El general Galo Latorre quiso cobrar 40 mil dólares para dar el golpe a Rodríguez Lara
Uno de los principales informantes de los Estados Unidos en el país en 1972, habría sido el columnista de aquella época Julio Prado Vallejo, -quien luego pasó a ser diplomático representando al país en otros escenarios y también fue parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)- según lo detalla el cable escrito por el embajador Robert Brewster y que fue dado a conocer por WikiLeaks.
Según el reporte del embajador, el dinero para el golpe de Estado se recogería entre los empresariosOtro personaje que estuvo en contacto con la legación norteamericana fue el general Galo Latorre, quien en la dictadura de Guillermo Rodríguez Lara ocupó el puesto de Ministro de Gobierno. Las comunicaciones dejan constancia de que el militar habría puesto precio a su participación en un golpe de Estado contra Rodríguez Lara, dinero que supuestamente saldría de un grupo de empresarios guayaquileños.
Así lo dice en el telegrama de marzo 12 de 1975 escrito por el embajador Brewster: “Los consejeros políticos de la embajada fueron notificados por el prominente columnista local Julio Prado Vallejo de que había un complot subversivo en marcha para derrocar al presidente Rodríguez, dirigido por el general (Galo) Latorre. A continuación examinó la situación en la línea que ya sabemos (el golpe que había planeado para la noche de marzo fue suspendido porque Latorre pidió 48 horas de gracia)”.
También detalla que Prado dio un nuevo dato: “Latorre quiso 200.000 sucres (8.000 dólares de EE.UU.) para el comandante Tanque y 800.000 sucres ($ 32.000) para sí mismo para cubrir su jubilación por si no cumple con el golpe. Prado dijo que él y su grupo no tendrían ningún problema para recaudar dinero, especialmente en Guayaquil, en donde los intereses de los negocios desencantan con el Gobierno. Pero que esto aún no se había hecho porque no se asegura el éxito del golpe”. Además enfatiza que Prado le comunicó que Latorre estaba fallando en conseguir apoyo militar.
Aunque esa lectura es la que reflejan los cables escritos por el funcionario norteamericano, existen diferentes puntos de vista sobre lo que sucedió. Por ejemplo, para el periodista y actual vicepresidente de la Academia Nacional de la Historia de Ecuador, Jorge Núñez Sánchez, los cables han confirmado lo que se rumoraba.
En ese tiempo el periodista tenía cuatro años de ejercer la profesión y estaba encargado de cubrir los actos políticos. Por ello, detalló que escuchó en reiteradas ocasiones sobre la intervención de Estados Unidos, pero eso no se publicaba en toda la prensa porque tenían contactos.
El funcionario estadounidense pidió a su país que condecorara al general Galo LatorreEn el mismo cable citado anteriormente Prado también mostró a los consejeros políticos de la embajada algunos documentos que según él incriminaban al régimen. Dos fueron listas de periodistas en la nómina del gobierno y el monto mensual que cada uno recibía.
En otro cable del 29 de marzo de 1973 el embajador estadounidense pidió al Departamento de Estado condecorar a Latorre por sus esfuerzos contra el narcotráfico. Así consta en una comunicación, pero no existen referencias de si eso se cumplió.
Los informes sobre la situación que se vivía en Ecuador eran periódicos como se demuestra en el telegrama escrito el 4 de mayo de ese mismo año. El delegado estadounidense informó sobre la bomba de bajo poder que estalló en las afueras de la casa de su contacto, Prado, en Quito. “El ex diplomático acusa al Gobierno de estar detrás y señala directamente a Galo Latorre”, quien en ese entonces era ministro de Gobierno, detalla la comunicación .
Menos de un año después el militar fue reemplazado por el almirante Alfredo Poveda, jefe máximo de la Marina y quien en 1976 presidió la Junta Militar que reemplazó a Rodríguez Lara. Cuando sale del gobierno, Latorre viaja a Washington porque fue designado representante de Ecuador ante el Buró Interamericano de Defensa.
