El furioso regreso de Hollywood a la Cuba comunista
Después de más de medio siglo, Hollywood regresó con furia a La Habana: la ciudad, sus vehículos y edificios viejos son escenario de las grabaciones de la saga de "Fast and furious" (rápidos y furiosos), que lograron alterar como pocas veces la calma de la isla.
La octava parte de la serie que protagoniza Vin Diesel está siendo filmada desde finales de abril en las calles del centro de La Habana.
Impresionados por los helicópteros, las grúas y utilería, los habaneros, sin embargo, han tenido que soportar desvíos e inusuales embotellamientos en vías alternas en mal estado, mientras de las viviendas asoman cabezas apiñadas y curiosas.
Con sus edificios descascarados, algunos prácticamente en ruinas pero con vista al mar, la capital cubana se convirtió en un plató apetecido por la industria del cine, tras la reconciliación política con Estados Unidos en 2015.
Si bien el embargo estadounidense decretado en 1962 continúa en pie, las medidas de flexibilización adoptadas por la Casa Blanca han permitido que de a poco Cuba vuelva a acoger grandes producciones, como en años los previos al triunfo de la revolución en 1959.
"Cuba es un museo rodante para nosotros y que nos escojan... es una cosa muy bonita", dijo este viernes Mayer Moros a la AFP.
Este cubano de 44 años siente una identificación adicional con la película: es chofer de uno de los "almendrones" -Ford o Chevrolet clásicos y coloridos- que circulan por La Habana y que son un imán para los turistas.
Pese al secretismo que suele rondar a este tipo de costosas producciones, los autos viejos serán protagonistas de la nueva entrega del filme que consagró al fallecido Paul Walker.
"Aquí los carros todos son antiguos, pero para nosotros son el carro del año", comentó Moros a la AFP. La película, que se estrenará en abril de 2017, permitirá a espectadores de todo el mundo acercarse a una ciudad congelada en el tiempo.
"Los cubanos estamos muy orgullosos de que se haga un filme como este aquí en Cuba, aunque sean unos 15 o 20 minutos" de película, dijo Michel Benítez, un empleado estatal de 23 años y declarado seguidor de la saga.
Durante las grabaciones, que se extenderán hasta el 5 de mayo, los isleños se agolpan con sus celulares frente a las vallas de seguridad, y otros, indiferentes, siguen con su vida "lenta y contenta". La fiebre "hollywoodense" incluso contagió a las altas autoridades comunistas.
Josefina Vidal, responsable de La Habana ante Estados Unidos, se hizo eco de las grabaciones en su cuenta de Twitter y de un mensaje en redes sociales de Vin Diesel en Cuba. "Estamos orgullosos de estar aquí. Esto es el paraíso", afirmó el actor. (I)