El fútbol y el baloncesto son los preferidos por los visitantes
El deporte acerca a migrantes y ecuatorianos
Las canchas de fútbol de césped sintético, o las de cemento para el baloncesto en el parque La Carolina, al norte de Quito, son los espacios donde compatriotas y venezolanos intercambian sus habilidades y olvidan sus realidades.
Cada domingo varios migrantes bolivarianos se dan cita en estos espacios de diversión, donde los malos entendidos o las diferencias culturales quedan de lado para dar paso a las reglas universales del deporte que más les gusta y donde los zapatos de buena calidad no faltan.
Mientras esperan el turno para ocupar las canchas, el tema de los inconvenientes que se dieron en las redes sociales -tras los criterios de 2 venezolanas contra los ecuatorianos- no pasa desapercibido.
Luber Torres, quien lleva 15 días en el país, cuenta que esas ‘desafortunadas declaraciones’ perjudicaron a todos los venezolanos en temas laborales. “Ese fue el sentir de alguien y nosotros no lo compartimos; pero tristemente sí nos afectó porque varias puertas se nos cerraron. Cuando yo busco empleo soy sincero en decir de dónde vengo y enseguida he quedado excluido”.
Sin embargo, aclara que ese suceso no afectó para nada la convivencia con los ecuatorianos, a quienes agradecen la cordialidad con la que les tratan y la ayuda que les brindan cada vez que necesitan llegar a distintos sitios.
“Nuestros compatriotas nos indican los buses que hay que tomar o nosotros mismos preguntamos y así nos movilizamos, sobre todo cuando vamos en busca de trabajo”.
Una muestra de cordialidad es el partido de básquet que ayer jugaron los representantes de ambos países y en el que pusieron a prueba su habilidad frente al aro.
“El deporte es el idioma universal que nos permite relacionarnos sin problemas. El primer domingo que estuve aquí pude ser parte de un juego en el que nos mezclaron con ecuatorianos y luego intercambiamos direcciones y teléfonos con ellos y precisamente la persona que me dio empleo hoy (ayer) nos invitó a jugar”, dice Domingo Maldonado.
Aunque en las canchas todos parecen iguales, el acento es inconfundible en estos migrantes, así como la indumentaria, sobre todo porque no falta la camiseta de algún equipo venezolano.
‘Cónchale chamo’ son palabras típicas que nunca faltan entre ellos y en las conversaciones que sostienen con los dueños de casa o cuando adquieren algún producto para alimentarse.
Para el básquet son más hábiles porque es uno de los deportes que más se practica en ese país. Su estatura les permite elevarse fácilmente y convertir la anotación esperada.
Para ceder la pelota al compañero generalmente lo hacen llamándolo por su nombre; y se enfadan con frecuencia cuando cometen errores bajo el tablero. Y si alguien los interroga sobre algún otro tema, la conversación puede extenderse por horas, ya que explican al detalle hasta la historia del lugar donde viven.
Torres, Maldonado y Óscar Piña provienen del estado de Falcón, cuya capital es Coro, y, según ellos, por esta ciudad llegó Cristóbal Colón hasta América. “Fue declarada Patrimonio Cultural por el tipo de construcción, que dicen se parece al centro de Quito que no hemos visitado aún”.
Los ‘chamos’ recalcan que en su país todo es corrupción y que no pueden terminar con el gobierno de Nicolás Maduro porque la policía y los militares nunca los apoyarán. “Ellos tienen sus propios intereses que cuidar”. (I)
Domingo Maldonado (izq.), Luber Torres y Óscar Piña son oriundos del estado de Falcón, en Venezuela. Cada domingo juegan fútbol en La Carolina. Foto: Mario Egas / EL TELÉGRAFO