Encontrar a un ‘muppie’ no es fácil, mucho menos entre los estratos medios de Ecuador. No les gusta etiquetarse y pocos conocen el término. Por ejemplo Alejandro D’Agostino reconoce que la tecnología para él es casi natural, una extensión de sí mismo, pero sobre los ‘muppies’ prefiere no aceptarse como parte de esta nueva subcultura o tribu urbana.

Hace poco Alejando cambió la televisión abierta y el cable por su Smart TV, que no solo lo utiliza para ver videos sino también como monitor de su laptop. Su actual empleo en desarrollo de negocios lo consiguió a través de un foro en Facebook. A simple vista parece que el joven es un ‘hipster’ más, otra tribu urbana nacida en la postmodernidad. Pero en realidad él es un ‘muppie’, un término inventado por la unión de millenial y yuppie y que aparece por primera vez en el libro “The Underwriting” de la estadounidense Michelle Miller.

¿Por qué prestarles atención?

Cuando recién muchos se habían acostumbrado a ver y entender a los hipsters, hoy surgen los muppies. “Ellos tienen entre 22 y 35 años, pasan horas en internet, 30 minutos realizando compras online y 40 minutos confeccionado el menú del día siguiente. Llevan una vida sana y sienten pasión por realizar alguna actividad física”, explica la autora de la publicación.

Si hay algo que define a los muppies es que no trabajan por dinero. Sí tal cual lo imagina, son una especie de hippies que fueron a la universidad, muchos tienen maestrías y quieren sus propias reglas laborales.

Alejando por ejemplo, quien tiene un magister en periodismo y habla 2 idiomas, ha negociado con su jefe para que le permita salir con su bicicleta un día a la semana durante la hora de almuerzo. “Sinceramente considero que pedalear me ha ayudado mucho para lidiar con el estrés y ansiedad propios del desempeño laboral (...) Para hacerme la vida más fácil todas las luces que tengo en la bicicleta tienen un puerto USB para cargar sus baterías internas. De esta manera evito comprar y deshacerme de pilas poco eficientes”, comenta.

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Cuenta que desde hace algún tiempo se cuestiona sobre un estilo de vida diferente, un balance entre el aspecto personal y laboral. Dice que no quiere repetir los errores de generaciones pasadas: trabajar para vivir y por largo tiempo en un mismo lugar.

Si bien su empleo actual no es lo que busca,  tampoco lo pone de mal humor. ¿Por qué? Ha tomado la decisión de seguir buscando hasta obtener un trabajo que lo haga feliz, aunque eso signifique ganar menos.
Los muppies surgen como una subcultura, donde a diferencia de la filosofía de mercado, no buscan lograr riquezas. Para el ambiente laboral son importantes porque representan el 30% de la población económicamente activa del mundo.

Los empresarios y gerentes de marketing están preocupados por el futuro de los ‘muppies’, porque si el fin no es ganar dinero, entonces ¿cómo podrán sostener una sociedad basada en el consumo?

Adictos a una vida sana

Quien escucha los hábitos de Alejando, sentado frente a una laptop o Smart TV, pensaría que lleva una vida sedentaria. Al contrario, este joven siente pasión por el ciclismo y hasta le obsesiona llevar una vida sana. “Todos los días llevo zanahorias y apios para comer en la oficina. La idea es evitar ingerir cosas calóricas de manera inconsciente o por ansiedad y estrés. Martes y jueves salgo a pedalear por lo menos 2 horas. Y, para evitar lesiones por inactividad frente al computador procuro pararme y estirar mis tendones cada 2 horas”, apunta.

Otra muppie ecuatoriana aunque sin reconocerlo, es Carolina Llaguno. Ella es comunicadora digital y brinda asesoría a los clientes sobre cómo escribir en la web. Cuenta que evita la comida chatarra, da caminatas diarias entre 30 y 40 minutos junto a su pequeño hijo y también practica baile entre 8 y 12 horas a la semana. “He podido incluir mi gusto por la tecnología con el baile. Mi esposo me regaló un smartwatch que siempre me avisa cuántas calorías he quemado”.

En el libro de Miller se describe a los muppies como chicos urbanos que trabajan y viven 100% con la tecnología, son más solidarios, y tiene una adición por la vida sana.

Para el estudiante de último año de Antropología, Sebastián Mosquera, las subculturas se definen por 3 elementos. Primero está la búsqueda de la separación de la macrosociedad. Luego está la limitación del espacio en el que se adquieren nuevos símbolos y tercero es la aceptación al grupo.  

El espacio es para Sebastián un factor importante. Explica que si bien antes los punkeros o skinhead buscaban las calles para expresarse, ahora los nuevos grupos se autodefinen en las redes sociales. “La macrosociedad avanza, también la vida cambia y esto implica crear nuevos espacios de socialización”.

Eso sí, Mosquera reconoce que los ‘muppies’ o ‘hipsters’ se dejen llevar por el marketing, pero comparten un gusto por salir de lo convencional. “No hay que entender a una subcultura simplemente por una ideología, hay otros elementos de identificación”. (I)

DATOS

Los muppies tienen algunas características, por ejemplo, confían en el lema de que ‘el dinero no lo es todo’, y más bien disfrutan de las pequeñas cosas de la vida. Su estilo es informal y sin una tendencia particular.

Nacieron en la era de la tecnología. Ellos escuchaban música en el walkman en la primaria y el CD player en secundaria hasta que llegó el MP3. Ahora tienen smartphone y son adictos a Facebook e Instagram.

Este grupo social postea en Facebook al menos 2 o 3 notas diarias. Especialmente comparten actividades relacionadas con su otra pasión que es el deporte y la vida sana. Les importa mucho mantenerse en forma y se preocupan por el futuro del medio ambiente. Su opción es reciclar.