El 20 de diciembre de ese año, el diplomático estadounidense dio cuentas a su país sobre los rumores de los cambios en el gabinete de Gobierno. Latorre le comunica a la embajada que volvería al país a ocupar un alto cargo, posiblemente ministro de Gobierno, pero eso no se cumplió.
El 22 de abril de 1975 la embajada informa sobre la situación política “sobre supuestos lazos -de Rodríguez Lara- con el partido comunista, así como las extravagancias y las supuestas fiestas presidenciales durante el viaje del Presidente al exterior”. Según el informe estos hechos habrían provocado una inestabilidad política que no se había registrado en los tres años anteriores. En esa misma comunicación se reporta el encarcelamiento de Prado.
Según la perspectiva de Jorge Núñez “el general Latorre era considerado como uno de los fascistas del ejército y detrás de ellos estaba otro, que era el más sombrío de todos, y que antes había sido Ministro de Defensa, el general Víctor Aulestia Mier. Latorre era el tipo que siempre estaba conspirando, yo estaba en los medios y se escuchaba que él estaba planeando acabar con los comunistas y cosas así”.
DATOS
El Plan Cóndor entró en vigencia en varios países del Cono Sur desde octubre de 1975 y consistía en la coordinación represiva entre las dictaduras. Éste funcionó en las décadas del ’70 y el ’80 y estuvo integrado por los servicios de inteligencia y organismos de seguridad de varios países sudamericanos con la finalidad de “enfrentar la acción de la guerrilla”, utilizando métodos de represión ilegal.
Guillermo Rodríguez Lara gobernó desde el 15 de febrero de 1972 hasta el 11 de enero de 1976 e irónicamente fue derrocado por las mismas Fuerzas Armadas que le dieron el poder.
El triunvirato estuvo integrado por el comandante de Marina, Alfredo Poveda; Guillermo Durán, jefe del Ejército; y Luis Leoro Franco, jefe de la Fuerza Aérea, quienes devolvieron la democracia en las elecciones de 1978, que fueron ganadas por Jaime Roldós Aguilera.
La sublevación militar contra Rodríguez del 31 de agosto de 1975 fue conocida como "La Funeraria", y dejó 17 soldados muertos y 80 heridos.
El ex mandatario Rodríguez Lara vive actualmente en una hacienda en Pujilí, la misma que obtuvo antes de llegar a la Presidencia. Velázquez destacó la honestidad acrisolada del militar porque subsiste de su pequeño negocio.
Mientras los cambios se dan, Brewster detalla en su comunicación que Estados Unidos mantiene una postura discreta esperando que ocurra el golpe de Estado: “Hemos mantenido un discreto silencio con nuestros contactos, aunque estamos en contacto con ambos lados, cada uno de ellos, curiosamente, sabe que el otro lo está mirando. En cualquier momento el Gobierno será cortado de raíz”.
Ese es uno de los cables más extensos en el que explica sus acciones. “Hemos tomado la precaución de revisar nuestra E & E y otros procedimientos de seguridad y dado instrucciones a Guayaquil de hacer lo mismo”, además informa que el gobierno estadounidense no ha tomado ninguna decisión sobre los norteamericanos en Ecuador.
El 4 de septiembre de 1975 el gobierno denuncia el complot y toma preso a Latorre. Brewster, embajador estadounidense, reporta que tuvo una reunión con Rodríguez Lara para hablar del golpe. En esa conversación el diplomático le aseguró al presidente ecuatoriano que no sabía nada sobre la situación en los últimos días y acotó que si hubiera tenido información la transmitía, como lo había hecho en marzo pasado, lo que fue ratificado por el mandatario.
La situación prosigue y se constituye un Consejo de Guerra, pero un mes después es disuelto por Rodríguez Lara. Latorre sale a Panamá junto con Aulestia, quien también participó como defensor en el Consejo de Guerra; ambos recibieron asilo político. Posteriormente la Junta Militar de Poveda les daría la amnistía.
Jorge Núñez contó que en la revista para la que escribía (Nueva) se publicó un número extra sobre el Servicio Secreto de Estados Unidos (CIA) en Ecuador y poco tiempo después salió la publicación del libro de Phillip Agee, ex agente del organismo estadounidense en 1975, aunque su relato fue de 1963 a 1966, cuando trabajó en el país.
