Publicidad

Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Libro afirma que Winston Churchill era homosexual

Juzgar sin pruebas la orientación sexual de los antiguos líderes de la historia parece estar de moda. De hecho, no son pocos los revisionistas que, en los últimos años, han señalado que personajes como Abraham Lincoln (casado y con cuatro hijos) era en realidad homosexual.

Siguiendo esta tendencia, el último líder en ser calificado de gay ha sido el Premier británico y adalid de las tropas aliadas en la Segunda Guerra Mundial Winston Churchill, de quien también se dice en un libro recientemente publicado que solía mantener relaciones con jóvenes chinos durante sus continuos viajes al extranjero.

El susodicho texto es Closet Queens, una obra del biógrafo Michael Bloch que, en apenas unas pocas jornadas, ha recibido tanto alabanzas como severas críticas. Una de ellas ha sido la protagonizada por Dominic Sandbrook quien (desde el Daily Mail) ha señalado la falta de rigor histórico y la ingente cantidad de suposiciones que hay en la parte del libro que se refiere a Churchill. De una opinión parecida es el periódico The Guardian donde –tras una lectura previa- han determinado que los datos que avalan la presunta condición del Premier son muy escasos.

En palabras del autor, y tal y como ha quedado recogido en los dos diarios anteriormente nombrados, según ABC, Churchill es presentado como una de las decenas de "reinas del armario" que llenaban la sociedad inglesa en aquella época. Entre las mismas, Bloch recoge también a los políticos británicos Lord Rosebery y Tory Arthur Balfour. A su vez, también señala al navegante Edward Heath. Todos ellos, acompañados por multitud de ministros y diputados poco (y muy) conocidos. Uno de los casos más destacables es la veraz homosexualidad de Jeremy Thorpe, un liberal de los años 70 que fue acusado de contratar a un asesino a sueldo para acabar con Norman Scott, su antiguo amante.

En el caso de Churchill, uno de los más reseñables del texto, el autor cree que era uno de los muchos políticos que corrió enormes riesgos para que sus inclinaciones sexuales se mantuvieran ocultas (algo que lograba gracias a sus dotes como estratega). Sin embargo, también afirma que solía solicitar la compañía de adolescentes chinos cuando viajaba a Hong Kong y que varios de sus compañeros lo sabían. Con todo, al final del capítulo dedicado al estadista británico afirma que no existen pruebas fehacientes de todo lo dicho anteriormente y que, en base a los datos reales, el Premier era "un virtual desconocido de la homosexualidad física". (I)

Contenido externo patrocinado