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Juegos de Tronos se transforma en una sinfonía

Juegos de Tronos se transforma en una sinfonía
Foto: EFE
14 de mayo de 2018 - 00:00 - Gorka Castillo, corresponsal en España

Cuando la noche cae sobre el escenario, la máquina de los Siete Reinos se pone en movimiento sobre la gran pantalla mientras la voz de Cersei Lannister advertía de lo que llegaba. Entonces, un cuarteto empieza a tocar los contrapuntos finales de la “Canción de hielo y fuego” y de la oscuridad brota un violonchelista, la orquesta y un coro envuelto en sombras que avanzan y cantan sobre la oscuridad.

El director germano-iraní Ramin Djawadi logra así que el público se sumerja sin dilación en el espectáculo Game Of Thrones Live Concert Experience, un híbrido entre la música orquestal, secuencias inolvidables de la mítica serie, efectos especiales y experimento que la semana pasada tuvo su conmovedor estreno europeo en un WiZink Center de Madrid transformado en una suerte de Invernalia (o Winterfell en su nombre en inglés).

La composición hasta provocó en los 15.000 entusiastas asistentes una dulce sensación de frío abrasador.

Una función de más de dos horas de duración que se repetirá en Barcelona para después continuar su apoteósica gira por Berlín, Viena, Amsterdam, Hamburgo, Londres y Copenhague. Y es que Juego de Tronos es una mina de oro, de ahí que la cadena HBO que lo creó se resista a dejarla envejecer y por lo tanto a morir, una de las consecuencias más incómodas de la vida. Tanto es así que muchos seguidores presentes en el estreno de Madrid llegaron de diferentes puntos de Europa, como Gunter e Inge, dos alemanes de 46 años que esperaban la apertura del recinto dos horas antes del inicio del espectáculo. Viven en Düsseldorf y aseguraban con cierto nerviosismo no conformarse con ver esta performance una única vez.

“No, tenemos boleto para repetir en Berlín y Hamburgo. Somos unos apasionados de Juego de Tronos”, decían sin parar de mover las piernas.

Vestían ropa con la frase  “Winter is coming” (El invierno se acerca), la leyenda que la Casa Stark ayudó a convertir en el fenómeno de masas más lucrativo del siglo XXI.

Gunter no duda a la hora de descubrir el nombre de su personaje favorito: “Jon Snow”. El de Inge, su compañera, no es Ygritte como cabía esperar sino la pequeña Arya Stark, “zurda y audaz como yo”, añade con una sonora carcajada.

Ambos pagaron $ 142 por una localidad privilegiada a escasos metros del escenario principal.

El precio contrasta con los $ 50 que desembolsaron Enrique y Pablo, dos furibundos seguidores de la saga de libros que han convertido a George R. R. Martin en un escritor de aventuras fantásticas casi legendario.

“Estamos en el anfiteatro frontal más alto, pero sabemos que tienen tres pantallas gigantes, así que esperamos divertirnos”, afirman.

Y así fue. Con secuencias cruciales de las siete temporadas exhibidas, las composiciones de Djawadi aparecen a un ritmo maravilloso sobre un escenario atravesado por una suerte de pasarela móvil. Al fondo, un ciclorama blanco que se tiñe de sangre junto al trono de hierro, lo que evoca el frío cruce de los aceros y los espantos más extremados.

Todo transita por un sendero de espejos fragmentados donde se establece un diálogo, a veces excesivamente resumido, entre la música y los nudos gordianos de la serie más arrolladora de los últimos tiempos: supervivencia y culpa, suicidio y perdón, codicia y altruismo. Fuego abrasador y hielo paralizante. El espectáculo visual se entrelaza con los diferentes linajes de la serie y sus angustiosas relaciones de poder.

De ahí que además del tema principal destacan otros como ‘Las lluvias de Castamere’, casi como un himno para los seguidores de la Casa Lannister; el ‘Light of the Seven’ tocado con un solo de piano más intenso que el que pudo escucharse al final de la sexta temporada; o ‘Truth’, el magistral tema que acompaña el descubrimiento del mayor secreto de la séptima y, hasta ahora, última entrega.

La tentación que provoca este Game Of Thrones Live Concert Experience es casi tan grande como los libros. La música y las canciones de Ramin Djawadi, la escenografía y la iluminación, el vestuario y la capacidad sinfónica de la Orquesta de Madrid parecían devolver a la vida a los personajes de ficción.

El concierto concluyó como empezó, con el legendario tema de cabecera.

Y después, ya sin los músicos ni el director sobre el escenario, un emotivo ‘In Memoriam’ por los infinitos personajes fallecidos en la serie que elevó al éxtasis al entregado público.  

Fue una pequeña dosis de Juego de Tronos justo en el año en que no habrá nueva temporada porque la final aún se graba justamente en España. En 2019 será su estreno. (I)

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