Por siempre Sui Generis...
‘Detrás de las paredes’ de la fundición Donatello, hace unos pocos días cobraban vida dos bronces muy ‘sui géneris’, los primeros de su tipo, que hoy se alzan en una emblemática esquina en la ciudad de Mar del Plata. Aquí, en este atractivo turístico conocido como “la feliz”, a 400 kilómetros de la capital argentina, nacía hace más de cuatro décadas el histórico dúo compuesto por Charly García (piano, guitarra acústica y voz) y Nito Mestre (flauta, guitarra acústica y voz) que tanto marcaría el rumbo del rock en español.
De ahora en más, las figuras de bronce, tamaño real de los músicos y amigos, caminarán por siempre juntas las calles del balneario que, en aquellos tiempos hermosos, los vio repartiendo insistentemente, volantes de sus primeras presentaciones sobre la calle Rivadavia, esquina Santa Fe. En esas viejas hojas, Sui Generis figuraba como acto soporte de bandas y solistas tales como La Cofradía de la Flor Solar (Kubero Díaz), Marilina Ross, (Cosa juzgada), el Negro Julio (Hair) y Pedro y Pablo, con quienes justamente debutarían como dúo en enero de 1971.
Inmortalizar al rock en esta ocasión va mas allá de las huellas que dejan estos grandes de la música nacional. Implica un reconocimiento a ese idioma universal del alma que traspasa fronteras y hermana a los pueblos, un homenaje a la cultura, a la historia de la música y a la poesía del rock.
La realización de las esculturas urbanas fue idea del maestro Carlos Benavídez y se desprende de un proyecto impulsado por el Concejal Héctor Rosso que aprobó el Concejo Deliberante unánimemente. Rosso, además, sugirió colocar las figuras de los jóvenes en el sitio exacto donde funcionaba el teatro de La Comedia Marplatense, propiedad de Gregorio Nachman, que también era artista y fue desaparecido durante la última dictadura militar.
Cuenta la historia que los Sui aprendieron a ser no tan formales y corteses con el rock inglés. ¿Quién no quería ser un Beatle a fines de los 60? La banda había surgido de la fusión de dos grupos acústicos juveniles que se hacían escuchar en los colegios del barrio porteño de Caballito. Aquel “verano descalzo y rubio” del ‘71, acompañaban a Charly y a Nito, Rolando Fortich en bajo y Francisco Paco Pratti en batería.
De la mano del mánager, Pierre Bayona, eligieron Mar del Plata como plaza para foguearse y hacerse conocer. El destino quiso que Fortich abandonara el grupo y que Pratti, ya sin su batería, no sumase su voz a la del dúo, cuyo estilo, pronto catapultaría a la banda a la fama durante la primera mitad de la década del 70, consagrando al grupo Sui Generis como uno de los más importantes del rock argentino.
Sui Generis se separó en septiembre de 1975, reuniéndose posteriormente en solo dos ocasiones. La primera en 1980 únicamente en Uruguay, ya que el show en Santiago de Chile no pudo concretarse, y luego en la meca del futbol, la bombonera de Boca Juniors, en el año 2000. Esa última gira que se extendería al Uruguay, Chile y Perú con más de 250.000 espectadores.
La escultura, una de las Bellas Artes en la cual el artista se expresa con volumen y espacios, abarca las artes de la talla y cincel, la fundición y el moldeado. Se conoce como escultura urbana a toda pieza que se crea para embellecer el entorno urbano y casi siempre son portadoras de mensajes reflexivos. Existen desde que existen las urbes, interactúan y dialogan entre la gente, sumándose al denominado “street art” tan ligado a la cultura juvenil.
Sui Generis, sin embargo, es un clásico y como tal la ciudad de Mar del Plata eligió regalarle una escultura de bronce a sus ciudadanos y a los miles de turistas que la visitan. La tarea cayó en las manos mágicas del joven escultor Carlos Benavídez para quien Sui fue muy representativo.
La foto sobre la cual basó sus obras, perfectamente capta la esencia de esos chicos rebeldes, idealistas y amantes de la libertad que daban sus primeros pasos en la industria de la música. Giorgio Vasari (1511-1573) escribió “…el escultor saca todo lo superfluo y reduce el material a la forma que existe dentro de la mente del artista”. Será por eso que Benavídez los recrea eternamente jóvenes, pues son un símbolo de una juventud que ha sabido vencer la barrera generacional.
La obra se realizó en el sistema de cera perdida, y durante el proceso creativo el escultor entabló un largo y profundo diálogo con seres que dice haber conocido de toda la vida. Allí, en la intimidad de su taller, hablaba con Charly y hablaba con Nito, sus amigos, y ellos le respondían. La obra empezó con el moldeado y requirió de 800 kilos de arcilla gris, 40 kilos de metal para la estructura interior, soldaduras, la instalación de soportes y tensores y unos 10 litros de impermeabilizante previo a la confección del molde.
Dos artesanos de la fundición, especialistas en moldes, realizaron la copia del original en caucho de silicona verde con 24 contra moldes de resina acrílica y fibra de vidrio, y 50 metros de separadores metálicos. Se utilizaron 500 kilos de una aleación del bronce 70/30 en lingotes, material ideal para este tipo de obras ya que es optimo, especialmente en las etapas de soldaduras, terminación, cincelado y aplicación de patinas para obtener una obra de calidad única.
Cuenta Benavídez que supo que la obra estaba terminada cuando “los miré y vi que estaban en sus cosas, en su mundo, que ya no me hablaban porque habían emprendido el viaje hacia el bronce”.
Lo bueno es que hoy estamos juntos… artistas, autoridades, los fans y la gente, todos recordando y celebrando ese capítulo de la historia del rock que escribió Sui Generis. Mar del Plata, con su intensa agenda cultural hoy le rinde su homenaje al rock y a la juventud, revalidando en cierta medida con esta escultura, el lugar que ocuparon los jóvenes en los años 70, con las actitudes críticas de la música, pero sin violencia.
Canciones como ‘Aprendizaje’, ‘Canción para mi muerte’ y ‘Rasguña las piedras’, que tanto nos acompañaron en estas ultimas décadas, sonarán por siempre en la esquina Sui Generis, de Rivadavia y Santa Fe, hasta que se ponga el sol… y después.
Nota: La autora del artículo es periodista profesional y productora, además de ser la esposa de Nito Mestre, uno de los componentes de Sui Generis.