El cantante ecuatoriano Delfín "Hasta el fin" Quishpe llora la muerte de su amada en un tema sobre los atentados del 11-S, mientras la peruana Wendy Sulca entona una nana a la lactancia en "La Tetita", cuyos vídeos triunfan en internet y cosechan miles de admiradores y detractores.

Con más de veinte millones de visitas de sus vídeoclips en Youtube, Quishpe, Sulca o la peruana la Tigresa de Oriente se han convertido en iconos de un fenómeno musical que navega entre lo folclórico y lo "freak" -del inglés, raro o curioso-, según quien escuche e interprete su arte.

"Mucha gente critica porque a ellos no les gusta el mensaje de paz y amor que canto. Difundir que un ecuatoriano salga con la música a promocionar, este es mi estilo. Nadie va a venir a cambiarme, ni malos ni buenos", dijo a EFE Delfín Quishpe.

Quishpe es un reconocido personaje de la farándula de Ecuador, y fue uno de los artistas que popularizó, con "Torres Gemelas", un nuevo movimiento musical apodado "technofolklore".

Según el periodista de Cobertura Digital y especialista en nuevos medios, Cristian Espinosa, el valor de estos artistas va más allá de su música: "Reflejan una sociedad marginal que la gente no hubiera conocido de otra forma. Gracias a la red han podido hacer ver al mundo que ellos existen y hay que respetarles".

Su éxito provoca tanta aceptación como rechazo dentro y fuera de sus fronteras geográficas:

"Es una expresión de la cultura popular. Está entre la technocumbia y el sanjuanito, lo tradicional ecuatoriano, y por ello tiene tanta aceptación", dijo la ministra de Cultura de Ecuador, Erika Silva, tras una actuación del artista.

"El vídeo (de las Torres Gemelas) fue el primero latinoamericano que paso los dos millones de visitas en internet", recordó Espinosa, quien añadió que estos artistas "invitan a la gente a ser más tolerantes".

Precisamente, la tolerancia y la aceptación son algunos de los temas recurrentes en sus canciones.

"En tus tierras bailaré", de Sulca, Delfín y la Tigresa del Oriente, va dedicada al pueblo israelí, y el tema "No hay que discriminar", del cantante argentino Coco y la Tigresa, fue alabada por colectivos de homosexuales en Argentina.

Sin embargo, otros temas resultan más controvertidos, y prueba de ellos son los centenares de comentarios, a favor y en contra, que pueden leerse en Youtube.

Mientras que en "Cerveza, Cerveza", una prepúber Wendy Sulca se ponía en la piel de un aficionado a dicha bebida para destacar los peligros del alcoholismo, tragedias como la del 11-S o la de los 33 mineros chilenos que quedaron sepultados bajo tierra durante más de dos meses son habituales en el repertorio de Quisphe.

Pero lo que para él es "un acto de amor y paz", para otros puede resultar sensacionalista:

"Me parece que tanto la canción como el vídeo (en el que aparecen imágenes explícitas del atentado a las Torres Gemelas) tocan nuestro punto morboso al hablar de cosas prohibidas. Para algunos puede ser ofensivo", puntualizó el educador catalán Miki Gómez.

Artistas como Delfín también llaman la atención por su estética, en su caso con un traje que él define como de "vaquero de la serranía" andina, al que le cose su nombre en letras gigantes.

Más llamativa es la Tigresa de Oriente, una ex peluquera peruana de sesenta y tantos años, que interpreta "Adolescente", su último sencillo, con una corta minifalda y un atrevido escote con estampado atigrado y el pelo muy cardado, todo muy felino.

Una puesta en escena que da más notoriedad al fenómeno musical, y aviva la proliferación en la red de nuevos cantantes de este género.

Las bolivianas "Las conquistadoras" podrían ejemplificar esta nueva moda, con vídeoclips de bajo presupuesto y temas tan oportunistas como "Amor por internet".

"Estoy esperando que entres en línea, no demores por favor. Estoy en una cabina de internet y mi corazón está que late" claman desde el Potosí (Bolivia), este cuarteto musical que, como tantos otros, descubrió que el futuro está en la red, y de momento ya superan los 100.000 visionados en Youtube.