Roberto Salazar fue uno de los primeros jóvenes que recibió a Juan Pablo II hace 30 años. Ahora junto a su familia recibió al papa Francisco en los exteriores de la Nunciatura Apostólica al norte de Quito.

"Tenia 16 años y estaba en el Colegio San Gabriel. Fui elegido para sostener el micrófono durante su discurso, fue una experiencia increíble. Ahora es mi deber recibir al papa Francisco aquí.", manifestó Salazar quien será voluntario en el encuentro del santo padre con la sociedad civil en la Iglesia de San Francisco.

Así como él cientos de fieles se congregaron desde las 11:00 en la Orellana y 6 de diciembre (norte de Quito) para saludar al sumo pontífice. Con carteles, banderas, flores y cantos lo esperaron mientras se cumplía el saludo protocolar con el presidente Rafael Correa en el Aeropuerto Mariscal Sucre en Tababela.

Todos buscaron un sitio para poder verlo cerca y recibir su bendición para lo cual llevaron escaleras y sillas.

El Movimiento Leonidas Proaño del barrio La Libertad de Conocoto se preparó desde hace algunas semanas y acudió al lugar con un gran cartel que decía "Esta es la tierra del obispo de los indios Leonidas Proaño".

Nelly Herrera, integrante del grupo espera que el mensaje del Obispo de Roma sea a favor de la unidad.
"Pedimos más participación en la Iglesia. Queremos que esta institución sea vida y justicia. Necesitamos que la Iglesia de base se fortalezca y no sea vertical", manifestó.
Asimismo Margarita Muñoz del barrio la Bretaña (sur de Quito) enseñaba muy orgullosa la cruz que su esposo había utilizado la primera vez que el país recibió a la mayor autoridad de la Iglesia Católica en 1985.

A las 15:00, cuando Francisco arribó a la capital se escucharon gritos de alegría y aplausos. Muchos, aunque desconocidos, se reunieron a escuchar sus palabras desde sus celulares. La alegría invadió a los fieles que venían de varias provincias del país.
Entre ellos estuvieron los 15 miembros de la familia de Lorena León quienes viajaron desde Bolívar y Cotopaxi para asistir a la misa campal que se celebrará el martes en el Bicentenario.

A través de la radio los devotos siguieron todo el recorrido de Francisco. "Ya se subió al papamóvil", le contaba una niña a su madre.Finalmente cerca de las 17:00 los helicópteros anunciaban su llegada a la Nunciatura, seguido se escucharon las sirenas de la escolta policial que lo acompañaba y la gente comenzó a gritar. Muchos padres de familia colocaron a sus hijos en sus hombros para que puedan verlo bien.

El papamóvil subió rápidamente por la Orellana. A penas llegó a la puerta de la Nunciatura, entró.

Se sintió la decepción de la gente por no poder tener un encuentro más cercano con el santo padre: "Queremos ver al papa", gritaban insistentemente. Minutos después empezaron a dispersarse por todas las vías y el tráfico incrementó.
La quiteña Erica Cuenca estaba muy emocionada de ver al papa Francisco.Ella fue una de las madres que cargó a su hijo: "Estamos muy felices de ver al Vicario de Dios. Planeamos ir a la misa del Bicentenario y en la visita de la catedral para ver si se le puede ver de mejor manera", dijo.