Ocho días después de la visita del papa Francisco, el santuario de El Quinche, al nororiente de Quito, regresa a su cotidianidad y con ello se visibilizan nuevamente los problemas tradicionales del sector.

Uno de ellos, quizá el más grave, es la proliferación del comercio autónomo informal.

Según datos de la Junta Parroquial, existen 517 comerciantes que cuentan con permiso municipal para vender. Pero esta cifra se contrapone con los casi 1.200 vendedores informales que, según el gobierno local, trabajan en la parroquia con su autorización o sin ella.  

Estos comerciantes utilizan un espacio que abarca alrededor de 3 manzanas del área en torno al santuario que da nombre a la parroquia rural quiteña.

El santuario es considerado una zona tradicional e incluso patrimonial del Distrito. No obstante, desde hace unos 30 años, el pretil de la iglesia luce como una feria ambulante, pues alrededor de 20 vendedores ocupan ese sitio para comercializar artículos religiosos.

Además, 5 organizaciones de comerciantes legales y no regularizados colocan sus puestos de comida, dulces, ropa, discos, juguetes, vegetales, frutas, entre otros productos, en las calles que rodean a la iglesia (Cuenca, Bolívar, Cayambe y Pichincha).

Este aspecto de desorden es más evidente los fines de semana cuando una gran cantidad de fieles llegan al lugar para visitar el santuario, lo que es aprovechado por los dependientes para instalar sus puestos y obtener ingresos.

De ahí que el aspecto de la parroquia cambia debido a la acumulación de ventas, pues las veredas, e incluso las calles, se llenan de carpas y quioscos improvisados que impiden el libre paso de transeúntes y vehículos.

Durante la visita del jefe de la iglesia Católica, el aspecto de la parroquia se transformó pues las ventas ambulantes fueron retiradas y se realizaron adecuaciones a la iglesia, al parque y a las casas que rodean el santuario.
Muchos moradores vieron con agrado dicho proceso aunque tenían la certeza que eso significó solo un ‘parche’ para el problema.

María Guagana (53), integrante de la Asociación de Vendedores de Velas y Artículos Religiosos del Santuario de El Quinche, trabaja en el pretil de la iglesia desde hace 30 años, cuando heredó el puesto de su madre.

Su jornada laboral empieza a las 06:00 y concluye con la última misa. Su lugar está lleno de rosarios, crucifijos, escapularios, imágenes de santos y Vírgenes.

María comentó que el problema del comercio informal también les afecta; denunció que desde hace un año se han expedido más permisos y de ahí que la iglesia se encuentre abarrotada de vendedores. “Hay 2 asociaciones que ocupan toda la calle Cuenca e incluso entran a la iglesia. Los comerciantes de estos grupos tienen permisos y sabemos, también, que tienen puestos en el sector de La Ofelia (en Quito) y que solo vienen los fines de semana a vender en la parroquia”, comentó María.

La Asociación está conformada por 41 personas, quienes están dispuestas a ser relocalizadas e incluso piensan invertir en nuevas casetas para mejorar el entorno de la iglesia.

De igual manera, los comerciantes que venden melcochas, dulces, bizcochos y otros productos señalaron que están dispuestos a colaborar con las autoridades, pero estas deben analizar la entrega de más permisos.

“La falla está en las autoridades; por ejemplo, nosotros, los comerciantes de la Asociación 10 de Marzo, decidimos no colocarnos en el centro de la calle Bolívar y pusimos nuestros puestos a los costados, pero, los fines de semana, vendedores con permiso o sin él se colocan en el centro de la calle y dan una imagen de desorden”, comentó Margarita Ruiz.

Propuestas de la Junta Parroquial

El Gobierno Autónomo Descentralizado de El Quinche no es ajeno a esta problemática. Incluso, desde diciembre de 2014, ha presentado al Municipio 6 proyectos para regular el comercio autónomo, de los cuales el Cabildo ha hecho caso omiso.  

Pablo Morales, vocal de Regularización de Comercio, comentó que el Municipio no facilita el trabajo de la Junta Parroquial.

Morales comentó que el problema del comercio autónomo se agudizó hace un año, pues el Cabildo, por un lado ha entregado permisos y, por otro, se ha descuidado del control y la organización.

El funcionario señaló que el GAD parroquial ha solicitado al Consejo Nacional de Competencias (CNC) que delegue a la junta esta responsabilidad. “El Municipio da permisos sin saber en qué lugar se va a colocar el comerciante. La Administración Zonal de Tumbaco se ha encargado de ser un ente receptor de recursos de las parroquias. El Departamento de Control de la Ciudad da permisos pero no analiza ni a quién ni cómo los da y tampoco verifica si estos se están cumpliendo”, dijo.

El vocal señaló que existe desinterés, abandono y engaño por parte de las autoridades municipales. “Con la administración zonal avanzamos en la obtención de la competencia del control del espacio público, presentamos el proyecto de crear un cuerpo de policía, pero el Cabildo lo estancó.

“Entregamos un proyecto para la creación de casetas para ubicarlas en la calle Cayambe, pero ni siquiera lo revisaron; de igual manera, socializamos el plan de creación de un bulevar con la población y el Municipio no da paso al proyecto”, dijo.

Por ello, los moradores de la parroquia anunciaron que hoy saldrán junto con los comerciantes legalizados de la calle Sucre a una manifestación de control del comercio ilegal. “Esta acción tiene como objetivo evidenciar que la población está realizando el trabajo que debe hacer el Cabildo, dijo Morales. (I)