Una de las figuras más importantes de la izquierda peruana, el congresista del Frente Amplio, Manuel Dammert, reflexiona sobre los aportes que el gobierno de Rafael Correa le ha dejado a la región.

La mirada desde la política, como apertura a nuevas vías de enfrentamiento a las necesidades populares, empata con un manejo económico que permitió -según Dammert- eso que a ratos parecía un contrasentido: dotar de estabilidad a un país que carece de moneda propia.

¿En el panorama latinoamericano, en el que a mediados del 2000 surgen líderes progresistas, qué caracterizaría la presencia de Rafael Correa?

América Latina vive una segunda gesta emancipadora, después de la desarrollada para consolidarla como zona independiente, aparece este momento: de búsqueda de emancipación continental, soberanía y vías adecuadas para satisfacer las necesidades de sus poblaciones.

El caso de Ecuador ha sido particular porque el país venía de una crisis sucesiva: gobiernos demagógicos, inestables y con una economía que no tenía moneda propia. Generar un proceso de cambios ha sido una enorme responsabilidad y Correa ha logrado canalizarla y enfrentarla.

¿Qué aporte le da la figura de Correa a los políticos de la región?

Lo que aporta es el contraste para salir de la crisis. A un país convulsionado logra darle estabilidad hacia el desarrollo, construyó posibilidades reales y efectivas para que todo el pueblo participe del desarrollo nacional. Sus políticas económicas no son dogmáticas, sino que dan un acercamiento, corrección y mejora de propuestas.

Por ejemplo, su posición frente al petróleo. No iba a empezar una explotación petrolera si a nivel global le daban a cambio una renta que correspondía al valor del mineral. Como no hubo respuesta planteó explotarla en condiciones ambientales sostenibles. Esa política ha sido característica de la política correísta.

¿Qué aprendizaje deja para los procesos políticos de la región?

Mirándolo desde Perú, la búsqueda de siempre pensar en la Patria como parte de la patria grande latinoamericana. Buscar la solución en esa alternativa común. Y también destaca la manera cómo mantiene una comunicación con la población:  Correa, su movimiento y los movimientos sociales. Y la paciencia y tenacidad para afrontar diversas circunstancias.

¿Cómo mira a Ecuador después de 10 años de Correísmo?

Ha pasado a otra etapa y eso permite otros diálogos y colaboraciones. Ya no está en el momento de plantear una iniciativa. Correa no ha continuado como candidato, sino que ha generado liderazgos múltiples y ha proporcionado nuevas alternativas para la presidencia del país.

¿Personalmente qué expectativas tiene con la continuidad de la Revolución Ciudadana?

Las mejores. Creo que no es solo su triunfo electoral sino las propuestas del programa que se plantean y la continuidad y mejora de las cosas que se viene haciendo. Ese constante aprendizaje es un elemento democrático, popular, educativo. Lenín Moreno va a ser un gran presidente y también un gran dirigente para América Latina. (I)