Luis Eduardo Aute, el “verdugo” de ‘El niño que miraba al mar’
Luis Eduardo Aute es “el verdugo” del niño que miraba al mar en la foto que su padre le sacó con dos años, el mismo que daría la vida por saber si ese pequeño le reconocería en el “animal” en el que se ha convertido, asegura en el tema que da título a su último disco y con el que visita varios países.
Antes de la actuación, el público que asista a esos recitales podrá disfrutar de los 20 minutos del corto “El niño y el basilisco”, la cinta de animación que Aute (Manila, 1943) hizo para “El niño que miraba al mar”, un disco editado a finales del año pasado y con el que está a punto de concluir la gira que le ha llevado varios meses por España para saltar a América.
“Mentiría si dijera que los conciertos son para mí un placer. No lo paso bien, pero luego, cuando salgo al escenario puedo incluso emocionarme”, reconoció en declaraciones a Efe el cantautor y pintor.
El autor de “Al alba”, que a pesar de ser refractario a las actuaciones en vivo no baja de las 40 o 50 al año, asegura que cada vez siente “más inquietud” en cajas, antes de salir a cantar.
“Lo mismo debería ir al psiquiatra”, bromea el también poeta y director de cine, que “supone” que mañana le ocurrirá lo mismo pero que él hará “lo que sea preciso” aunque sin “excederse” para seguir fascinando a un público que sigue “sus cosas” con devoción desde que publicara su primer disco, allá por 1966 (“Diálogos de Rodrigo y Jimena”).
Está acabando la gira de presentación del disco y cuando lo presente en Mallorca, Bilbao y Menorca viajará a México, Colombia y Costa Rica y, un poco más tarde, a Argentina, Uruguay y Chile.
Luego, cuando regrese a España, se ríe, seguirá metiéndose “en los mismos líos” en los que lleva enredado toda la vida, a esperar a esas musas, que como dice en “El niño que miraba al mar”, “son todo un prodigio de mala educación”.
Pese al éxito cosechado, Aute sigue considerándose principalmente pintor y se plantea esta incursión en el mundo de la música como algo temporal.