Sombrero de paja, guitarra electroacústica, camisa de cuadros, holgada… El look de Rafael Huerta en el escenario invita a un ambiente country y folk. Con apenas 19 años, es uno de los artistas que ha brillado por varias ocasiones en el festival local Un Jardín en tu Garage, que realiza el colegio Balandra.

Rafael, a quien desde chico conocen como Fito, tiene como principal referente a Bob Dylan, pero asegura que no es que eligió los géneros con los que trabaja, sino que más bien se trató de algo espontáneo, que describe como “una expresión musical que surgió por necesidad”.

Se acercó a la música por sanación. Sin el afán de sonar fatídico, comenta sin profundizar que hubo sucesos del pasado que lo llevaron a buscar una salida: “Un amigo muy querido me prestó su guitarra, me enseñó ‘par acordes’ y solamente saqué todo lo que sentía”.

Funcionó. Cuando Rafael actúa, con su inseparable guitarra, traslada emociones no solo a través de las melodías que entona, sino de sus gestos, su forma de interpretación.

Cuando es necesario, se acompaña sus presentaciones con una armónica al estilo de Dylan. Este tipo de música lo cautivó y empezó a componer canciones metafóricas y a veces hasta sarcásticas. “Lo que intento es que mis letras tengan un verdadero mensaje que pueda aplicarse”.

Un ejemplo de ello es ‘Shape Shifter’. “Fue la primera canción que hice habla de todo pero de nada específico. Es una protesta hacia los conformistas en este mundo”, describe. A su haber también tiene a ‘The Comfort Zone of Mr Sky and Mrs Sea’, que escribió para mostrar su perspectiva en cuanto a qué tan fácil le parece mantener una armonía mundial e interpersonal.

Para él es muy importante el contenido de su lírica. “Lo más valioso de una canción es la letra, si no la encuentro poética y honesta, la borro y empiezo de nuevo”, explica, que no tiene nada grabado aún por haberse mantenido muy ‘underground’, pero que ya cuenta con varias presentaciones en vivo.

Al hablar no parece tan joven. Su diálogo es profundo, maduro. “He tenido una vida un poquito difícil y eso me ha abierto los ojos un poco”, dice sonriente. Rafael pasó un corto periodo de su vida en Arizona, por razones personales.

Allí fue donde el folk lo conquistó por completo: “Me trasnochaba en mi pequeño Porch escuchando a Dylan y viendo sus documentales. Me inspiró tanto que de mi guitarra y voz salió el folk”, recuerda.

Por ahora continuará en la música. Aprovechará cada oportunidad de presentación en vivo como vitrina para mostrar su propuesta, pues asegura: “Amo esto. Siempre canto con el corazón y de esa misma forma compongo mis canciones...”.