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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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La vigencia de los exintegrantes de reality shows solo depende de ellos

La vigencia de los exintegrantes de reality shows solo depende de ellos
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Hace 13 años Mariela Nazareno, Diana Rueda, Cecilia Calle, María José Blum y Gabriela Villalba integraron el grupo Kiruba, que surgió del reality Popstars Ecuador, cuyo programa original se ideó en Japón en 1999 y se estrenó en Australia.

Durante un año Kiruba fue un suceso mediático, a través de su disco homónimo que en la semana de lanzamiento vendió 5.000 copias. Luego grabaron el sencillo Baila la luna. Aunque el lema de Popstars Ecuador, que transmitió Teleamazonas, era “no quiero ser una estrella fugaz”, la única que actualmente posee una carrera estable es Gabriela Villalba, quien pasó por el grupo chileno Kudai y reside en México donde promociona la canción ‘París’.

Kiruba, que contó con el asesoramiento de Claudio Durán, productor musical de Popstars, tuvo un breve reencuentro en 2008 y grabó el disco Hada 4, pero se disolvió el mismo año.

La quevedeña Norka Cevallos triunfa como cantante de pop electrónico, tras su participación en Kaboom, el grupo que creó el reality Nace una estrella mix en 2004.

Diego Álvarez, mejor conocido como Don Day ganó el reality Escuela de famosos, de Ecuavisa, como rapero en 2011. Sin embargo, su carrera musical no despegó y más bien sobresale como actor en comedias y dramatizados de ese canal. Actualmente es uno de los protagonistas de la serie La Trinity.

Son apenas 3 casos en los que los participantes de un reality permanecen vigentes.

Una situación especial es la de Nicole Rubira, quien quedó segunda en Escuela de famosos. La cantante guayaquileña, nieta del compositor Carlos Rubira Infante, sí mantiene una carrera musical y además actúa. El año pasado protagonizó la obra Amante a la antigua y ahora está en la serie Nikki 0.4.

Sin embargo, no todos los ganadores y finalistas de un reality de talentos gozan de una carrera estable y más bien vuelven a un semianonimato, aunque sus contratos para presentaciones privadas se multiplican desde sus participaciones.

El lojano Antonio Guerrero que ganó hace un trimestre la segunda temporada de La Voz Ecuador, transmitido por Teleamazonas, no ha firmado contrato con la disquera Universal Music como le ofrecieron los organizadores del reality, según Iván Elizalde, su representante.

Elizalde agregó que Guerrero está grabando 2 canciones, aunque no reveló sus nombres. Solo dice que son de pop rock.

Algo semejante ocurre con Gustavo ‘Gutto’ Vicuña, brasileño residente en Quito que ganó la primera temporada de La Voz Ecuador. Vicuña, quien en la gala final interpretó ‘Sugar’, de Maroon 5, logró reconocimiento del público mientras participó en el reality, pero después de eso poco es lo que se conoce de él.

La santodomingueña Estefanía Romero, finalista del mismo programa, alista el sencillo ‘Pensamiento estupendo’, una versión en español de Pensiero Stupendo, de la italiana Patty Pravo. No obstante, Romero considera que terminó su etapa en realities.

“Antes de La Voz Ecuador participé en Fama o drama, en 2008. Ahí también quedé finalista. Creo que debo enfocar mi carrera de forma independiente”, sostiene la cantante en referencia a que un reality solamente le ayudó en cuanto a formación y aprendizaje, pero no le garantiza la carrera estable que anhela.

Los hermanos Luis y Carlos Ledesma ganaron la tercera temporada de Ecuador Tiene Talento (ETT3) en diciembre de 2014. Su propuesta fue un dúo de música nacional (pasillos, albazos y otros géneros).

Nacidos en el cantón Mocha, de la provincia de Tungurahua, los Ledesma aseguran que sí se beneficiaron del programa. “La gente nos reconocía mucho en las calles, y llegaron invitaciones a eventos privados y públicos”, dice Luis, quien toca el acordeón. En 2014 grabaron el disco Porque la música nacional vive y tienen previsto un nuevo álbum para el próximo año.

Roy Otero, de Huaquillas, obtuvo fama como imitador de Leonardo Favio, tras ganar el reality Yo me llamo en 2013. “Durante 6 meses mi celular no dejaba de sonar para contrataciones. Durante ese tiempo tuve 3 por semana. Eso me causó estrés y me condujo a un psicólogo para que me ayudara a manejar ese estilo de vida que surgió después de Yo me llamo”, revela el cantante orense, a quien se le complicó su trabajo en el SIL (Servicio de Integración Laboral), que es un programa para personas con discapacidad. Otero padece poliomielitis.

“El carro que gané fue un Chevrolet Spark. Lo vendí y me dieron $ 24.000. Solo me quedé con $ 1.000, el resto se usó para la compra de sillas de ruedas para mi asociación. Tengo 21 años trabajando para las personas con discapacidad”.

