Los Ilegales de España repasaron 30 años de rebeldía
Un grupo de personas se forzaba para romper la barrera de separación, de una localidad del Ágora de la Casa de la Cultura de Quito (CCE). Del otro lado, agentes de seguridad intentaban contenerlas. No fue posible. Una parte de la reja cedió y muchos saltaron al “otro lado”.
La acción fue como una especie de “viaje nostálgico” a 1987, cuando en el actual Estadio Alberto Spencer (Modelo en ese tiempo), de Guayaquil, decenas de fans de la banda de rock española Los Ilegales hicieron exactamente lo mismo.
Más de 30 años después, la actitud escénica del grupo hispano continúa intacta. Así lo demostraron al aterrizar con su Rebelión Tour 2019, en dos shows en Ecuador, con sus compatriotas Los Toreros Muertos y el cantautor ecuatoriano Luis Rueda.
El primer recital se realizó, el viernes 8 de marzo, en Cuenca; y en Quito, la noche del sábado 9 de marzo, en el Ágora de la CCE.
Los conciertos demostraron que el rock no está muerto. El género vive en la irreverencia de los músicos, que con sus letras o “comentarios poco protocolarios” pueden incomodar a alguna autoridad, presente o ausente.
Es el sello y “estilo de vida” que eligieron el cantautor ecuatoriano Luis (Lucho) Rueda, con las bandas de rock españolas Los Ilegales y Los Toreros Muertos.
Todo Rueda
Lucho Rueda fue el encargado de encender la megafiesta en formato de power trío. El tema “Mil veces uno” sirvió de calentamiento para lo que vendría después y logró la ovación del público.
El artista (exmiembro de La Trifullka) interpretó “Todo Rueda” de su álbum Adrede y con fuerza cantó: “Si la vida es una tuerca, hoy seremos el tornillo. Sálvese quien pueda/esta noche todo rueda”.
Continuó con “Los Maestros del Amor” (1996), más conocido por sus seguidores como “El Peloquinto”, con una versión más rockera que la acústica original.
Siguió con sus hits “El perfecto acabado” y “La mala reputación”, en el cual realizó un riff del “Chulla quiteño” a ritmo de rock, lo que motivó los aplausos de los asistentes.
Luego de su show Luis estuvo entre el público, como un asistente más, y fiel a su frontalidad afirmó: “Aún no comprendo cómo la organización no colocó mi nombre en el cartel oficial”.
Rueda es un artista ecuatoriano con 30 años en la música, diez discos grabados y varias giras nacionales e internacionales. “Cuando me pasan estas cosas siento que voy a un campeonato de surf, pero para competir voy con una tabla de planchar bajo el brazo”, dijo con ironía.
El cantante ecuatoriano Lucho Rueda (centro), en formato de power trío rockero, ofreció lo mejor de su música en el Ágora de la CCE de Quito. Foto: Portal Oficial Luis Rueda.
Los Ilegales y Toreros Muertos
El recital continuó con la banda de rock cómico Los Toreros Muertos, en el cual el cuarteto, más que como músicos, actuó como “performers” en el escenario por el ambiente casi circense de la música y sus gestos.
Liderados por el cantante y actor Pablo Carbonell, los Toreros pusieron a corear al Ágora con varios temas. Especialmente con el más popular “Yo no me llamo Javier”, cuya letra alude quizás a la amnesia o la paternidad irresponsable. Y también “Mi agüita amarilla”, con la que intercalaron canciones relativas a la lluvia, como “Purple Rain”, de Prince, y otras.
Le llegó el turno a Los Ilegales, de España, y Jorge Martínez, líder, cantante, y guitarrista principal, fue recibido desde su ingreso como un “rockstar”.
Las personas se emocionaron con las canciones “Hola mamoncete”, “Ella saltó por la ventana” y “Agotados de esperar el fin”. Esta última, el público la coreó totalmente con saltos. Martínez tocaba la guitarra, como si fuera un arma, y las letras de sus canciones como “balas” que inspiran la rebeldía y algún reflejo de la sociedad actual.
Por ello, el cantante se dio tiempo para reclamar a los técnicos por el sonido de los instrumentos y la acústica del escenario. Siguió con “Regreso al sexo químicamente puro”, que refiere a la falsedad. El mosh cobró vida con “Soy un macarra” y “Bestia, bestia”, en la cual un grupo de fans se despojó de sus camisetas.
Así, se repitió la historia, pues “Destruye” fue el perfecto detonante para que el público rompiera las barreras y se desatara la locura.
Al final, Los Ilegales demostraron que siguen tan rebeldes como hace 30 años, aún “odian los pasodobles” y le “rompen los dientes al cara de conejo”. (I)