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Designer Book introduce al país el ‘slow fashion’

Designer Book introduce al país el ‘slow fashion’
23 de octubre de 2013 - 00:00

Para muchos María Susana Rivadeneira ha sido una de las mejores Miss Ecuador, sin desmerecer las cualidades y atributos de sus antecesoras y sucesoras. Esto se debe -tal vez- porque su nombre ha estado vigente en el panorama nacional a través de sus diferentes proyectos sociales y de moda.

Y es precisamente este último aspecto el que la ha convertido en una prominente empresaria y gestora que ha impulsado la industria a través de la plataforma Designer Book, que este año llega a su quinta edición.

Designer Book ha servido para que varios diseñadores ecuatorianos muestren al mundo sus creaciones a través de un desfile que se realizará por segundo año consecutivo en Plaza Lagos Town Center, el próximo 30 de octubre.

En esta pasarela, un grupo de diez creativos nacionales junto a la colombiana Silvia Tcherassi presentarán la colección Primavera Verano 2014-2015 para vestuario, accesorios y joyería.

Rivadeneira, quien estuvo entre las diez mujeres más hermosas del mundo en 2004, dijo que en los cinco años del Designer Book han logrado la formación de diseñadores y creado una nueva generación de talentos de la pasarela.

“Ecuador tiene mucho potencial en el mundo de la moda y con enorme valor de exportación. Eso es lo que hemos querido mostrar y promover a través del Designer Book, porque en este mundo también se mueven otros personajes como modelos, estilistas, maquilladores, fotógrafos y empresas de ritail (autoservicio a través de Internet)”.

“A lo largo de estos años, 25 diseñadores nacionales han mostrado sus creaciones en una pasarela que ha expuesto más de 1.200 trajes exclusivos que rigieron la colección Primavera-Verano de cada año, desde el 2009 hasta la fecha, todos exhibidos por 170 modelos, logrando ser reconocidos como el evento más importante de la moda nacional”, señala.

Para esta edición, Revista Caras junto al staff de Designer Book fueron los encargados del proceso de selección de los 40 modelos de pasarela que provienen de ciudades de Guayaquil, Quito, Cuenca y Playas. “Cada capítulo del Designer Book ha sido una oportunidad para ligar la moda con el arte, la cultura y la capacitación”, sostuvo Carlos Stowhas, director general del proyecto.

Y es que la experiencia obtenida durante este lustro ha permitido que empresarios chilenos hayan puesto el ojo en este concepto e invitaran al equipo de María Susana Rivadeneira a realizar el Designer Book en Valparaíso, el próximo año. Aún no tiene fecha concreta.

María Susana Rivadeneira durante la rueda de prensa en la que se presentó el evento.

En la parte tecnológica también ha avanzado esta plataforma, al poner a disposición, desde la fecha del evento, una aplicación App para dispositivos móviles Smartphone, en donde el usuario podrá informarse sobre todo lo que acontece en el mundo de la moda nacional e internacional, y también accederá a una serie de servicios como bares, restaurantes, hoteles, agendas de eventos del sector, entre otros aspectos. “Esperamos seguir aportando con propuestas de diseño de autor a través de esta plataforma que busca desarrollar a toda la cadena productiva de la industria de la moda ecuatoriana, que dinamice al sector, genere más fuentes de trabajo y mejore la oferta local”, realza Stowhas.

Sin embargo, la novedad más importante que trae esta año el Designer Book es la introducción del slow fashion en Ecuador. Esta es una tendencia mundial de moda que consiste en primar la ropa de calidad frente a la cantidad. Cuando se habla de calidad no se trata simplemente de durabilidad, sino de sostenibilidad y de respeto a quien hace una prenda y quien la usa. “Es nuestra responsabilidad como directores de moda incentivar el diseño responsable. No se trata solo de hablar de una tendencia o una corriente, sino de un estilo de vida al igual que las personas utilizan el ‘slow food’ que promueve la comida sana”, señala.

Explica que el slow fashion hace que el consumidor se cuestione, discierna y elija a sus proveedores. “Hay que ser responsable a la hora de elegir y comprar productos para que los diseñadores y empresas textiles trabajen con ética y de manera sostenible. Debemos conocer si estas personas dan tratos dignos a sus empleados, si son bien remunerados, si trabajan en las condiciones adecuadas... esto va más allá de trabajar con insumos y procesos que tengan armonía con el medio ambiente, porque es un estilo de vida que invita a consumir menos, pero con mejor calidad”, afirmó.

A esta tendencia se comprometieron trabajar los diseñadores Fabricio Célleri, Gustavo Moscoso, Adriana Cobo, Olga Doumet, Teresa Valencia, Amparo Gómez, Ile Miranda, Maja Schulz, Martalía Sánchez y Johanna Konanz.

