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El Telégrafo
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Los comicios griegos apuntan a un triunfo de la tendencia a través del partido syriza

El 2015 puede ser el año del desembarco de la izquierda en el continente europeo

El 2015 puede ser el año del desembarco de la izquierda en el continente europeo
25 de enero de 2015 - 00:00 - Redacción Política

Año 1989. El mundo observa absorto la caída del Muro de Berlín (que dividía Alemania) y el irrefrenable proceso de desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) que culminaría en 1991.

Estos hechos marcaron el derrumbe de un sistema político y económico que había perdurado durante casi todo el siglo XX y que representaba el contrapeso del capitalismo abanderado por Estados Unidos.

Así, mientras la mayoría de gobiernos de izquierda en el mundo (principalmente del este de Europa) colapsaba, partidos e ideólogos socialistas trataban de buscar respuestas y frenar el debilitamiento de la tendencia.

En ese marco, por ejemplo, nació el Foro de Sao Paulo (Brasil), en 1990, una iniciativa del Partido de los Trabajadores de ese país como una alternativa para hacer frente a la crisis en que se debatía la izquierda mundial y ante el avance del neoliberalismo que arreciaba en América Latina.

Pero lejos de ser una solución a los problemas sociales, el nuevo sistema en ese entonces agudizó los problemas de los países considerados en vías de desarrollo.

En América Latina, la izquierda recién halló referentes en 1998, en la Venezuela de Hugo Chávez. Sería la apertura de un auge de esta tendencia latinoamericana sin precedentes: Brasil con Luiz Inácio Lula da Silva (2002), Uruguay con Tabaré Vázquez (2004), Bolivia con Evo Morales (2005), Chile y Ecuador, Michelle Bachelet y Rafael Correa, respectivamente (ganaron la presidencia en 2006), y así sucesivamente.

Actualmente, se ha llegado a un punto en que analistas consideran que los gobiernos de izquierda deben reformular sus propuestas sobre la base de las realidades de cada país y ante el surgimiento de grupos y figuras de derecha que empiezan a reconstituirse para recuperar los espacios de poder que perdieron desde la década pasada.

Para el consultor argentino Daniel Kersffeld, es muy difícil afirmar si la izquierda en América Latina y el mundo está fortalecida o se debilita, ya que se debe analizar cada país en particular y a los escenarios que se les presentan.

Cita como ejemplo lo que ocurre en Europa con los casos de España y Grecia, donde se observa un crecimiento acelerado de la izquierda, mientras que en América Latina, aunque no se ha debilitado, tampoco considera que se está viendo mayor fortaleza; “más bien se ve una especie de ‘amesetamiento’ (interrupción de un período de crecimiento sin que aquello signifique un decrecimiento en las simpatías de los ciudadanos) y habría que ver un poco más adelante lo que ocurre en cada país”.

Si se analizan los resultados electorales y las preferencias de la opinión pública, así como la aparición de nuevos liderazgos en Ecuador y la región, se podría considerar que existen indicios de lo que se llamaría alguna restauración de la derecha conservadora, aunque se debe precisar cada caso y país.

En el caso de Ecuador, el análisis debe centrarse a lo ocurrido en las elecciones seccionales de 2014, donde el movimiento oficialista PAIS, si bien volvió a ganar, vio cambios con la pérdida de los municipios de Quito, Cuenca e Ibarra, principalmente.

Otro ejemplo fue lo ocurrido el año pasado en Brasil, donde la presidenta Dilma Rousseff  ganó las elecciones, pero con poco margen de diferencia sobre su contendor, el socialdemócrata Aecio Neves (algo más de 3 puntos porcentuales). “Estos resultados pueden expresarse como una especie de voto castigo a los gobiernos de izquierda que no han podido cumplir con todas las promesas de campaña, pero también es apresurado señalar de que la derecha está en aumento”, señala Kersffeld.

El tema de la restauración conservadora es innegable -dice-, pero la pregunta es si nace para quedarse, marcará el rumbo de un país, como el caso de Ecuador, o es solo una expresión de descontento ligado a una coyuntura. “Los gobiernos de izquierda en la región todavía pueden retomar la iniciativa para disminuir estas alternativas conservadoras”, asegura.

El analista Leonardo Vicuña Izquierdo tiene otra lectura. “Las  condiciones de la izquierda van a seguir, pero debe redefinir sus  tácticas y modelos de socialismo para cada realidad. Por ejemplo, en Brasil, Dilma Rouseff recién está asumiendo la presidencia y no creo que  la derecha está manejando la economía de Brasil, ella ha dicho claramente que tiene que apuntar a ajustes fiscales sin costos sociales”.

En cambio, el dirigente socialista Rafael Quintero sostiene que la izquierda tiene que cumplir un proceso y, en el caso de la región, se vive una transición. “El camino no está lleno de césped verde para seguir a la carrera sino que avanza en medio de contiendas”. De allí que considera que, para la consolidación de la izquierda, deben pasar más años todavía.

Agrega que en esa situación la derecha buscará siempre una victoria hasta en el más mínimo puesto de combate. Para él, el período de transición dura mucho tiempo y no es como cree algún sector de la izquierda ‘calenturienta’ de que el socialismo se lo decreta desde un gobierno o una presidencia.

Pero la tendencia tiene que enfrentar otro desafío. Daniel Kersffeld considera que los gobiernos progresistas deben responder a los requerimientos de las clases medias, porque fueron  estos sectores los que, en mayor medida, construyeron ese poder, gracias al apoyo de sectores golpeados durante la época del neoliberalismo, trabajadores, los marginados de la política y los que sufren de demandas insatisfechas.

“Estos gobiernos han sido exitosos por refundar las bases económicas y por generar una mejoría sensible de la situación de estos sectores, pero parecería que, cuando no empiezan a dar respuesta rápidamente a otros problemas que aún subsisten, comienzan las reacciones”.

Si se vuelve la mirada a la izquierda mundial, parecería que 2015 será el año de la tendencia en Europa. En este continente la derecha y la socialdemocracia se alternan en el poder desde la caída del Muro de Berlín. La izquierda nunca ha gobernado. Siempre está en minoría, pero la crisis económica le ha dado alas a sus postulados y ahora tiene claras opciones de ganar las elecciones, por lo pronto en dos países.

España y Grecia tendrán un año electoral donde la izquierda parte como favorita, ante el terror de los mercados y banqueros. El país helénico irá hoy a comicios legislativos en donde se prevé un virtual triunfo del partido izquierdista Syriza. Sería la fuerza más votada, con una media del 30.82% de los votos. Lo mismo ocurre en España, donde se prevé una posible victoria de la organización política izquierdista Podemos en los comicios municipales.

Solo como dato anecdótico, ambas agrupaciones participaron en el Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP) que organizó PAIS en septiembre pasado, en Quito.

Frente al auge de la izquierda, la canciller alemana Ángela Merkel manifestó a finales del año pasado que, en el caso de Grecia, si Syriza triunfa, el país saldría de la zona euro. Pese a ello, Kersffeld sostiene que no habrá un remezón fuerte en Europa. “Hay que hacer una diferenciación de países como Grecia y España, que son marginales en el contexto europeo y están golpeados duramente por la crisis capitalista que arrancó en 2008, no estamos hablando de Alemania o Francia (este último con un gobierno socialista)”.

Puede ser que 2015 sea el año del desembarco de la izquierda en Europa. Con eso la tendencia tendría un dominio importante en el mundo, si se toma en cuenta a China, en Asia.

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