La unión familiar es el mejor regalo de los Rivadeneira
Para muchos, los días previos a la Nochebuena se convierten en una verdadera locura, pero para Freddy Rivadeneira sucede todo lo contrario. En su seno familiar no hay cabida para el estrés ni los ‘corre corre’ por acudir a un centro comercial y comprar un regalo sorpresa para un ser querido.
Él al igual que sus cuatro hijos toman estas fecha con mucha tranquilidad y prefieren reflexionar sobre el verdadero sentido de la Navidad que volverse esclavos del consumismo. “Podemos decir que la Navidad es para los niños porque a ellos les gustan los regalos... los juguetes de moda y todo eso, pero en mi casa ya todos son adultos. Nuestras navidades tienen un sentido de unión, hermandad y sobre todo de agradecimiento con Dios, porque gracias a él tenemos salud, tenemos trabajo y lo mejor de todo es que estamos juntos. Qué más se puede pedir”, comenta el coreógrafo y actor.
Esto no quiere decir que debajo de su árbol (el que todos adornan) falten regalos un día como hoy, en donde el mundo católico celebra el nacimiento de Jesús, sino que consideran que cualquier fecha es buena para hacer un detalle a un familiar. “Cuando ellos eran pequeños yo vivía en Estados Unidos y les enviaba ropa y muy buenos juguetes. Todo lo que estaba de moda en esos momentos. Creo que no se pueden quejar por eso porque tuvieron de todo.
Evidentemente hubo años en que no fueron tan buenos como otros, pero siempre tuvieron ‘al menos’ un regalo en Navidad”, enfatiza Freddy, quien por más de tres décadas ha destacado en música, teatro y danza. “Ahora que ya están grandes les doy ropa o un perfume, pero no es que me aloco por ir a buscar y rebuscar. Sé lo que a ellos les gusta y entienden que por el trabajo a veces no hay mucho tiempo. Lo importante son los detalles”.
Y es precisamente en los detalles en donde los Rivadeneira hacen la diferencia. Por ejemplo, Danilo (33 años), el primero de los hijos de Freddy, se meterá esta tarde a la cocina para preparar los menús que decidieron entre todos, ya que en su mesa cada quien come lo que le gusta y no comparten un mismo platillo. “En Navidad la cosa es consentirse de alguna manera y comer lo que más le gusta a cada uno. Comer diferente ese día es rico”, acota.
En cuanto a los regalos, no espera nada en especial sino el hecho de compartir con sus hermanos una velada amena como lo ha venido haciendo a lo largo de su vida. “A mí de pequeño siempre me daban videojuegos... es lo que más me gusta. Ahora, si quiero algo me lo compro, pero cualquier cosa que me quieran dar de corazón es bien recibido. Me gusta pasar con mis hermanos y donde estén ellos espero estar yo”, comenta Danilo, quien la próxima semana, por primera vez, despedirá un año fuera de casa, al atender la invitación que los padres de su enamorada le hicieron para ir a Salinas.
A Danilo le sigue Sofía (no revela su edad), la única mujer de los hijos de Freddy, la “consentida y rebelde” de la familia. Recuerda con agrado las navidades en donde nunca faltaron las muñecas barbies, a las que en pocos minutos les cortaba el cabello. “Sí, me gustaban las muñecas pero más me gustaba jugar con mis hermanos, salir al portal y correr como locos. Pero, las cosas típicas para las niñas también me hacían gracia... ahora ya no tanto, pero puedo decir que mis navidades fueron bonitas”, menciona.
Y si de travesuras se trata, Andrés (29 años) ha sido el más inquieto de la familia. No podía haber una tijera cerca de él porque se cortaba el cabello solito y en sus manos no duraba un juguete porque a los pocos minutos lo dañaba y quedaba desbaratado debajo de cualquier mueble. “En esta época se ponían a jugar con chispeadores, silvadores, tronadores y fosforitos... una vez le quemaron el cabello a su hermana con una de esas cosas”, recuerda Freddy de Andrés, quien forma parte del staff de Danzas Jazz.
Y si de rebeldes se trata, Peter (28 años), el menor de los Rivadeneira, también se dedica al arte, pero no de la misma manera en que la hacen sus hermanos mayores o su padre: él es rockero.
Desde adolescente ha formado parte de diferentes agrupaciones en este género y para el próximo año espera concretar la conformación de su propia banda. También es chef y es quien generalmente cocina en casa.
Asegura que una de las navidades más memorables que ha tenido es cuando le regalaron toda la colección de muñecos de “G.I. Joe” y un avión que en pleno vuelo se cayó y le “partió la cabeza”.
La celebración de fin de año también es excusa para divertirse. “Ahora por trabajo no hemos tenido tiempo de armar el monigote entre todos, pero por muchos años lo hemos hecho. Siempre hacemos ‘años viejos’ enormes que el vecindario completo viene a tomarse fotos con él”, señala Sofía.
“A mí me parece súper chévere saltar sobre el muñeco prendido, pero lo hacemos con mucho cuidado porque mi papá se molesta muchísimo. Siempre nos reta porque nos acercamos demasiado a la candela”, recuerda Danilo, quien una de sus cábalas preferidas es comer las doce uvas, aunque pierde la cuenta entre los abrazos.
Para Danilo, Sofía, Andrés y Peter la mejor Navidad de sus vidas ha sido cuando han pasado todos juntos en compañía de su mamá, quien radica en Italia desde hace unos años. “No somos la única familia que tiene un familiar fuera de casa. Mi papá vivió muchos años en Estados Unidos cuando éramos pequeños. Así que cada vez que tenemos la oportunidad de pasar todos juntos es lo más memorable que puede haber, porque es el momento ideal para reafirmar el amor y cariño que nos tenemos cada uno”, remarca Peter.
Así que esta noche, los Rivadeneira dejarán a un lado su amor por el arte, para demostrar el amor que se tienen uno del otro con una “oración de agradecimiento a Dios por bendecir esta familia y permitirnos hacer lo que tanto nos gusta”.