La difícil tarea de hacer reír en un monólogo
- Si ves videos sobre negros en los 60, que son apaleados, meados por perros y hasta algunas niñas quemadas en las iglesias, es porque los blancos se están portando amables con ellos, mucho más que quienes vivieron en los 30, 40 y 50- dice un Chris Rock, muy suelto de huesos en uno de los tantos shows que ofrece en su natal Estados Unidos. Y tiene más sobre ese tema.
- Y claro, los que murieron en los 30 desde el cielo dicen: estos negros sí que la pasan bien-, completa Rock, quien es de raza negra y habla de lo que vivieron sus antepasados, a través de diálogos irónicos entre él y su público desde un escenario, sea un bar o teatro.
Se trata de un fragmento de ‘stand up comedy’, un anglicismo de la expresión “comediante en vivo” o más bien un recurso teatral existente desde los últimos años del siglo XIV con exponentes como Mark Twain (quien además de escritor era un humorista que criticaba el capitalismo e imperialismo de su país).
No obstante, el género tomó un “nuevo aire” desde la década del 40 con Lenny Bruce, aunque con tonos muy groseros, que luego heredaron George Carlin en la década del 60 y luego Richard Pryor en los siguientes diez años con temas sobre racismo, política o religión. De hecho Pryor, de raza negra, cimentó su fama con sus sátiras étnicas, que en la década del 90 refrescó Crhis Rock.
El stand up comedy se extendió a Latinoamérica en la década del 70 con el chileno Coco Legrand, los argentinos Enrique Pinti, Jorge Porcel, Enrique Olmedo y otros, mientras que los colombianos José Ordóñez y Andrés López, el mexicano Adal Ramones y otros pertenecen a una generación más contemporánea, que citan temas basados en la cotidianidad, las costumbres (según cada país) y las generaciones.
Aunque desde la década del 40 ya existía el personaje de Evaristo Corral y Chancleta, que el ambateño Ernesto había creado, la tendencia de presentar humor se reactivó en los bares en 1998 con Tomás Delgado, quien interpreta a La Vecina. Desde entonces ese recurso teatral adquirió frecuencia con Francisco Pinoargotti (quien ya registra cinco espectáculos distintos en aproximadamente cuatro años), Fernando Villarroel, el presentador de televisión Pedro Ortiz Jr., Danilo Estévez, Flor María Palomeque con La Mofle, Carlos Michelena con El Miche, y otros. Algunos de ellos titulan a sus trabajos como monólogos.
Sobre los términos monólogo y stand up comedy, el actor Luis Mueckay, autor de personajes como Norma Lixta, explica: “la interpretación de un texto por una sola persona frente a una audiencia se conoce como monólogo. Y, aunque el público lo escuche, la convención teatral hace que se lo considere así. No tiene, generalmente, una contraparte en vivo que contesta, es decir no produce diálogo común sobre el escenario. En cambio, el stand up comedy es un monólogo teatral. La mayor característica del stand up comedy es que se trata de un punto de vista o situación que el actor desea exponer. Sucede con Monólogos de la vagina, de Eve Ensler, o lo que hace (Jerry) Seinfield. Ese punto de vista usualmente es algo muy serio o terrible, solo que el humor y el intérprete lo hacen con sesgos cómicos como la ironía, el sarcasmo, la exageración por nombrar unos pocos”.
El mismo Mueckay, quien es director del teatro Sarao y del laboratorio Humor Sapiens S.A., considera que la proliferación del stand up comedy en Ecuador se debe a que "su producción puede ser más barata y su puesta en escena o difusión más portable y, por lo tanto, puede haber mejor ganancias en utilidades repartidas en pocas personas. Por otro lado, se ha ido supliendo en lo cotidiano el sentido colectivo del trabajo en grupo. Existe también el caso de que alguien quiera exteriorizar y compartir las cosas que tiene que decir. En Guayaquil son pocos los que se dedican al stand up comedy rigurosamente como tal. Ni siquiera lo que hace Norma Lixta lo es. Tiene rasgos del stand up comedy pero no completamente”.
Francisco Pinoargotti asegura que más que un exponente de stand comedy es más bien un showman porque su trabajo incluye imitaciones de personajes y hasta música. "Yo invierto para mis shows y cuento con un equipo de trabajo, entre ellos un amigo que es libretista y hasta un director musical, pero al final el concepto del espectáculo es mío. Soy yo quien creo los temas que quiero proyectar. Aunque hay libretos, yo meto mano en eso, lo mismo sucede con la música porque yo soy músico. Yo canto y toco la guitarra y otros instrumentos en mis shows", dice el humorista que considera “bueno” el hecho de que esta actividad se expanda y que desde hace menos de un lustro registra los espectáculos No soy tan buen muchacho, Visa2 para reír, Es3, Santo Monólogo y 5contener la risa, con temática universal.
No obstante, Pinoargotti considera que cualquiera no puede armar un show de stand up comedy y cuando un intérprete no lo consigue, puede caer en las imitaciones. “Lo mío no es nuevo. Lo hago desde niño, también en reuniones con mi círculo íntimo de amigos. He visto teatro desde siempre y esas son mis influencias. Acá hay actores serios con buenos trabajos como el que hace Lucho Mueckay con Norma Lixta y otros personajes. Tomás Delgado también tiene su mérito con La Vecina, pero él lo hace más en bares, es más popular”, dice.
El mismo Delgado expresa que “armar un show es complicado. Se necesita de guiones que deben ser ensayados. Ahí uno se da cuenta si puede tener éxito, pues la clave está en mantener al público siempre riendo, no dejar que el show caiga. Dependiendo del actor, uno puede crear un show en un promedio de tres meses. En mi caso yo mismo escribo los libretos”, refiere el artista balzareño, quien considera que “el público ecuatoriano se identifica con el costumbrismo para reflejarse en él”.
Mueckay afirma que puede tomarse hasta un año para desarrollar una charla de humor con un personaje.
Delgado, quien tiene como referentes a los argentinos Alberto Olmedo y Enrique Pinti, más el chileno Coco Legrand, afirma que es capaz de presentar un monólogo como él mismo, sin recurrir a La Vecina. “Puedo hacerlo porque mis personajes tienen mucho de mis vivencias. Además tengo la ventaja de que he interpretado distintos roles cómicos en la televisión. Pero no todos pueden hacerlo, hay personajes que de por sí causan hilaridad como La Mofle de Flor María Palomeque. No sé cómo funcionaría si ella hiciera un show como ella misma”, añade.
Danilo Estévez es uno de los actores que recientemente se lanzó al ruedo de los comediantes en vivo con su show Huevólogo, que presenta en el bar Samoa. “Casi no abordo la política, más bien hablo sobre las parejas, la adolescencia, basado en mis vivencias. Es algo que quería hacer desde hace cinco años. Al principio tuve tres músicos como para teatro, pero como me presento más en bares, no los utilizo”, explica el actor que cita a Legrand, Andrés López, Adal Ramones y el humor de Chespirito como referentes.
Mientras progresa esta tendencia, Mueckay desarrolla elementos de stand up comedy en su espacio de investigación Humor Sapiens S.A. El tema da para rato.