Amparo Gómez resalta la importancia del slow fashion para la industria al promover el diseño responsable con eficacia tanto en el uso de los recursos, materiales, económicos y humano, como el desempeño del objeto del diseño, así como también el impacto en la comunidad y el ambiente, a través de un desempeño profesional y ético, comprendiendo el rol social del diseñador.

“Eligiendo ropa de fibras naturales y producción ecológica y justa, reducimos la contaminación del medio ambiente y fomentamos una producción textil más sostenible y más segura para las y los trabajadores”.
“Llevar un estilo de vida sostenible es fundamental para erradicar la pobreza y proteger el conjunto de recursos naturales del que dependen todas las formas de vida, así mismo el consumo responsable promueve la solidaridad y el respeto hacia todas las personas implicadas en los procesos de producción, esta solidaridad se basa en la conciencia de vivir en una comunidad global. No solamente nos debemos preguntar: qué efecto tiene mi consumo en mí, sino también en los demás”, reseña.

Mientras que la creativa Adriana Cobo expresa que su aporte al diseño responsable se basa en la  parte humana. “Tenía mi taller propio, donde capacité durante varios años a las operarias en la confección de mi línea pret a porter (prendas de moda producidas en serie), en la cual trabajo con telas muy finas de difícil manipulación, así como el armado de los modelos. Me gusta experimentar y crear nuevas formas y esto les permitió aprender a ser versátiles y coser con mejores acabados. Luego les propuse que se independizarán, vendiéndoles la maquinaria al 50% y de esa manera ellas ahora tienen sus talleres propios y siguen zurciendo para mí, pero tienen mucho más ingresos, que si fuesen empleadas, más clientes y tienen más tiempo para su familia. La clave es trabajar reusando materiales e insumos”, indicó.

La diseñadora chilena Francisca Costa, quien visitó el país semanas atrás para explicarle a los estudiantes de moda de Guayaquil el significado del slow fashion, explica que este movimiento pretende que los consumidores adquieran ropa a conciencia económica, ecológica y social.

Es por eso que esta tendencia la han introducido destacados diseñadores internacionales como Stella McCartney, Donna Karan, Marc Jacobs y artistas como Angelina Jolie y el líder de U2, Bono.

Esto motivó a Costa a trabajar en el slow fashion en un proyecto que apoya a un poblado del sur de Chile, aportando sus conocimientos de diseño para que las mujeres de esa comunidad trabajen en la confección de zapatos artesanales, dándoles la identidad del lugar en sus materiales y formas.

La propuesta del movimiento slow fashion consiste en trabajar mediante el uso de tejidos orgánicos, utilizando tintes naturales y evitando los que resultan tóxicos para la salud y para el medio ambiente. También promueve un sistema de contratación ética y transparente con condiciones laborales dignas y, por supuesto, sin empleo infantil.

Otro de los factores base del slow fashion es la preservación de técnicas artesanales que representan la identidad y la tradición de determinadas zonas geográficas; por ejemplo, en Ecuador se busca que las prendas que se creen a partir de esta tendencia y que también resalte la identidad nacional.

Otro de los aspectos que aborda esta corriente de moda es la potenciación del desarrollo de economías locales y apoyando la confección proveniente de proyectos sociales.

Slow fasion en el mundo

Grandes marcas están dando pasos en la misma dirección: se potencia cada vez más la utilización del algodón orgánico, se evita teñir tejidos con tintes nocivos como la campaña Detox, organizada por GreenPeace a nivel mundial, que consiguió el compromiso de importantes firmas, y por supuesto para incrementar el nivel de transparencia y responsabilidad en la cadena de suministro.

En España, el proyecto Medwinds, puesto en marcha por Lorenzo Fluxá, uno de los responsables del imperio Camper, invita a sus clientes desde su web a disfrutar de la ropa de un modo sosegado y responsable.

¿Cómo? Negándose a seguir el ritmo de las dos temporadas y ofreciendo un producto confeccionado en pequeños talleres del Mediterráneo que se renueva poco a poco, sin prisa pero sin pausa.

Coincido plenamente con la opción no season. En Medwinds huimos del clásico “ropa de temporada” y apostamos por lanzar novedades constantemente. Además intentamos ser coherentes con las estaciones y el clima. “¡No tiene sentido poner a la venta trajes de baño en febrero o jerseys de lana en agosto!”.

El slow fashion promueve la reutilización de las prendas confeccionadas en este concepto. Recomiendan guardar la ropa de la temporada pasada para que sea útil en la siguiente.

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