Caía el atardecer en los adentros de Colimes, en el recinto Perinao. Todo estaba ‘a punto caramelo’ para la fiesta de cumpleaños de doña Francisca Avilés. Eran las 18:00 y un corte de energía eléctrica, a esa hora, apagaba no solo la iluminación, sino también la ilusión de los invitados de continuar la celebración. Cuando ya la mayoría pensaba que todo había terminado, la anfitriona, fiestera como toda mujer de campo, calmó los ánimos de los asistentes con la frase: “No se preocupen, ¡bájenme tres candiles y vayan a traerme dos guitarreros!”.

Se bailó hasta las quince gracias a que los candiles colocados sobre el piso de caña de su casa ayudaron a que la penumbra no opacara la cita. Por casualidad o destino, hasta ese rincón del Ecuador llegó ese día el investigador de cultura montubia y artista folclórico Gabriel Paredes.

Fue invitado por un vecino de la isla Trinitaria, donde reside. La situación lo inspiró y este 2013, casi 5 años más tarde, rescata la anécdota en el título ‘Guitarra, candil y piso e’ caña’, que da nombre al álbum que lanza mañana en La Garza Roja con la agrupación Los Montubios del Tablao, material que fue grabado en Guayaquil y que en su portada ilustra parte de una pared de la casa de doña Pancha.

Director y fundador de este colectivo cultural, Gabriel ha dedicado gran parte de su vida a la indagación de temas relacionados con la cultura montubia. En el lapso que va de 1996 a 1998 conoció a quienes ahora son sus compañeros artísticos. Fue en el Parque Histórico, donde trabajaban haciendo coplas en la Casa de Hacienda.

Gabriel en ese entonces ya tenía un grupo cultural dedicado a preservar la cultura montubia, pero estaba ligado solo a las artes teatrales. Sin embargo, la actividad que desarrollaban en ese lugar de entretenimiento demandaba incluir en su actuación algo de música. Es así como cuatro años después nace el proyecto Los Montubios del Tablao.

Gabriel lo define como un grupo de tradición oral donde se trabaja el amorfino, la copla, el verso, la décima y todo lo que tiene que ver con montubia, incluidos cuentos y creencias. Como complemento de ese todo cultural está la música. “Nos dimos cuenta de que el último disco que se grabó sobre este tipo de música fue uno de Guido Garay, en los años setenta. De ahí para acá ha habido un vacío de estas producciones, por eso decidimos grabar el álbum”, explica el artista.

Cada uno de los integrantes ha tenido formación artística en diferentes colectivos culturales. Además de Gabriel, que en el grupo funge como coplero, Los Montubios del Tablao está conformado por Daniel García en la voz y guitarrista, Carola Vaca en coros y amorfinos, Álex Cevallos en el requinto, Manuel Lasso en el acordeón.

El disco que presentarán mañana tiene diez temas. El trabajo atrás de la producción, sin embargo, demandó meses enteros de investigación documental y de campo, es decir, de convivencia con los montubios, donde el grupo trató de recoger la esencia de su oralidad y las costumbres de este sector social.

Esto se refleja en el álbum. “Cada una de las canciones son amorfinos musicalizados”, dice Gabriel. Así, se pueden encontrar títulos como ‘Montubio machetero’, ‘El burro necio’, ‘Er Baile der Gallinazo’, ‘La yegua Margarita’ y ‘Er Gallo Fino’. Esta última tiene una introducción de tuba y trombón ejecutada por el maestro belga Leonaar de Graeve, en la que trata de recrear el amanecer campesino antes del canto del gallo.

“Son canciones sencillas que hablan de la vivencia del hombre y la mujer en el campo. En ese campo que trabajan, en el que viven y al que producen. Del monte, de allá donde la gente es invisible para la sociedad rural”, describe Gabriel en un momento de inspiración.

Como buen material montubio, caracterizado por ser mestizo, este álbum también contiene una diversidad musical que se baraja entre géneros como pasillo, pasacalle, cumbia, corrido y valse. Todos musicalizados por Daniel García y Álex Cevallos.

En su totalidad, el disco está dirigido a todos quienes viven en el campo. Es más bien un tributo al origen montubio de sus integrantes, que tienen raíces de sitios como Manabí, Milagro, Esmeraldas, San Lorenzo, Progreso, entre otros. De hecho, eligieron un lugar rústico, como La Garza Roja, para lanzarlo con el fin de que haya una aproximación del público a la vida campesina.

En el concierto recrearán una fiesta montubia, con baile y todo. Será una cita matinal llena de color, prometen estos artistas, que consideran que el amorfino, como género musical está desapareciendo, por lo que recalcan:  “Se nos hace necesario preservar y difundir nuestras manifestaciones tradicionales”.

ALGO MÁS

El concierto de la agrupación es gratuito. Será a las 11:00. La Garza Roja está ubicada en el km 37, vía a Daule, Nobol.