Publicidad

Ecuador, 22 de Noviembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

José José rechazó un whisky antes de cantar en Ecuador

José José llegó por primera vez a Ecuador en 1971. El mexicano murió el 28 de septiembre de 2019.
José José llegó por primera vez a Ecuador en 1971. El mexicano murió el 28 de septiembre de 2019.
Foto: Archivo | et
30 de septiembre de 2019 - 16:58 - Redacción Cultura

Mientras la cantante guayaquileña Giselle Villagómez se trasladaba en taxi para llegar al Teatro Ferrocarrillero, de México, donde representaría a Ecuador en el Festival de la Canción Latina (predecesora del Festival OTI), escuchaba cómo las emisoras repetían “La nave del olvido”, una canción de El Greco, que José Rómulo Sosa Ortiz, a quien ahora se conoce como José José, empezaba a popularizar en su país.

El 15 de marzo de 1970 Villagómez cantó “La alborada”, del fallecido historiador Efrén Avilés. Cuando José José subió al escenario interpretó “El triste”, un tema de Roberto Cantoral. Aunque quedó en tercer lugar, el público gritaba, lo ovacionaba, sonaba un estruendo en la barra que coreaba su nombre.

“Definitivamente lo idolatraban y eso me impactó”, comenta Villagómez, quien en esa ocasión quedó en el decimoquinto lugar y sabía poco de aquel hombre que no había pisado Ecuador y apenas empezaba a escucharse en el país.

Cuando el jurado anunció que el primer lugar era para Claudia, de Brasil, se armó un caos y la audiencia se paró con la intención de linchar a los miembros del jurado y al resto de artistas que habían ganado. “Debimos esperar por dos horas para poder salir del teatro”, recuerda la cantante.

En medio del escándalo, José José se veía en calma. “Era un hombre dulce, agradable, humilde y sencillo. No era de los que ponía las caretas, era real”, dice Villagómez,

Al día siguiente, José José la invitó a conversar a su habitación. El mánager que tenía en ese entonces les abrió la puerta a Villagómez y a su hermano Leo, de 7 años.

“Me acuerdo de que él miró a mi hermano y dijo: “¿Quién es este infante?”. Mi hermano entendió “¿Quién es este elefante?” y todos nos reímos de sus palabras. Yo me senté en una silla y puse a mi hermano en mi regazo. José José estaba sin camisa, acostado en la cama. Hablaba de muchas cosas”.

En 1971, José José llegó por primera vez a Ecuador y se encontraron en un set de televisión donde cantaron juntos. Él le guardó respeto desde su encuentro en México. “Se portó como un caballero”, recuerda ella.

“Lo más grande de la música, y siempre lo diré, es que en los festivales pueden ganar los que sean, pero lo que prevalece es lo que al público le atrae. Las más sonadas canciones son las verdaderamente ganadoras y “El triste” se la escuchó en ese tiempo, ahora y seguirá siendo en la eternidad la ganadora para el público”, resalta la artista, quien popularizó el tema “El cardenal”, de Chico Navarro. 


En la feria de Durán 
En 1995, Los Intrépidos, una pequeña banda de Guayaquil, fue contratada para cantar en la Feria de Durán, un encuentro obligado en la época durante las fiestas octubrinas de Guayaquil, a donde llegaban artistas internacionales. A la agrupación le tocó abrir el concierto de José José.

“Escuchamos cómo calentaba la voz en el camerino y hacía unas escalas increíbles. Tenía una voz súper potente todavía, aunque decían que ya estaba medio de bajada”, recuerda Miguel Cabrera, bajista de Los Intrépidos.

De un momento a otro dejaron de escucharlo hasta que alguien abrió la puerta de su camerino. José José llegó a saludarlos. Cabrera cuenta que le expresaron toda su admiración por su talento y su música.

“Él nos preguntó sobre la banda y recuerdo que nos dijo que la música era algo muy lindo, pero que también era doloroso ese medio porque había mucha gente que se aprovechaba del talento. Nos dijo que había muchas mujeres, muchas tentaciones, pero que en general la música era lo más hermoso”.

Cabrera dice que los integrantes estaban conmovidos con su actitud paternal, pero sobre todo por esa sencillez de ir por su cuenta, tocarles la puerta y entrar a darles un consejo.

- "Maestro, un whisky", le ofreció Antonio Hanna, el baterista del grupo.
- "No, mijito, ya estoy retirado", contestó el intérprete de “Y qué”.

“Ante su postura nos burlábamos de la penosa situación al pensar que el pobrecito estaba intentando alejarse del alcohol y nosotros lo estábamos incitando a retomarlo”, cuenta entre risas Cabrera.

En ese año, Los Intrépidos promovían las canciones más pegajosas de su carrera “Playa azul”, “No te lo creo narizón”, “Mercedes” y otras. (I)

Contenido externo patrocinado