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Fabrikante ama la cultura ecuatoriana y pretende rescatarla con su música

Fabrikante ama la cultura ecuatoriana y pretende rescatarla con su música
04 de abril de 2013 - 00:00

La socióloga y escritora quiteña Wilma Granda presentó en el 2008 la obra El pasillo, identidad sonora, en la que realiza un análisis histórico sobre ese género musical. El libro de 176 páginas incluía un disco con varias canciones, entre estas, ‘Doña Petita Pontón’, de autor anónimo, que constituye uno de los primeros pasillos escuchados en Quito en 1890.

Este 2013, un joven músico guayaquileño rescata el título de esa canción sin autor para dar nombre a su primer material discográfico. Se trata de Francisco Valdiviezo, mejor conocido como Fabrikante, un cantante que marca su sello en los escenarios locales con una técnica poco explotada en el país, el beatboxing, una forma de producir sonidos musicales con la boca.

El disco lleva el nombre de Memoria y profecía de Doña Petita Pontón. Al titularlo de esta manera, Fabrikante quería hacer una especie de relación entre un pasado y un futuro. Aquí, culturalmente hablando, muy de la nada surge todo, asegura. “Al menos en Guayaquil, somos una cultura muy gaseosa. Somos muy ahistóricos, y eso limita mucho al momento de crear”, afirma.

En una entrevista reciente con el autor del blog  Lescaliermag, Fabrikante explicó sobre el nombre de su álbum que “la idea no era localizar este personaje sino que la gente  busque, consuma la obra e interprete cuál es la posible relación del disco con ella”.

El CD tiene una colorida portada y cuenta con 14 canciones, entre estas ‘Calandracas’ -convertida en cortometraje para el Festival de Animación Chimba- y ‘Chanteoma’, por la que el artista logró los premios a Mejor solista y Mejor video en la última edición de los galardones del movimiento Garage Band de Guayaquil.

Los títulos de sus canciones son palabras inventadas por él. En sus líricas le gusta hablar de las cosas que van más allá de lo vidente, dice entre risas, citando a León O, de los Thundercats.

Verlo en escena es vivir una experiencia diferente. Para lograr los efectos de una banda, el músico se vale de una pedalera en la que graba y reproduce sonidos en vivo. Es él, ese aparato, su micrófono y su carisma. En la entrega de los premios El Alternador ofreció una muestra de su talento con gran aceptación del público.

Al aparecer en el escenario dijo: “Un saludo muy grande, damas y caballeros. Aquí mi presencia no es para incomodarlos ni mucho menos, si no para traerles este nuevo producto que ha salido a la venta: Fabrikante, la banda Mocha. Tu experiencia más mediocrista del año. En ofertas y sin demanda. Cura la tos, la gripe, la gastritis, es buena para los riñones, el sistema nervioso, el intestino grueso y delgado, los pulmones, las amígdalas, la corteza cerebral. Ayuda a prevenir las caries, los impuestos, la ordenanzas municipales...”.

Al escucharlo, atónito, el público solo atinó a aplaudir con admiración. Presurosamente se expandió el fenómeno Fabrikante por el escenario under. Planarteria, canal de información de música independiente, lo cataloga en una de sus notas como uno de los músicos emergentes más importantes de nuestro país.

Él, sin embargo, es algo modesto con este tipo de afirmaciones al situar sus influencias musicales en dos artistas concretos: el ícono de la cultura afroecuatoriana Guillermo Ayoví, conocido en el mundo musical como Papá Roncón y ganador del Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo en el 2011, y en el cantautor de melodía autóctona Enrique Males, quien tiene a su haber 24 discos y una carrera de éxitos reconocidos. Fabrikante considera que si sus fans conocieran la propuesta de estos grandes probablemente entre ellos no habría tanto asombro con lo que él hace.

Francisco y el beatboxing

A Fabrikante siempre le llamó la atención hacer sonidos con cosas no tan tradicionales. Lo heredó de su padre, que cogía cubiertos y platos en restaurante y producía música. Conoció a un amigo que hacía beatboxing en la secundaria y empezó a ensayar sonidos propios.

Aunque esta forma de hacer música no está institucionalizada académicamente, el músico constantemente indaga nuevas maneras de hacer sonido con su boca, utilizando también garganta, nariz y labios. La meta es siempre inventar algo nuevo, señala.

“Algunos imitan ritmos o instrumentos, eso es mediocre, pues no se potencia un timbre único, se subyuga la herramienta musical. Es virtuoso, sí, pero no llega a convertirse en un nivel estético digno de admirar”, comenta el artista.

Su nombre artístico

Los poetas o los que tratan de crear algo son personas que viven en una especie de contradicción: hacen lo mismo, pero a la vez intentan innovar. Se compara con una fabrica que constantemente produce arte. Por eso decidió llamarse Fabrikante. “El creador tiene patrones recurrentes en los que basa su proceso, y se repite. Para mí, mis canciones son así. Me esfuerzo para que mi producto no sea igual del todo”, describe.

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