Malku, un cantante por accidente
El que unos ladrones se metieran a su casa a robarle todo lo que tenían, incluido sus juguetes preferidos -los balones-, dejándole únicamente una guitarra que tenía escondida debajo de su cama, se convirtió para Malku en uno de los momentos más determinantes en su vida cuando tenía 15 años. “Era un adicto al fútbol y me molestó mucho que hicieran eso. No me quedaba nada más que jugar con mi guitarra”, recuerda.
Aquel episodio que ocurrió durante el Mundial del 94 no solo lo llevó a refugiarse en su instrumento y agarrarle más gusto del que ya tenía por la música -de niño imitaba a Luis Miguel, Menudo y Michael Jackson en las fiestas de familia-, sino que cinco años más tarde toma la decisión de viajar a Estados Unidos en búsqueda de una mejor oportunidad.
“Desde que se metieron en mi casa y me robaron todo, yo ya no quería vivir en mí país. Me da vergüenza confesar esto, pero tengo que ser honesto. Eso fue lo que me motivó, además de que para ese entonces la situación social y económica se empeoró con el gobierno de aquel entonces”.
Precisamente en USA, Malku desarrolló su carrera musical que había iniciado en Ecuador tocando temas de Marcos Witt. Y siendo corista del Liceo Cristiano, junto con Jorge Luis del Hierro, participó en un intercolegial en el que la canción que compuso quedó en segundo puesto.
Cuenta que para lograrlo tuvo que hacer de todo un poco. “Cuando eres inmigrante te toca ser mesero, cocinero, fotógrafo, estar en la construcción (a lo cual todavía me dedico, pero desde el aspecto de administración y venta de bienes raíces)”.
Posterior a todos esos trabajos dice que se le presentó la gran oportunidad de su vida al convertirse -durante dos años- en el asistente técnico de guitarras (las reparaba) del desaparecido Mars Music, con el luthier Pavel de La Fuente, quien es muy reconocido y además es mitad ecuatoriano.
“Por ahí pasaban todos los músicos de Miami que grababan con Maná, Santana, Barbra Streisand, Julio Iglesias, Alexandre Pires, Thalía, Chayanne, Paulina Rubio, Gloria Estefan”.
De la misma forma conoció a J.D. Lakambra (nominado por su trabajo a los Premios Juventud, Premios Lo Nuestro, Billboard, Latin Grammy), el trompetista Emiliano Torres, de Argentina; el trombonista Álex Zapata, del grupo Niche de Colombia; los guitarristas Wiso Aponte, de Puerto Rico (Jerry Rivera, Marcos Witt) y César Aragundi, de Ecuador.
“Muchos de ellos se quedaban en mi casa de Los Ángeles, cuando estaban de tour por diferentes ciudades. Son mis amigos, solo grabo con mis amigos. La verdad la mejor música para mí sale de eso, de un fluir. Tiene que fluir, y eso solo sucede cuando conoces, quieres y respetas a las personas con las que trabajas. Solo así sale lo mejor posible. De otra forma, la creación musical se convierte solo en una transacción contable”.
Precisamente así es como se titula su sencillo promocional ‘El fluir’, que grabó a dúo con el ‘Mago de la rockola’, Aladino, a quien dice conoció en un viaje a Boston.
“Particularmente me llamó la atención la música que produce Aladino en general comunica el lenguaje del pueblo... tal es el caso de ‘Penas’. No es por quitarle méritos al pasillo, por el contrario, personalmente me parece fenomenal que la música nacional del Ecuador contenga letras de extremado virtuosismo lírico-poético. Con Aladino tenemos muchas cosas en común: a ambos nos gusta todo tipo de música”.
Es que si bien la rockola se encuentra dentro de sus géneros musicales favoritos, Malku no se encasilla. “Vivir entre El Caribe y en California ha hecho que me vuelva amante a la cumbia, son, samba, baihano, reggae, cha cha chá y sin duda el rock latino”.
Son los diferentes estilos que se podrán escuchar en su primer disco ‘Mi vicio’, que tiene previsto lanzar en la temporada playera de su natal Ecuador, al que pretende regresar para emprender una gira por los diferentes rincones del país.
Mientras eso ocurra Malku continuará tocando su música en resorts y cruceros por el Caribe.