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El Telégrafo
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El amor de una muñeca

El amor de una muñeca
04 de julio de 2013 - 00:00

Las estudiantes de la Unidad de Danza ‘Esperanza Cruz’, de la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas, hicieron gala de su destreza y presentaron con éxito la obra Coppelia en el Teatro Centro Cívico.

Esta producción es una de las piezas de ballet más importante del mundo, por el sentimentalismo que en ella se describe a través de cada movimiento de la danza de sus personajes.

Coppelia se estrenó en mayo de 1870 en París y se caracteriza por la conjugación de la danza clásica, de carácter y pantomima.

En esta ocasión, la escenografía estuvo a cargo de Juan José Jaramillo, mientras que en la coordinación artística y coreografías estuvieron Wendy Cabanilla y Patricia Moreno, quienes utilizaron la adaptación libre de la coreografía original de Arthur Saint-León.

El vestuario fue creado por Patricia Garzón, Patricia Rumbea, Carlos García y trajes cortesía del Centro de Arte.

La obra se desarrolla en una aldea de un pueblo fronterizo en donde está la lúgubre casa del doctor Coppelius, de quien se dice, es hábil para la magia y también para la creación de muñecas tamaño natural. Coppelia es su última creación.

La joven más bonita del pueblo, Swanilda, está comprometida con Franz, quien fascinado por Coppelia coquetea con ella y provoca los celos de su amada.   

Mientras el pueblo está de fiesta, la alcaldesa del sector ofrece un dote a las parejas que esa noche se comprometan. Swanilda piensa que el hombre que ama le pedirá matrimonio esa noche pero él no lo hace. Así que ella, muerta de celos, intenta entrar a la casa de Coppelia para reclamarle.

Una tarde, el doctor Coppelius sale a pasear y pierde sus llaves. Esto es aprovechado por Franz, quien entra a la casa por la ventana para declararle su amor a Coppelia, mientras que Swanilda y sus amigas lo hacen por la puerta. Ellas se esconden y descubren cómo Franz se le declara a la muñeca humana.

Al ingresar, el doctor acepta la proposición de Franz y le da un trago como celebración, pero esa es una pócima que lo durmió. Él pretende pasar el alma de Franz a la muñeca y esta a la de él.

Lo que ellos no se dan cuenta es que Swanilda se disfrazó de Coppelia, pero ella, antes que la magia se consuma, confiesa la verdad y escapa con su amorcito, dejando atrás al doctor Coppelius.

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