La energía de Rihanna y Katy Perry atrajeron más que el veterano Elton John en la apertura del festival Rock en Río 2011, que este año volvió a Brasil. Sus presentaciones constrastaron con las del británico.

Perry enganchó al público brasileño con elogios y sus éxitos, entre ellos Firework.

Dadas sus carencias vocales, demostradas en varios momentos de la noche, lo de Katy Perry es mejor analizarlo desde el punto de vista del espectáculo, uno colorido en la apariencia, pero simplón en la originalidad del contenido, sin apenas rastro del humor que la caracteriza.

Entre piruetas, nubes de algodón y estilismos de vedette y pin-up, la californiana ha dedicado su concierto a cambiarse de vestido, unas 20 veces a lo largo del show y la mitad de ellas durante su interpretación de Hot N’ Cold.

Entre lo más destacado, el número global de E.T., la demostración de que puede afinar y tocar la guitarra cuando se para ante el micrófono en Thinking of you (un regalo para Brasil, que convirtió este tema en número 1) y el tema final, California gurls, con su bazuca de espuma.

Después de Perry, Elton John ofreció un show de cerca de dos horas a la vieja usanza, anclado a su piano, irreprochable en el apartado técnico, como acostumbra, y pertrechado de éxitos curtidos en décadas de carrera profesional como Rocket man o Don’t let the sun go down on me.

Rihanna cerró la jornada de apertura con un repertorio que incluye canciones como Umbrella, que reservó para el  final de su show. También interpretó Don’t stop the music, Love the way you lie y Only girl in the world.

Como el británico, la de Barbados se ha librado esta noche de la alargada sombra de Shakira en la edición de 2010 y ha mostrado que, con su actuación pasadas las dos de la mañana y el aforo casi completo, mantiene un sólido poder de convocatoria.