El drama social es un recurso frecuente de nuestro cine
Lucía es una joven quiteña de 16 años que debido a circunstancias extremas de la vida se ve obligada a robar para mantener a sus hermanos menores y ayudar a salir de la cárcel a Marta, su madre, una mujer que sufre los abusos de su compañero sentimental.
Desde ahí parte una historia dramática, que basa su argumento global en realidades que identifican a la sociedad ecuatoriana. Se trata de un proyecto que estrenó en las salas de cine recientemente con el nombre ‘No robarás, a menos que sea necesario’.
Esta película, que dirige Viviana Cordero, es una muestra de una constante propuesta del cine local: recurrir a dramas sociales como la disfunción familiar, la drogadicción, el maltrato y una infinidad de etcéteras a la hora de realizar un largometraje.
Según el Consejo Nacional de Cinematografía, el año pasado se estrenaron cinco filmes ecuatorianos, entre estos ‘Pescador’, la cuarta producción de Sebastián Cordero, ganadora de varios premios en festivales internacionales, como el de Guadalajara (Mejor Actor y Mejor Director) y el de Cartagena (Mejor Actor).
El filme cuenta la historia de Blanquito, un hombre de pueblo que descubre las desventuras del oscuro mundo del narcotráfico tras hallar un cargamento de cocaína en la playa en la que vive.
El tema de la droga es bastante tocado en las recientes producciones. Casos puntuales son ‘Sin otoño, sin primavera’ y ‘Mejor no hablar de ciertas cosas’, que también vieron la luz el año pasado.
En esas dos producciones participó Víctor Aráuz, quien opina que si ya se abarcó esa temática desde varias perspectivas en el cine local, es mejor mirar a otro lado. No obstante, cree que este tipo de producciones aumenta debido a que muchos cineastas han vivido o visto esas realidades y que inmortalizarlas en la pantalla grande es una forma de comunicarlo.
Este último es el caso de otro de los filmes en que participará, ‘Azules turquesas’, con el que la actriz Mónica Mancero se estrena como cineasta y que también mostrará a la drogadicción. A través del guion, que narrará hechos reales al 100%, se conocerá la historia de Isabella, una adicta internada en tres instituciones de rehabilitación, que vivirá junto a otras personas la forma cruel con la que se trata a los enfermos de este tipo.
La ahora cineasta justifica el haber elegido esta temática al decir que existen varios problemas en Latinoamérica que no se resuelven y siguen llamando la atención. “El cine es una forma de buscar una solución a esos males”, afirma.
A pesar de su opinión, Mancero reconoce que construir un guion económico aporta a la realización de los filmes. “Tratamos de reducir costos con lo que escribimos. Sería muy caro, por ejemplo, usar efectos especiales. No hay presupuesto y las empresas privadas no se arriesgan a invertir”, explica quien debido al factor económico debió postergar el rodaje de su proyecto hasta septiembre próximo.
La ópera prima del director David Nieto, ‘La llamada’, también estrenada el año pasado, es otra de las cintas que abarcó una realidad social. Relató una relación familiar en la que se jugaba de manera paralela la presión de las obligaciones de una madre soltera y el abandono no intencional a un adolescente desorientado.
Algo similar pudo verse en ‘No robarás, a menos que sea necesario’. Lejos de opinar que estos temas se convirtieran en el vicio de los realizadores, Viviana Cordero argumenta: “El cineasta no es un ser de hierro, sino un artista sensible. En el momento en que crea algo busca que eso le conmueva”.
Sostiene además que los directores no son personas de negocios, sino que quieren contar semblanzas que sean parte de una realidad. “Una historia se hace en base a algo que tenga un trasfondo, drama y sentimiento”, describe la realizadora, quien plasma estas características en su reciente trabajo.
El comunicador Diego Martínez, quien sigue de cerca las propuestas cinematográficas nacionales, considera que recurrir al drama social “es la forma más barata de explotar emociones”. Opina que el arte independiente puede dar más que drogadictos, alcohólicos, prostitutas y demás personajes ‘tristemente incomprendidos’”.
Para él, la masa cinéfila que acude a ver estas propuestas, además de buscar entretenimiento, va por la curiosidad, el estigma, lo antedicho, con el fin de dar una mirada de cerca a esos problemas existentes.
Víctor Aráuz concluye con una verdad innegable al respecto: “Siempre primará el tema social (en las producciones cinematográficas locales). No somos Estados Unidos que tiene una vida más suave. Somos Ecuador y tenemos historias ‘malditas’, como el feriado bancario y las invasiones… Estamos rodeados de eso.
ENTÉRATE
De las películas que se estrenaron el año pasado, ‘Santa Elena en bus’ fue la única que no se apegó al drama social para su argumento, pues su director, Gabriel Páez, apostó por un proyecto que inmortalice leyendas e historias de ese territorio ecuatoriano.
El filme ‘Quito 2023’, de Juan Fernando Moscoso, también se apartará del estereotipo ‘drama’, pues será una historia de ciencia ficción, la primera de su tipo hecha en el país.
300%. Según el Consejo Nacional de Cine (CNCine), Ecuador presenta ese aumento en producción cinematográfica.