“Como periodista fui encargado de llamar a varios de los acusados de ser agentes de la CIA y preguntarles de frente si eso era cierto. Hablé con dos de ellos que ya murieron, uno fue Vaquero de la Calle, me contestó el teléfono, pero no respondió a mi pregunta, solo se río nerviosamente con lo que implícitamente aceptó su participación. La otra persona me dijo: sí, yo fui agente de la CIA porque pensaba que el enemigo del país era el comunismo y tenía que luchar contra él, así que esa era la forma de sacar adelante a la nación, pero no entramos en detalles escabrosos, como cuánto le pagaron; yo prefiero reservarme su nombre porque me pareció una actitud respetable”.
Según la impresión del periodista, Estados Unidos infiltró movimientos estudiantiles, además de que “por presión de la CIA se partió el partido comunista y ahora vemos al Movimiento Popular Democrático (MPD) haciéndole juego a la derecha; hay que recordar cómo nació este partido: nació de una conspiración de la CIA para partir al partido comunista”, resaltó.
Sin embargo, existe otra perspectiva de lo que sucedió en la dictadura. En enero de 1976, Rodríguez Lara ordenó detener al periodista Diego Oquendo Silva, porque existía la prohibición de que la prensa hablase del fallido golpe de Estado y este periodista lo incluyó en el resumen de fin de año transmitido en Canal 4 (Teleamazonas).
Para Oquendo Silva esa fue una época tormentosa en la que se ejerció presión sobre la prensa. “El cierre del canal, en donde ejercía como director y presentador de noticias, y la clausura de diario El Tiempo, en donde yo trabajaba, demostraba que la relación era tensa”, detalló.
CIFRAS
32.000 dólares pedía Latorre, según Prado, para encabezar el golpe de Estado contra Guillermo Rodríguez Lara.
8.000 dólares pidió Latorre para un comandante denominado “tanque”, según dijo Prado a la embajada.
Oquendo descartó que Estados Unidos haya tenido una intervención directa o al menos él no escuchó nada en aquella época. “Yo personalmente no conocía que había esa vinculación entre el gobierno norteamericano y la dictadura, pero en esa época habían dictaduras en varios países y eran bien vistas por el Gobierno de Estados Unidos, porque de alguna manera se creía que iban a frenar ciertos avances del comunismo”, resaltó.
Mientras que para Jacinto Velázquez, ex diputado del Congreso Nacional y presidente del Colegio de Abogados del Guayas de la época, la versión que relatan los cables no son como él recuerda que pasaron las cosas. “Esta es una novela; simplemente se agotó el Gobierno y a eso se sumó la fuerza de la opinión y la discrepancia al nivel militar. Yo viví en esa etapa y recuerdo esos episodios, y fue la reacción por el desgaste al interior de las Fuerzas Armadas lo que generó que notificaran a Rodríguez para que se fuera y él aceptó irse”, resaltó.
“Yo no podría afirmar si fue o no Estados Unidos y si le pagaron a algún militar, yo solo hablo de lo que viví. La intervención de los colegios gremiales, las fuerzas de trabajadores, grupos empresariales y estudiantiles; así que se consiguió recuperar la democracia”.
JULIO PRADO FUE RELATOR DE LA CIDH
El columnista y diplomático Julio Prado Vallejo fue Comisionado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) desde el 1 de enero de 2000 al 31 de diciembre de 2003.
Prado Vallejo, licenciado en Ciencias Políticas y Sociales y doctor en Derecho, fue Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Ecuador (1977-1998) y Presidente (1986-1988) del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas; miembro del Comité contra la Tortura de la Organización de Naciones Unidas y miembro honorario de la Comisión Andina de Juristas.
Como académico, Prado fue director del Magíster en Derechos Humanos y Gobernabilidad de la Universidad Central de Ecuador, donde también fue director del Instituto de Derechos Humanos. Falleció en octubre de 2006, a los 83 años de edad.