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El Telégrafo

Influencia italiana en la ciudad de Guayaquil

Influencia italiana en la ciudad de Guayaquil
Fotos: Cortesía / Arte: El Telégrafo
16 de octubre de 2020 - 00:30 - Mario Canessa Oneto

La influencia de la migración italiana en la ciudad de Guayaquil ha sido ampliamente tratada y comprobada, en los extraordinarios libros de investigación como son “Los italianos de Guayaquil” de la brillante historiadora Jenny Estrada; como el original libro que relata la inmigración italiana, escrito por Estela Castañeda Macías y el documento denominado “Guayaquil, Perla del Pacífico, storia in foto” gran trabajo de la Lcda. Mariela García Caputti, quien, haciendo un trabajo de investigación, en su calidad de responsable del archivo histórico del Guayas, nos ofreció fotografías inéditas debidamente razonadas, que permitieron ilustrar el gran valimiento e influencia de los italianos, que sirvieron para el crecimiento y desarrollo de nuestra ciudad.

La historia de tantas familias italianas, que han hecho de Guayaquil un sentimiento propio y natural, lo adquirieron desde que pisaron Ecuador y se comprometieron en servirlo, esa ilusión de asentarse explica el derecho adquirido con el pasar de los tiempos.

Hay que ubicarse, en los años de la decisión de partir del puerto italiano a correr una aventura, que por supuesto incluían profundas preocupaciones, sin lugar a dudas eran momentos de sacrificio y pesar, que se expresaban en las dos maletas llenas de ilusiones a cuestas; ellos hacían camino ante un sol y una bandera diversa.

Qué se pueda agregar, tal vez sacrificio, incertidumbre, valor, valentía, esfuerzo, adaptación y cuántos más valores, que permitieron que esos aventureros se conviertan en héroes anónimos, que con el pasar de los días se consolidaron en una sociedad orgullosa del pasado.

Como lo expresé, existen en las bibliotecas de Guayaquil sinnúmero de testimonios escritos, libros, documentos, que avalan la importancia de los italianos en nuestra ciudad y todos podemos encontrar un denominador común, todas las coyunturas históricas y la presencia de italianos en nuestra ciudad, confirman en que todos esos años de vicisitudes fueron intensamente vividos y que las tribulaciones propias de esas épocas, tanto en Italia como en Ecuador, sirvieron para fortalecer el corpus y el animus. Ellos también tuvieron el acierto de escoger esta tierra, para confirmar sus ius domicilli y su predisposición para servir a la comunidad guayaquileña.

Como ejemplo, está la creación de varias asociaciones italianas en el país y es de especial recordación la fundación en Guayaquil, el 24 de junio de 1882, de la Società di Beneficenza per gli italiani Garibaldi” que inició sus actividades con no más de 100 italianos y su finalidad era, además de cimentar la unión entre los miembros de la colonia, también la de solventar la desgracia y la indigencia de los paisanos, pero también en solidaridad con las necesidades de la sociedad guayaquileña. El primer directorio estuvo encabezado por Nicolò Norero (presidente) y Agostino Parodi (vicepresidente).

Se conoce el apoyo solidario que ofreció la Sociedad Garibaldi, para brindar su auxilio en las grandes necesidades que tenía Guayaquil, después del devastador incendio grande, sucedido entre el 5 y 8 de octubre de 1896.

Riccardo Descalzi, en su obra titulada “L’Equatore e gli Italiani” cuando se remite a la inmigración de los años finales del siglo XIX, señala a Giuseppe Canevaro, Ligure, consigue por su influencia con el conde Napoleone Canevaro, que el Rey de Sardegna, nombre primer representante consular ad-honorem a don José Mateus y antes de su muerte cedió a Angelo Roditi, quien era cónsul griego en nuestra ciudad, le encarga la responsabilidad consular de nuestra ciudad.

