A su medio siglo de edad Mario Gómez corre como un quinceñero. Salta y camina de un extremo del escenario a otro como una fiera enjaulada, con un paso a ratos amanerado o más bien con la intención de coquetear a las mil y un féminas que acuden a sus conciertos, como el de la noche del jueves pasado en el Teatro Ferias de Durán.

Él sabe desde 1992 que una tocada de Vilma Palma e Vampiros sin ‘La Pachanga’, no es tocada.
Pasada la medianoche el ‘Pájaro’ llamó a Marciano Cantero, Jota Morelli, Felipe y Juan Pablo Staiti, de los Enanitos Verdes, al escenario, mientras el tecladista Claudio Garbolino suelta las primeras notas de ‘La Pachanga’.

Y es que si Vilma Palma y Enanitos Verdes decidieran fusionarse en una sola banda estable bien podrían llamarse ‘Vilma-Verdes’ (no cuesta nada imaginarse un nombre como ese). Como fuere, los miembros de ambas bandas se llevan demasiado bien. Van de gira casi siempre juntos. Al menos en Ecuador casi una vez por año ‘hacen el combo’ de rock pop latino de las décadas del 80 y 90 que los caracteriza.

Los guitarristas Felipe y Juan Pablo Staiti (padre e hijo) se mezclaron con Gerardo Pugliani, el eterno bajista de Vilma Palma, y Pablo Cejas; mientras que Cantero cantaba y bailaba en medio de las coristas de la banda rosarina que lidera Gómez.

Jota Morelli, el batero de Enanitos, había desplazado a Carlos ‘Oveja’ González, quien pasó por un rato a las congas.
El delirio de las quizás siete mil personas que acudieron al recinto -en su mayoría mujeres- pasaba por encima del hecho que ambas bandas vienen seguido al país con el mismo repertorio y performance.

El ‘abreboca’ estuvo a cargo del chileno Jorge González, quien repasó las canciones de su antigua banda Los Prisioneros y presentó un par de canciones nuevas: ‘Ámate’ y ‘Nunca te haría daño’ de ‘Libro’, su más reciente disco solista.

Sentado junto a su teclado Yamaha x58 o de pie, el ahora entrecano González interpretó los clásicos ‘¿Por qué no se van del país’, ‘El baile de los que sobran’ ‘We are sudamerican rockers’ y ‘Sexo’. De su primera etapa en solitario recordó los clásicos ‘Estrechez de corazón’ y ‘Tren al sur’.

A las diez de la noche el turno fue para los mendocinos Enanitos Verdes con su conocida fusión de baladas ‘power’ con descargas de rock and roll, a punta de de los ‘riff’ y solos guitarra que salen de los dedos de Felipe y Juan Pablo, quien compite de igual a igual con su virtuoso padre.

Enanitos Verdes no ocultan sus influencias durante su repaso de canciones como ‘La muralla verde’ en la que combina los acordes originales con los del ‘Start me up’ de los Rolling Stones.

El cincuentón y aún melenudo Felipe es la versión latina de Steve Vai, incluso hasta en su forma de moverse. De hecho, guarda una anécdota. Vai había visitado Argentina para tocar y quería aprender a entonar un tango. Fue Staiti quien le enseñó. En agradecimiento le autografió una guitarra.

Felipe también tiene mucho de Carlos Santana (de él emuló ‘Oye como va’) y de Eddie Van Halen (lo recordó en la ‘intro’ de ‘Panamà’).

Jota Morelli también tiene sus referentes y John Bonham de Led Zeppelin es uno de ellos. Lo reflejó en un extracto de ‘Moby Dick’.

‘Dale Pascual’, ‘Eterna soledad’, ‘Guitarras blancas’, ‘Tus viejas cartas’, ‘Tu cárcel’, ‘Lamento boliviano’ o ‘El extraño del pelo largo’ (con la que cerraron) nunca faltan en el repertorio de Enanitos Verdes con un Cantero que al hablar sonaba como si se hubiera pasado de copas, pero intacto al cantar.

Casi a la medianoche Vilma Palma hizo su recorrido retro con ‘Mojada’, ‘Travesti’, ‘Bye bye’, ‘Camino hasta vos’, ‘Voy a vos’, ‘Fernet con coca’, ‘Auto rojo’, ‘Te quiero tanto’ ‘Me vuelvo loco por vos’ o ‘Fondo profundo’, aunque la banda también presentó ‘Agarrate fuerte (sin tílde para conservar el argentinismo), su nuevo sencillo que tiene una base que conduce al ska.

Vilma Palma tampoco esconde su influencia por sus compatriotas Soda Stereo, a quienes homenajearon con ‘De música ligera’ (la versión de la despedida de hace 15 años en el estadio de River Plate).

Casi a la una de la madrugada en el repertorio de la agrupación rosarina solo quedaba ‘Otra canción de amor’, escogida precisamente para la despedida con su estribillo final que decía: “Adiós, Adiós, estaba escrito en nuestras vidas...”.