Ecuador está en el grupo de los menos endeudados del mundo
La deuda internacional de los países llegaría a $ 14,7 billones al terminar 2015
Grecia ha acaparado los titulares hace un mes por su abultada deuda pública (312 millones de euros), la cual supera el 174% de su Producto Interno Bruto (PIB). No solo es un problema del país heleno; España, Portugal, Italia y EE.UU. también sufren por su abultado endeudamiento. Pero, ¿qué es la deuda externa?
Son las obligaciones financieras totales que tiene un país con entidades extranjeras. La deuda pública externa es aquella contraída por el Estado y el Banco Central, mientras que la privada externa es la que tienen los bancos, empresas y sociedades nacionales.
La deuda internacional ha aumentado desde 2011. Los préstamos netos transfronterizos, tanto del sector privado como en el público, pasaron de $ 11,3 billones en 2011 a $ 13,8 billones en 2014 y se pronostica llegarían a los $ 14,7 billones en 2015, un aumento del 30% en 4 años. Las crisis de la deuda se han vuelto más frecuentes por la desregulación financiera, en especial a los préstamos, realizada en la década del 70. Esta desregulación consiste en ‘aliviar’ ciertas reglas a los bancos para darles más flexibilidad.
Esto hizo que más personas y más países fueran más dependientes de la deuda y aumentó el dinero destinado a la especulación de los activos financieros de riesgo.
Para hacer frente a la desigualdad y la reducción del crecimiento económico, los países recurrieron al endeudamiento, y los prestamistas, a su vez, empezaron a promover las exportaciones a través de créditos.
El aumento de la desigualdad junto con la desregulación financiera han dado como resultado un auge insostenible de préstamos, lo que fue un factor subyacente de la crisis que comenzó en 2008.
Este aumento es impulsado por las economías más grandes. De las 10 mayores economías, 8 han tratado de recuperarse de la crisis financiera de 2008 o contrayendo más deudas y otorgando más préstamos. EE.UU., Reino Unido, Francia, India e Italia han optado por la primera vía. Mientras que Alemania, Japón y Rusia han aumentado sus créditos a otros países.
“Toda esta deuda probablemente se acumula porque otras fuentes de crecimiento están cada vez más en declive. Hay mucha presión sobre los gobiernos para mantener las cosas al ritmo anterior”, afirma el analista Russell Jones.
En la lista de los países con las mayores deudas externas hay muchos europeos. El primer lugar está ocupado por Luxemburgo, con una deuda externa del 3.443% del PIB.
Ahora bien, la probabilidad de una crisis no depende exclusivamente del tamaño de la deuda. Más importancia es la capacidad de la economía para manejarla y pagar el monto principal sin nuevo endeudamiento.
Europa está en crisis, ¿pero qué ocurre con Estados Unidos? El presidente ruso, Vladímir Putin, puso la voz de alerta cuando en la cumbre del bloque Brics advirtió que la elevada deuda externa de EE.UU. es “un grave problema para toda la economía mundial”.
Actualmente, la deuda externa total de EE.UU. es de $ 18,54 billones, lo que equivale al 106% de su PIB. El país norteamericano ocupa el primer lugar en el mundo por volumen de deuda. En América Latina los países con mayor endeudamiento en relación con su PIB son El Salvador (53%), Chile (38%) y Uruguay (33%). El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, reveló hace 2 semanas que el país es uno de los que menos deuda externa tiene en América Latina porque alcanza el 22,4% del PIB de la nación. La tasa promedio en la región es del 29%.
Según un estudio de la organización Jubilee Debt Campaign, se considera que un país tiene una crisis de deuda externa si la acreencia neta supera el 30% del PIB y destina más del 15% de sus ingresos a pagar la deuda externa pública.
Actualmente hay 22 países en esa condición. En Europa destacan Croacia, Chipre, Grecia e Irlanda. En América Central y el Caribe están Belice, Costa Rica y República Dominicana; mientras que en África y Asia sobresalen Líbano y Túnez.
Según la organización Jubilee Debt Campaign, se necesitan grandes intervenciones para prevenir futuras crisis de deuda. Para que la economía global sea menos propensa a estos ciclos, hace falta realizar cambios estructurales importantes para reducir la actividad especulativa que alimenta las crisis.
Una de las causas de la inestabilidad financiera mundial es la creciente desigualdad.
La reducción de las inequidades depende de una serie de medidas, como el fortalecimiento de los sindicatos y los derechos de los trabajadores para que una mayor proporción de los ingresos se destine a los empleados en lugar de a los especuladores, o un aumento de los impuestos para permitir una mayor redistribución de la riqueza.
Además, los países pobres serían más resistentes a los cambios económicos globales si lograran ser menos dependientes de las exportaciones de productos primarios. La organización Jubilee propone una lista de medidas que podrían ayudar a prevenir futuras crisis de deuda.
Esta incluye la regulación de bancos y flujos financieros internacionales, la creación de un mecanismo amplio, independiente, justo y transparente de arbitraje para la deuda pública, el respaldo de la cancelación de las deudas de los países en crisis y el apoyo de la justicia fiscal. Los economistas proponen dejar de promover la colaboración público-privada como la manera de invertir en infraestructura y servicios, pero sí apoyar préstamos y empréstitos responsables y garantizar que la ayuda económica se parezca más a donaciones que a préstamos. (I)
DATOS
Nueve son los principios básicos para proteger las reestructuraciones de deuda soberana de las acciones especulativas de los ‘fondos buitre’, recogidos en el proyecto que avanza en la ONU para crear un marco legal internacional.
La iniciativa parte de una solicitud hecha en la Asamblea General del año pasado por el Grupo de los 77 más China (G-77 + China), proceso en que Argentina jugó un papel protagónico.
Uno de los principios clave del proyecto radica en la extensión de los términos financieros de una renegociación al ciento por ciento de los acreedores cuando la propuesta sea aceptada por una mayoría calificada.
Otro de los lineamientos sería la sustentabilidad de esos acuerdos para permitir a los países recuperar el crecimiento y el respeto por la inmunidad soberana. El documento será analizado por la Asamblea General de la ONU.
El FMI pide actos, no palabras, al Gobierno griego
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, estimó que eran necesarios “actos, no palabras”, de parte de las autoridades griegas para hacer avanzar las discusiones sobre un nuevo plan de ayuda al país.
“Estuve yo misma un poco en política y hay muchas cosas que uno dice, pero lo que cuenta al final es lo que hace (...). Se necesitan actos, no palabras”, declaró Lagarde.
En el acuerdo del 13 de julio, los europeos plantearon como condición para un tercer plan de ayuda a Grecia la participación del FMI, al que Atenas ha acusado de comportamiento “criminal”.
Mientras que el primer ministro griego, Alexis Tsipras, dijo que “lo más importante es que tenemos un compromiso [de los acreedores] para reducir la deuda en noviembre tras la primera auditoría del programa” de ayuda, que Grecia todavía está negociando con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, dijo.
Tsipras convocará elecciones legislativas anticipadas si no recupera la mayoría parlamentaria para poner en marcha un nuevo plan de ayuda a Grecia que estará acompañado de una reducción de la deuda del país en noviembre.
En una entrevista en la radio Sto Kokkino, cercana a su partido Syriza, el premier mantuvo un tono duro con los diputados de su grupo parlamentario que votaron contra las primeras reformas solicitadas por los acreedores de Grecia el 15 y el 22 de julio. (I)