Sabina cantó con "su familia" en el Rumiñahui de Quito
La “familia” de Joaquín Sabina, que es como el cantautor español llama a los músicos que lo acompañan en sus giras, hace honor a su nombre.
Sabina puede dejar unos minutos al guitarrista Jaime Asúa en escena para que se destaque con su virtuosismo; en otro momento a Pancho Varona para que envuelva de rock a la audiencia también con las cuerdas; o dar paso a la cantante Mara Barros, para que cautive con su voz. Y el público se conecta.
Esa hermandad fue lo que se vivió la noche del miércoles durante el show del artista hispano en el coliseo Rumiñahui de Quito.
“Somos una familia, pero sin sexo, ¿por qué no?, pues no sé, ellos no quieren”, dijo con su conocida irreverencia y sentido del humor, mientras presentó a los siete integrantes de la banda.
El artista llegó a la capital con su gira ‘Lo niego todo’, que es el nombre de su reciente disco, y advirtió a sus seguidores que la primera parte cantaría solo temas nuevos.
No fue necesario, el público ya se sabía algunos, y los cantaron con el artista. Como ‘Quien más, quien menos’, ‘No tan deprisa’, ‘Lágrimas de mármol’, entre otros.
El resto de la noche fue la combinación del talento de Sabina con su familia de músicos.
Vestido elegante, armado con su guitarra y su tradicional sombrero bombín, Sabina deleitó con temas como ‘Todavía una canción de amor’, cover de la banda Los Rodríguez; ‘Una canción para la Magdalena’, y la ahora clásica ‘19 días y 500 noches’, que fue coreada por todos los asistentes.
Se dio tiempo para ceder el escenario a Mara Barros, quien interpretó ‘Hace tiempo que no’, y luego a Pancho Varona, que con su voz y guitarra sacudió a todos con el tema rockero ‘La del pirata cojo’.
Sabina regresó con sus baladas ‘Y nos dieron las diez’, y luego ‘Princesa’, mientras sus fans no dejaban de tomarle fotos con sus celulares. Algunos de ellos hasta fueron vestidos con el sombrero bombín.
Finalizó con ‘Pastillas para no soñar’, al sonido de los aplausos de sus seguidores. (I)