Las maracas marcaban las tonadas de los rituales fúnebres
Las maracas son uno de los instrumentos afrocubanos más típicos entre la familia de los idiófonos de sacudimiento, como lo son la pandereta y el vibráfono, pues son muy utilizados para marcar los ritmos en fiestas y celebraciones en el Caribe.
Fernando Arteaga, profesor de música, indica que la maraca está hecha de un fruto llamado güira, la que una vez seca se le vacía la corteza, se le extrae la pulpa y se lo rellena con semillas de cualquier especie, o bien pueden ser pepitas de metal u otro material, y se le introduce un palo que atraviesa el güiro de un lado a otro, el cual sirve de mango, en donde el músico lo agarra para su ejecución.
“Las maracas fueron usadas desde tiempos precolombinos en América. Estas se han ido desarrollando, con el pasar del tiempo, como uno de los instrumentos de percusión más importantes, ya que provée de ritmos en el espectro de frecuencia alto”, refiere Fernando.
Este instrumento no solo es utilizado en las agrupaciones de música popular, sino también por compositores de música sinfónica, de cámara, coral, etc.
Arteaga manifiesta que las maracas se las toca en pareja, es decir una en cada mano. De ahí proviene su nombre, y puede ser empleado por niños desde los 6 años en adelante. “No existe una técnica específica para tocarlo, pues solo se necesitará un suave movimiento de muñecas para agitarlas y hacerlas sonar”, comenta Fernando, quien agrega que al que toca este instrumento se lo conoce como maraquero. Sin embargo, pese a la simpleza de las maracas estas han alcanzado una técnica impresionante de contratiempos a gran velocidad.
Asimismo, explica que este instrumento también es conocido como ‘sonajera’, pues su sonido se asemeja al que produce una culebra cascabel. Recalca que las maracas son características de la música latina como la salsa, pues muchas agrupaciones, cantantes u orquestas salseras la utilizan en sus actuaciones. Uno de los representantes del género salsero que destaca este instrumento es Gilberto Santa Rosa.
También se las ha empleado tanto en manifestaciones religiosas indígenas como católicas de la música folclórico-popular cubana, aunque debe destacarse que su presencia y funciones más importantes son inherentes al conjunto instrumental del son como la salsa, el merengue y la bachata.
Los ritmos de la maraca no varían a lo largo de una canción, es decir, se sostienen de principio a fin; pero en manos distintas, e incluso en las de un mismo ejecutante, el instrumento da diversas tonalidades que van desde un tono agudo a un grave.
Fernando cuenta que cuando se toca bomba, género musical, se usa una sola maraca. “Con la influencia cubana, a principios del siglo XX, con géneros cubanos como la guaracha, el bolero y el son, se extendió el uso a dos.
Asimismo, explica que el intérprete las toca de pie, sosteniendo una en cada mano y sacudiéndolas con movimientos del brazo y giros de la muñeca. Una maraca marca el ritmo y otra el compás. El maraquero experto logra muchas variaciones rítmicas y sonidos simplemente con el giro y la velocidad con que haga girar los “capachos”, como también se lo conoce al instrumento. Este permite acompañar prácticamente todo tipo de música, acota el experto.