Dos hermanos viven fantásticas aventuras marinas junto a sus amigos en un apartamento
Lectura de un cuento cargado de la fantasía característica de 'Gabo'
‘La luz es como el agua’, de Gabriel García Márquez, narra la vida de un padre y sus 2 hijos: Totó, el mayor, de 9 años, y Joel, de 7 años, el más pequeño.
Los chicos deseaban un bote de remos, pero como vivían en un quinto piso en España, no tenían espacio para guardar la embarcación en su piso. Pero esa era una promesa que su padre les había hecho y decidió comprar el vehículo para sus hijos. Lo hizo sin consultarlo con su esposa y anunció la compra durante un almuerzo familiar.
Sin embargo, tenían el problema de que no podían subir el bote hasta el departamento, ni por las escaleras ni por el ascensor.
Pero más valía la emoción y el sábado de la semana del anuncio, los hijos de la familia convocaron a sus amigos para que los ayudaran a subir la pequeña embarcación hasta el cuarto de servicio.
La noche del miércoles siguiente, los padres fueron al cine tal y como hacían habitualmente. Entonces, los chicos del condominio decidieron cerrar puertas y ventanas y rompieron la bombilla encendida de una lámpara de la sala del apartamento.
Para su sorpresa y alegría, una increíble luz dorada y fresca como el agua brotó de la bombilla rota; dejaron correr la emanación hasta que logró un nivel altísimo, suficiente para que flotara el bote.
Cortaron, entonces, el flujo de la luz, sacaron la lancha del cuarto de servicio, se embarcaron en ella y empezaron a navegar alrededor de las islas que descubrieron que poseía el departamento.
Los chicos se acostumbraron a navegar todos los miércoles, jornadas en las que aprendieron a manejar el sextante y la brújula. Cuando sus padres volvían del cine, los encontraban dormidos, como si nada hubiera ocurrido.
Entonces, los chicos pidieron que les compraran equipos de buceo. Los padres se negaron, pero como sus hijos lograron buenas notas, los complacieron, dando lugar a nuevas aventuras. (I)