedó inconclusa porque la calle está abierta y no se pavimentó el tramo en  que  fue colocada.

Angélica Jarame, moradora del sector, manifestó que en el sitio se registran accidentes entre los vehículos que intentan esquivar el hueco. “Espero que esto sirva para que ya no nos inundemos... muchos consideramos vender la casa tras las lluvias”.

En las zonas bajas de Nueva Prosperina, en cambio, el Cabildo colocó cascajo en los alrededores de cuatro casas que colapsaron por la fuerza de la corriente en uno de los aguaceros. Con menor fuerza, la corriente atraviesa la zona a través de una zanja y los moradores, para cruzarla, improvisaron un puente de madera que desapareció en las últimas lluvias.

Florencio Castro, quien habita desde hace 22 años en el sector, consideró que la grava colocada desaparecerá con  los próximos aguaceros y será “lo mismo que nada”. “Hace falta abrir el terreno y construir una calle... este cascajo no aguantará”, indicó Castro. Agregó que las familias que perdieron su casa fueron reubicadas en Ciudad Victoria.

En Jardines de los Ceibos, en las paredes de siete de las treinta casas ubicadas al pie de un canal -de casi un  km de extensión- hubo fisuras. Incluso, una de las viviendas perdió parte de su estructura. La reparación aún no concluye y, según los obreros consultados, podría terminar en dos semanas más.

Katherine Ávila, administradora del conjunto residencial, expresó que las medidas de contingencia implementadas por la concesionaria  de agua potable y alcantarillado Interagua aún están inconclusas.

Como medida urgente, la concesionaria estabilizó las paredes del canal y colocó diques para disminuir la velocidad del agua. “Para julio próximo prevén cerrar el canal con la colocación de tubos en un tramo de 230 metros”, afirmó Ávila.

Mientras que, en la ciudadela Bellavista, norte de la ciudad, los deslaves desde un cerro aledaño destruyeron tres casas y colocaron en riesgo otras 37.

Los moradores del sector señalaron que las obras que realiza la Universidad Católica en un cerro aledaño, causan los deslaves. En los alrededores hasta ayer había sacos de arena, que formaban un dique, colocados al pie del cerro.

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