Los tiempos difíciles de la comunidad italiana en Guayaquil

Desde 1924, funcionaba en Guayaquil, la Casa de Fascio, en 1933 fue presidida por Giovanni Almerini y contaba con 82 miembros, pero cuando se armó la Segunda Guerra Mundial, tanto la comunidad alemana, italiana y japonesa, sufrieron persecuciones del gobierno norteamericano, alegando que existía una lista negra de ciudadanos, que, habían apoyado a los regímenes poderosos de la conflagración mundial. En el caso de los italianos, se persiguió il fascismo in Equatore, a los identificados como camisas negras y la balilla de Guayaquil, se juntaban por pedido de las autoridades consulares; existen fotografías que muestran que en los patios del colegio salesiano Cristóbal Colón, se efectuaban las reuniones, entre 1943 y 1944, se enviaron prisioneros a los campos de concentración en Estados Unidos y a otros la confiscación de bienes y cuentas corrientes.

También el Banco Italiano sufrió las consecuencias, luego de la correspondiente persecución, el banco cambió la razón social aprobada por el Super de Bancos, como el Banco de Guayaquil, en septiembre de 1941. El colegio Cristóbal Colón, también ubicado en la lista negra, luego de sufrir las persecuciones de varios sacerdotes salesianos y temiendo la confiscación, la Sociedad Italiana Garibaldi, presidida por el señor Mario De Prati, efectuaron un veloz traspaso a favor de la Sociedad Garibaldi y así pudo superar el bloqueo de la propiedad.

Con el pasar de los años en tiempo de post guerra, el gobierno ecuatoriano hizo los trámites para la liberación y el desbloqueo de valores y propiedades, la famosa lista negra terminó por decisión del gobierno norteamericano. Toda la documentación que consta en el libro de Jenny Estrada “Lista negra en Ecuador” confirma detalladamente estos lamentables hechos.

¿Por qué las grandes migraciones italianas con rumbo a América? No solo fueron motivos los efectos de la guerra mundial, que afectó mucho a Italia, sino como lo expresa Jenny Estrada “La creación de tributos fiscales, la caída de los precios en el mercado exterior, la expansión colonial hacia África y China, el retraso del sector rural, las dificultades para el desarrollo de la agricultura, el azote de la malaria en los campos y la superpoblación de regiones como la Liguria, provocaron migraciones masivas, millones salieron con rumbo a los Estados Unidos, Argentina, Brasil, Uruguay, para buscar mejores condiciones”.

Pero de todos ellos, en menor cantidad, como fue el caso de nuestro país, donde llegaron y muchos de ellos emprendieron en el comercio; como por contar en 1910, Fortunato Zerega Queirolo funda el negocio de artículos varios “La Genovesa”, don Luigi Francesco Caputi Marazita establece la firma importadora Casa Caputi y Cía., Emilio Segale y Giovanni Segale, que por los primeros años de 1900 fundaron la fábrica “La Universal”; también Giovanni Vallazza crea la confitería y pastelería Roma por 1917; Mario De Prati Zunino, que en 1939 abre los almacenes De Prati en la ciudad de Guayaquil.

Edificio de La Universal.

El comercio del puerto principal recibió un gran impulso con la inversión italiana. Los tres hermanos Mórtola De Bernardi, arribaron al país a partir de los años de 1875 e instalaron la fábrica de aguas gaseosas; Alfonso Roggiero, comerciante banquero y comisionista; Giuseppe Zunino Martini, arribó en 1987; Girolamo Oneto Lértora llegó a Ecuador en 1922 y con Juan Brevi crearon una sociedad comercial exitosa; Giuseppe Canessa Bozzo llega a Guayaquil, cuando apenas cumplía los 20 años, o sea en 1901 y se dedicó al negocio de importaciones de vinos y conservas italianas, empresa que luego la dirigió mi señor padre Pío Canessa.

Felipe Costa, otro personaje genovés, llegó en 1916, se vinculó a La Universal; Bruno Brevi Zama, también llegó por esos días y se unió a trabajar en La Universal; Francisco y Giuseppe Leone llegaron por 1910, formaron parte de los exitosos comerciantes. Francesco estableció la Sala Italiana La Sorgente, primer restaurante italiano en la ciudad y tantos más que se inclinaron por la agricultura, comercio e industria. En el sector bancario, en 1925 se crea el Banco Italiano, entre sus primeros funcionarios está el gerente Federico Saporiti.

En el sector hotelero hubo gran influencia italiana. Leo Mastrelli, en 1918 abre el hotel Tivoli, en 1925 hotel Europa y luego el hotel Astoria, todos en la ciudad de Guayaquil; Giovanni Miraglia Papa el hotel Palace, conjuntamente con su hermano Vittorio Miraglia y Francisco Bruzzone Bava con el hotel Continental.

