Un niño de 4 años en Mount Pleasant, Wisconsin, llamó al número de emergencias 911 para denunciar que su madre le había robado su helado.

Según el informe de la policía local, el menor insistió en que su madre se estaba "portando mal" y debía ir a la cárcel. Varias patrullas acudieron al domicilio para verificar la situación.

Durante la llamada, el niño exigió que los agentes fueran a buscar a su madre. La mujer, sorprendida, le quitó el teléfono y explicó a los operadores que su hijo estaba molesto porque ella se había comido su helado.

A pesar de esto, el niño seguía insistiendo en que se había cometido una injusticia.

Los agentes verificaron que no había una situación de peligro en la casa y lograron convencer al menor de no presentar cargos contra su madre.

Dos días después, regresaron a la vivienda para sorprender al niño con dos bolas de helado con chispas de colores, cerrando el caso con una dulce solución.