Jorge Drexler recorre el mundo con una oda a la guitarra
Con un nuevo disco "caprichoso", hecho solo con guitarras, Jorge Drexler, el músico uruguayo de mayor éxito en el exterior con un Óscar y cinco nominaciones al Grammy en sus bolsillos, está embarcado en una larga gira que en Nueva York lo acoge a lo grande.
Este otorrinolaringólogo que dejó Montevideo y la medicina a los 30 años para intentar vivir de la música en Madrid presentará su decimosexto disco de larga duración, "Salvavidas de hielo", en el legendario teatro Beacon donde tocaron David Bowie o los Rolling Stones.
"Es un desafío muy grande, estoy realmente muy feliz" aunque "me parece un poco apresurado y desproporcionado para mí", dice en una entrevista con la AFP en su hotel a pasos del Central Park, antes de su concierto del sábado.
"La vida es muy generosa conmigo", añade el compositor y guitarrista de 53 años, que tras un primer disco en casete que vendió apenas 33 copias, el año pasado cantó en el Colón de Buenos Aires, la semana pasada en el Liceu de Barcelona y en abril lo hará en el Teatro Municipal de Rio de Janeiro.
Solo guitarras y voces
En "Salvavidas de hielo", que le valió su quinta nominación al Grammy, Drexler habla de migraciones, de disfrutar lo efímero, de la maravilla de las comunicaciones, de la necesidad de silencio o la magia de las canciones. Y también le da las gracias a Joaquín Sabina, que en una "noche loca" montevideana le aconsejó partir a Madrid.
En tiempos de poca paciencia y de saltos de un disco a otro y de un artista a otro en Spotify, "quería bucear profundamente en una sola cosa, por eso en el disco no hay ningún otro instrumento que no sean guitarras", explicó el compositor y guitarrista en una pausa de su gira por 28 ciudades de España, Inglaterra, Estados Unidos y Latinoamérica.
"Creo que sí, es mi disco más caprichoso", pero "no es un ejercicio de ascetismo musical", aclara. "Es uno de los discos más cargados que hice, con muchas capas de sonido", incluidos los que cinco percusionistas arrancaron de guitarras durante la grabación en México.
En tres canciones lo acompañan poderosas cantantes: las mexicanas Julieta Venegas y Natalia Lafourcade, así como la chilena Mon Laferte en "Asilo", el sensual ruego de un amante.
Drexler protagonizó un momento histórico en los Óscar en 2005, cuando Prince le entregó la estatuilla por "Al otro lado del río" y el uruguayo, en vez de hacer un breve discurso, cantó a capela su canción, en protesta contra los organizadores que no lo dejaron cantarla en la ceremonia y eligieron para ello a los más conocidos Antonio Banderas y Carlos Santana.
Migraciones
La canción que abre el disco, "Movimiento", surgida tras una charla TED que dio en Vancouver, es para el músico la más importante ahora, cuando crece la retórica antiinmigrante del gobierno Trump.
"Estamos vivos porque estamos en movimiento/ Nunca estamos quietos, somos trashumantes/ Somos padres, hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes", canta este "desarraigado crónico", hijo y nieto de alemanes que huyeron de los nazis, bisnieto de un polaco, e inmigrante en Madrid hace 23 años.
Aunque no le interesa "el concepto de canción de protesta", se ha encontrado escribiendo canciones más políticas últimamente, como "Movimiento", cuyo video muestra a la corredora rarámuri Lorena Ramírez, ganadora de una ultramaratón de 100 km en julio, surcando la vastedad de la sierra Tarahumara en México, con su vestido tradicional y sus sandalias de plástico.
"No es de protesta y tampoco es feminista, pero tiene a una mujer en posición de fuerza", dice Drexler, que cuenta cómo cambió los pañales de sus tres hijos y que vive con su esposa, la actriz y cantante Leonor Watling, "en igualdad de condiciones".
En la rítmica "Telefonía", Drexler celebra todas las maneras de comunicarnos, y aunque evoca los mensajes escritos en las servilletas de los bares, lo hace sin nostalgia.
"Las historias que contamos no son muchas, son pocas. 'Telefonía' habla de eso, parece que cambia todo pero seguimos diciendo las mismas cosas", dice. "No soy un tipo nostálgico en general", quizás como "una defensa, porque me fui de Uruguay y no quiero estar colgado de lo que me falta". (I)