El orense admite que ya es hora de que el público lo conozca como Roy Otero y por eso alista un disco. “Grabaré 11 merengues, 2 rumbas flamencas y una bachata en República Dominicana. Una de las canciones se llamará ‘El baile de la negra celosa”, anuncia.

El portovejense José Fernando Lara tiene amplia experiencia en realities de talento, pero no consolida su carrera. Participó en Fama o drama, Nace una estrella, Latin American Idol, Ecuador Tiene Talento 2 (ETT2) y La Voz. De esos programas solo ganó el segundo.

Lara, de 30 años, se impuso en octubre de 2013 y los $ 30.000 de premio que recibió le sirvieron para operar del corazón a su hija Isabella, quien entonces tenía 2 años.
Aunque Lara es más conocido por sus covers de Luis Miguel, Nino Bravo o Raphael, considera que los realities le funcionan como vitrina.

En 2014, Lara incursionó en la bachata con la canción ‘Necesito que vuelva’. Su repertorio inédito también incluye ‘Corazón de piedra’, ‘Vamo a lo que vinimos’ con Ovifour, pero hasta ahora sin el impacto de otros artistas reconocidos en el país como Daniel Betancourt o Juan Fernando Velasco. No obstante, Lara permanece activo en conciertos privados.   

El productor Daniel Sais, residente en Ecuador desde 2002, tiene experiencia como juez de los realities Yingo, Nace una estrella e Ídolos. Sostiene que estos programas “se enfocan en la audiencia televisiva”. “Sin rating los realities no consiguen anunciantes. Sin anunciantes no hay dinero y sin dinero no hay programa”, dice.

Acerca del porqué no despunta la mayoría de ganadores afirma que existe poco seguimiento al artista. “Lo hay si al canal le conviene, como sucedió con Kiruba en 2003. Los participantes vuelven al anonimato porque son gente sin experiencia que no sabe cómo capitalizar el tiempo en pantalla que consiguieron. Los que consiguen asociarse con productores serios, pueden desarrollar una carrera exitosa, como Maykel (mantense que fue tercero en Pequeños brillantes, de 2009)”, explica Sais.

La productora Mónica Carriel asegura que los roces entre participantes son comunes y que en ocasiones las franquicias locales deben seguir el formato de los programas originales como Britain’s Got Talent.  “El canal debe adaptarse a los programas originales, sino se corre el riesgo de quedar fuera de la franquicia. La televisión es un negocio y obviamente los realities también lo son y se producen en función de rating”, opina Carriel.

El año pasado Carolina Peña, una participante quiteña de 17 años, María Fernanda Ríos y Wendy Vera estuvieron envueltas en una polémica por supuesto maltrato en ETT. Vera le preguntó a Peña si creía en Dios y la adolescente se declaró atea.

Los televidentes de ETT consideraron que las juezas maltrataron a Peña al cuestionar su ideología religiosa. Ríos quedó fuera del programa. “El televidente no debe ser tan sensible con lo que ve en los programas porque mucho de lo que sucede es previamente acordado. Si hay que llorar, se llora, si hay que reír, se ríe, si hay exposición de la vida personal, se lo hace, es que todo es parte del show”, dice Carriel.

Sais considera que “las franquicias nunca piden una determinada actitud de los jueces”.

“Algunos de ellos saben que adquirirán fama por ser mala gente y en otros casos es el canal que les pide. En un programa, no diré cuál, quedé fuera por negarme a tratar mal a los participantes. En ocasiones el participante no sabe que forma parte de este guion. A los jueces se los escoge generalmente por su popularidad no por su competencia”.

La psicóloga Patricia Guerrero sostiene que hay participantes ávidos de protagonismo y que ocurre más con los jóvenes. “El participante se expone voluntariamente y depende de su propia necesidad, entre ellas la económica. Conocen sus limitaciones y se prestan al show mediático para que los conozcan, con el riesgo de ser humillados públicamente”.

La productora Sol Betancourt, quien trabajó en Factor X Kids, de Ecuavisa, reconoce que en ese programa se buscaron personajes y para eso escogieron a los participantes entre tímidos, espontáneos y seguros.  Según ella, los niños son más moldeables y sobresalen por su naturalidad. Uno de esos casos es el de Felipe Centeno, quien ganó Pequeños gigantes y es protagonista del filme Con alas pa’ volar.

Según Sais, una de las razones de que los participantes no despunten con sus carreras luego de pasar por un reality show tiene que ver con su motivación. “Hay participantes que quieren ser famosos y nada más. Ser famoso les asegura una carrera en la televisión, donde tener talento no es una condición indispensable. Otros prefieren expresar su talento y en ocasiones lo consiguen si tienen una apariencia comercial”, afirma.

El extecladista de Soda Stereo concluye que la fama será efímera si el participante no sabe cómo aprovechar su tiempo en un reality. (I)

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