Seis retratistas de la jerga “guayaca” en varios ritmos
Otroman en Quevedo es Alejandro Martínez, un profesor que imparte clases de inglés en Quevedo y que solo viaja a Guayaquil para tocar la batería en un local de la ciudadela Alborada con sus panas de la banda Los Corrientes. No se considera un rock star, solo una persona como cualquier otra que tiene un oficio convencional y que disfruta de la música como un cachuelo más. Y su próxima tocada será el próximo viernes en Diva Nicotina.
Lo que ocurre con Otroman lo viven también Geraré (Gerardo Alvarado), Betoman (Beto Malavé), Gorraion (Ismael Escobar), Doña Pepa (María Alejandra Cervantes) y Juano (Juan José Cevallos), quienes prefieren que los identifiquen por sus sobrenombres y trabajan como ingenieros comerciales, en telecomunicaciones, diseñadores gráficos y en otras áreas.
Geraré va más allá con el concepto de Los Corrientes. Él define a su banda como el resultado de aquel público de bares que decidió saltar a la otra orilla con un estilo al que llamaron pop urbano experimental.
De hecho, explica que entre las 13 canciones que tiene el grupo Los Corrientes, hay una que plantea una autocrítica. Se trata de “Impasible”, una canción que surgió de un proyecto solista de Geraré y en el que el mismo se cuestiona por su indiferencia ante la música que durante muchos años él compuso y no difundió.
Cuenta el cantante y guitarrista, que hace diez años conoció a Betoman, el percusionista, MC (alguien que rapea) y declamador de amorfinos. Dos años después empezaron a crear música. No obstante, en marzo pasado recién formalizaron un proyecto con “Impasible”, mientras el guitarrista Gorraion (apodo que sus panas le pusieron en referencia a una expresión en uno de los capítulos del Chavo del Ocho).
Geraré, quien también se encarga de los “loops” (esas secciones cortas de las pistas que se crean para que se repitan como base), posee un estudio en el que se grabaron: “Virgencita” (la historia de alguien que pierde la virginidad, pero desde el punto de vista masculino); “De viejito” (compuesta para la esposa de Geraré); “Por to’ el mundo” (para un pana de la banda), “Partirme en dos”, “Soy chiro” y otras.
Betoman sostiene que son canciones con una lírica urbana, que tienen un lenguaje con el que la gente se pueda identificar durante los conciertos, “especialmente los guayaquileños”; mientras que Geraré agrega que Los Corrientes son como la contraparte costeña de bandas como los quiteños Rocola Bacalao, que fusionan varios géneros.
Con Juano, el bajista y Pepa, intérprete de la melódica (ese híbrido de acordeón y armónica), Los Corrientes combinan cumbia, pasillos, ska, reggae, hip hop y por supuesto rock, pero de una forma que les permita salir de la corriente “underground”, quien durante las grabaciones participa como ingeniero de sonido y antes tocaba punk, reconoce la influencia de Manu Chao, Café Tacvba y otros artistas, mientras que Betoman habla de los salseros que escuchó a su papá desde que era niño y otros géneros.
Aunque no tienen a Miguel Segovia (“Segovita”) o Héctor Napolitano (“El Viejo Napo”) como referentes, Geraré dice que las letras de sus canciones van por esa línea jocosa de retratar situaciones cotidianas de la calle y que se reflejan en canciones como “Poniendo esto en aquello” o “Por accidente” (con los amorfinos que Betoman sacó de los textos de Robespierre Rivas).
Aunque en marzo empezaron a grabar sus primeras canciones, la banda como tal recién se presentó oficialmente el 30 de diciembre pasado para celebrar el fin de año con panas cercanos. Después de eso, Los Corrientes registran cuatro tocadas más. Mañana compartirán el escenario con el grupo Mawiko Taki.