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El Telégrafo
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Son innumerables las iniciativas y demostraciones de solidaridad

Levantando el ánimo, uniendo esfuerzos para reconstruir - nos

Se realiza la remoción de escombros antes de la reconstrucción. El trabajo articulado de planificación que realizan las instituciones es indispensable.
Se realiza la remoción de escombros antes de la reconstrucción. El trabajo articulado de planificación que realizan las instituciones es indispensable.
Foto: Mario Egas Mejía/El Telégrafo
07 de mayo de 2016 - 00:00 - Redacción Actualidad

A casi un mes del terremoto que afectó fuertemente la Costa ecuatoriana, en particular Manabí y Esmeraldas, es evidente que la solidaridad ha sido uno de los valores insignias que se han reforzado en la identidad ecuatoriana. Miles de mensajes, a través de los diferentes medios a nivel nacional e internacional, han animado a todas las personas que vivimos en este pequeño país. La respuesta de ayuda humanitaria ha sido, sin duda, alentadora y sumamente importante frente a un panorama de más de 15 millones de habitantes ecuatorianos conmovidos, alrededor de 29 mil damnificados, 660 muertos, 20 personas desaparecidas y 4.605 heridos.

Durante una primera etapa era vital la ‘atención en la emergencia’, para ello se desplegaron acciones mediante la activación del COE (Comité de Operaciones de Emergencia). Este Comité, integrado por 11 mesas, discute qué acciones y estrategias tomar en torno a los siguientes temas: acceso al agua; salud e higiene; infraestructura y rehabilitación; atención integral; seguridad integral; productividad y medios de vida; educación, cultura, patrimonio y ambiente; infraestructura estratégica; gestión de desechos, cooperación internacional y voluntariado.

Evidentemente, el levantamiento de información en relación a daños de infraestructura y pérdida de vidas humanas y el restablecimiento de la salud, son los puntos de inicio para preparar la gran tarea de reconstrucción. Hasta el momento se han instalado albergues que acogen a 28.439 personas, hospitales móviles propios, así como también de la ayuda internacional. En este proceso se ha prestado atención a las personas más vulnerables, identificando 601 personas con discapacidad albergadas, de las cuales 341 están en albergues y 260 con familias acogientes.

En este punto se vuelve muy significativo el trabajo articulado de las instituciones en cuanto a la planificación de reconstrucción de las ciudades, la reubicación de una parte de la población de las zonas más devastadas -como en el caso de Pedernales- y, desde luego, el trabajo a largo plazo de recuperación emocional de las personas afectadas.

¿Qué nos levanta el ánimo?

Son innumerables las iniciativas que han demostrado la sensibilidad mundial frente a los momentos difíciles que vive el Ecuador. Sentimos una gratitud inmensa por todas las muestras de solidaridad de las instituciones públicas, privadas, empresas, sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, y por los países amigos que han aportado con donaciones y con contingente especializado en temas de desastres y rescate.

Nadie hubiese anticipado que un día después del terremoto, Ecuador, a través del Servicio Integrado de Seguridad ECU911, se convertiría en uno de los 5 países a nivel mundial que cuentan con una certificación internacional de la Asociación Europea de Centros de Servicio de Emergencia (EENA). Los evaluadores jamás hubieran sospechado encontrar al equipo del ECU911 en operaciones de máximo nivel.

Se han generado diferentes mecanismos de ayuda, desde la contribución económica directa a las cuentas del Estado, donaciones a instituciones que trabajan en coordinación con el Estado u otras muchas generadas desde el exterior, porque no es extraño encontrar corazones ecuatorianos en diferentes partes del mundo.

Ha sido muy común ver colas interminables para retirar entradas de preventa para los conciertos o los partidos de fútbol a beneficio de los damnificados. Esta vez ha resultado asombroso y, sobre todo, emocionante, ver las colas de solidaridad que llegaban con botellas de agua y alimentos hasta los puntos de acopio. La formación de las cadenas humanas para llenar los camiones que partirían con ayuda, requirieron de largas jornadas de trabajo que al final del día era recompensado con sus propios aplausos, mismos que mantenían viva la motivación para continuar.

Cómo no valorar el trabajo sin horarios de los profesionales, de los rescatistas, de los bomberos, de los voluntarios, nacionales y extranjeros, que devolvieron poco a poco los servicios básicos y, especialmente, la esperanza de vida.

¡Saldremos adelante! ¡Sí se puede!, y cientos de mensajes se convierten en las etiquetas de los productos que llegan a los damnificados. Y para seguir esta tarea tenemos ahora una nueva versión de ‘Yo nací aquí’ que nos anima.

Existen 53.865 voluntarios registrados y 11.505 voluntarios activados, una cifra nada despreciable pero que debiese aumentar porque, al largo plazo, se necesitarán muchas manos, muchos corazones para reconstruirnos y reactivarnos. Esta es una oportunidad para crear buenos cimientos y levantarnos fortalecidos.

¿Cómo reconstruir-nos?

“Algo increíble sería ser ciudadano de un solo territorio, pero el mundo no estaría preparado para ver lo más bello de todos los tiempos”, paráfrasis de un Anónimo nicaragüense.

Con el Decreto 1004 se crea el Comité para la Reconstrucción y Reactivación Productiva y del Empleo en las zonas afectadas por el terremoto del 16 de abril. En esta nueva etapa hay que tomar en cuenta técnicas más seguras y amigables con el medio ambiente en la construcción de viviendas en zonas urbanas y rurales. Asimismo, es fundamental hacer partícipes del proceso a los damnificados para que recuperen la autoestima y el sentido de pertenencia a su territorio. Necesitamos controles más eficaces, hacer turismo solidario, pensar en el bien común y practicar nuestros valores en cada cosa que hacemos como muestra de corresponsabilidad y de haber llegado a un ACUERDO por amor a la vida.

El acompañamiento a largo plazo es inminente. Solo queda sostener el aporte conjunto entre la gestión pública, sector privado, organizaciones no gubernamentales, sociedad civil y la fuerza del voluntariado; como “una forma poderosa de involucrar a los ciudadanos para hacer frente a los desafíos en materia de desarrollo, y capaz de transformar el ritmo y la naturaleza del mismo”, como nos lo asegura Naciones Unidas. (O)

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