A Irina Shayk no solo se la conoce por las múltiples portadas en revistas como la ‘Sport Illustrated Swimmin’ o por ser la novia del futbolista portugués Cristiano Ronaldo.

Va más allá de eso, la ‘top model’ se califica como una mujer práctica y positiva, quien considera que los celos son simplemente un indicio de “inseguridad” (en referencia a la atracción que Ronaldo provoca en las féminas).

Aunque admite que es una mujer atractiva, ella tiene su propio concepto acerca de la belleza. “Una mujer es bella si se siente así”, afirma.

La pareja del goleador del Real Madrid español, con quien habla de moda, elude algunas preguntas sobre su vida privada, pero aún así se describe como una persona “con los pies en la tierra” y muy comprometida con su trabajo, que según ella es extenuante, pero a la vez lleno de ventajas.

Para no sufrir demasiado por la lejanía de sus amigos y de su familia, procura “ser realista”, pero sin olvidar la importancia que tienen los sueños para “seguir adelante”.

Prefiere la moda confortable, según una entrevista que esta semana concedió en Madrid durante la presentación de la nueva colección de zapatos de la firma Xti. El calzado, “un buen complemento”, ha de definir a la mujer que lo lleva, pero sin olvidar la comodidad.

Según la ocasión, Irina Shayk lleva zapatos planos o de tacón, depende de “cómo me levante”, bromeó.

A la modelo, cuyo nombre completo es Irina Shayjlismalova y que desde 2007 es conocida ampliamente por su trabajo en la revista estadounidense Sport Illustraded, no le amedrenta el precio de la fama. Tampoco le importan las “opiniones” de quienes no la conocen.“A mí  me gusta trabajar con cualquier persona por igual. Lo más importante es estar a gusto con uno mismo”.

Shayk, quien nació el 6 de enero de 1986 en Yemanzhelinsk, vive la vida con “optimismo” y, aunque los mandatos de la moda la obligan “a estar siempre guapa”, piensa que el exterior es un reflejo “de lo que somos por dentro”; su estilo refleja su personalidad, “dinámica y positiva”. Sostiene que las tendencias “no deben” condicionar un vestuario, sino que cada persona debe llevar “lo que le gusta y va con ella”.

Además, concibe la belleza como algo “subjetivo” en la que no hay guapos o feos; una mujer puede ser “alta, baja, delgada o más gordita”, ha dicho, pero “será bella si se siente bella”.

A pesar de desfilar seguido en traje de baño y ropa interior, dice ser una persona “muy tímida”, aunque segura de sí misma, “que es otra cosa muy distinta”. La modelo añade que le gusta dormir “muchas horas” cuando su trabajo se lo permite.

Su compañero de campaña, el cubano Juan Betancourt, se muestra “encantado” de trabajar con Shayk y, con tan solo 22 años, está “saboreando” el momento profesional que vive. “Me encanta viajar y conocer gente”, dice la ‘top model’, de 1,78 metros de altura, quien ha sido imagen de campañas como la de Guess? y portada de revistas como Elle, Harper’s Bazaar, Cosmopolitan, Tatler, Amica Italia, S Moda, Marie Claire, España, The Sunday Times Style UK y otras.

De ojos azules como los de su madre rusa y piel morena como la de su padre tártaro, Irina Shayk reconoce que, pese a los beneficios de su carrera, echa de menos a los suyos.