En Jerusalén subastan cartas de Albert Einstein
Una nota escrita por Albert Einstein a una científica italiana que se había negado a reunirse con él se vendió el martes en una subasta, junto con un lote de otras cartas dejadas por el famoso físico.
“A la investigadora científica, a cuyos pies dormí y me senté durante dos días completos, como un recuerdo amistoso”, dice la nota en su versión original en alemán, firmada y fechada en octubre de 1921, que recaudó $ 6.100 en la casa de subasta Winner’s Auctions & Exhibitions en Jerusalén.
La casa de subastas dijo que Einstein, que entonces tenía 42 años y todavía no había ganado el Premio Nobel, escribió la carta a Elisabetta Piccini, una estudiante de química mucho más joven que él que vivía un piso arriba del hogar de su hermana, Maja, en Florencia.
Durante una visita a la ciudad “Einstein estaba muy interesado en conocerla. Sin embargo, Elisabetta era introvertida y demasiado tímida como para encontrarse con una persona tan famosa”, precisó Winner’s en su sitio web.
El pasado martes también se vendió, por $ 103.000, una nota de 1928 en la que, según la casa de subastas, Einstein esbozó ideas para su ‘Tercera etapa de la teoría de la relatividad’.
Una carta en inglés que escribió en 1946 para un veterano estadounidense de la Segunda Guerra Mundial que aspiraba a ser científico también recaudó $ 6.100.
En octubre, Winner’s vendió otra carta de Einstein, escrita en 1922 al saber que había ganado el Nobel, por $ 1,3 millones.
Otras notas
No es la primera vez que escritos de Einstein salen a subasta. Por ejemplo, en octubre del año pasado, dos notas manuscritas que le dejó -con su firma- a un mensajero como propina fueron subastadas en Jerusalén, el pasado 24 de octubre.
La particular propina que dejó el científico judío alemán en el Hotel Imperial de Tokio en 1922 alcanzó, en una subasta online los $ 10.400: 8.000 uno de los documentos y 3.400 el otro, un importe, como él predijo, muy superior al que se suele de dejar como gratificación por un servicio en un hotel.
En octubre de 1922, el científico más destacado del siglo XX se embarcó en un viaje a Japón para dictar conferencias y durante el traslado de Europa a Asia se enteró por un telegrama de que se le había concedido el Premio Nobel de Física 1921. (I)