El italiano Leo Mastrelli abre en 1918 el hotel Tivoli, en 9 de Octubre y Panamá (antes Pichincha).

Su aporte en la construcción

Es fundamental recalcar la gran influencia en la arquitectura de grandes construcciones, como son Luigi Fratta, Giovanni Lignarolo, Francisco Macaferri Colli, quienes arribaron en 1922, contratados por la compañía Italia de Construcciones, que tuvieron muchas edificaciones monumentales, como el Palacio de la Gobernación, el hospital Luis Vernaza, la Catedral, la iglesia San Francisco.

La Sociedad General de Construcción, también con arquitectos e ingenieros italianos, construyeron entre 1922 y 1925, el edificio de Diario El Telégrafo. En el ámbito educativo, significativa es la presencia de la obra Salesiana en Guayaquil, en 1911 fundan el colegio Cristóbal Colón y el colegio María Auxiliadora. En el arte destaca la creación del conservatorio Neumane en 1928 y su primer director el maestro Pietro Paolo Traversari. La escuela de bellas artes en 1924, con la presencia del célere genovés Enrico Pacciani, quien dejó una estela enorme en escultura, se lo puede encontrar en el cementerio general de la ciudad de Guayaquil, muchas tumbas esculturales, mausoleos de distinguidas familias, así como el edículo de Víctor Emilio Estrada.

Edificio de diario El Telégrafo, ubicado en Boyacá y 10 de Agosto. 

Emilio Soro Lenti llega en 1926, contratado por la compañía Italia de Construcciones, su especialidad la ornamentaría, luego se radica en Guayaquil e instala en 1930 el taller Soro, entre sus múltiples obras destacan las obras interiores del palacio municipal, la cúpula de la catedral.

Elia Liut, héroe de la Primera Guerra Mundial

La aviación también registra la presencia de italianos, los primeros vuelos desde la ciudad de Guayaquil, con la presencia de Elia Liut Giusti, que había sido héroe de la Primera Guerra Mundial. Este aviador de fama mundial llegó al Ecuador por contacto de Cosme Renella, el primer aviador ecuatoriano y quien lo presentó al cónsul del Ecuador Miguel Valverde, que inicia las gestiones para que visite nuestro país. 

El famoso aviador Elia Liut Giusti llegó a Ecuador por contacto de Cosme Renella.

Elia Liut adquiere por 1.500 liras el avión macchi, que después luciría en 1920 en su travesía Guayaquil-Cuenca- Luego se decidió a vivir en nuestro país, falleció en Quito en 1952. El primer vuelo entre Guayaquil y Quito, lo hizo otro italiano Attilio Canzini, también peleó la Primera Guerra Mundial, lo contrata la escuela de aviación “El Cóndor” del Ejército ecuatoriano y en 1921 cruza Los Andes y hace el primer vuelo entre Guayaquil y Quito, en este tiempo de dos horas recibió la medalla de oro, otorgada por el municipio de Quito.

Las mujeres y su aporte

Entre las mujeres más destacadas, sin lugar a dudas encontramos a Yela Loffredo, escultora, arqueóloga; Libia Frugone, empresaria, líder feminista; Anunziata Caputi, declamadora de fama internacional; Crisalia Lamboglia, pionera de la industria gráfica en Guayaquil; Elena Valle Schennone, primera médica cirujana de nuestra ciudad; Clara Bruno Cavana, primera contadora pública graduada en Guayaquil, industrial, decana del cuerpo consular; Marina Salvarezza, actriz de teatro, promotora cultural, Ernestina Pescarolo, catedrática universitaria; Larisa Marangoni, escultora, ambientalista; Gioconda Minervini, baletista y Mirella Minervini concertista de piano; Mirella Cesa, cantante internacional y tantas mujeres, que desde el hogar apoyaron a formar familias respetables, que recibieron el reconocimiento de la comunidad guayaquileña.

El 16 de mayo de 2020, a la edad de 99 años, falleció la escultora italiana Yela Lofredo.

En fin, quedan tantos nombres para llenar el escenario de la italianidad próspera y emprendedora, que han dado lustre a la descendencia y a la ciudad. (I)

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