Para Cristina Samaniego asistir al concierto de Alan Parsons, considerado como una de las leyendas del rock vivientes, fue un sueño que deseaba cumplir desde la época de la adolescencia.

Junto a su novio Eduardo acudió el pasado sábado a la Plaza Deportiva (Amazonas y Villalengua, Quito) para escuchar una de las canciones con la que, según ella, se enamoró de su novio, como es As far as my eyes can see (Cuanto mis ojos pueden ver), balada que se encuentra en el álbum Eyes in the sky.

Luego de esperar media hora de retraso, los asistentes gritaron el nombre de Parsons. Tras la espera, saltaron al escenario cada uno de los músicos.

Una fusión entre las canciones Luciferama y mamagrama, fueron el punto de partida de este espectáculo, en medio del grito de los fanáticos.

El sonido e iluminación jugó un papel preponderante en la participación de los siete músicos en escena. Para esta ocasión estuvieron Alan Parsons en la guitarra, vocalización, teclado; P.J. Olsson en la vocalización; Manny Focarazzo en los teclados; Danny Thompson en la batería; Guy Erez en el Bajo; Alastair Greene en la guitarra y Todd Cooper en la vocalización y saxo. Este último casado con una guayaquileña.

Sin duda, la altura de Quito, no afectó a P.J. Olsson, quien tiene la voz parecida al primer vocalista de la banda de Parsons, Eric Woolfson, sus notas agudas y bien entonadas erizaban la piel del público.

Entre los 2.500 asistentes que comenzaron a corear cada canción, se encontró Daniel Garrido, de 24 años de edad.
Él comentó que la participación de Parsons como sonidista en trabajos como el Dark Side of the Moon (Pink Floyd), Abbey Road (The Beatles), son difíciles de comparar y, que eso es un mérito más para admirar al músico y sonidista británico.

Hace 12 años, un amigo de Garrido le hizo escuchar algunas canciones de Alan Parsons, y desde ese momento comenzó a coleccionar todos sus discos.

Según contó el fan de Parsons, cada canción la vivió al máximo.

“Disfruté de canciones como Sirius del álbum Eyes in the Sky (1982), además de Psycho Babble, I Wouldn’t Want To Be Like, La Sagrada Familia: fueron alucinantes”, comentó Garrido.

Los músicos continuaron con canciones que mezclaban ritmos que iban desde el rock progresivo, lo electrónico, jazz y pop, y que a las personas fueron deleitando en cada acorde.

Y al momento de entonar el primer acorde de la canción Don’t answer me, Parsons empezó a dar ánimos al público para que aplaudan y alcen las manos al aire, con el objetivo de que acompañen a la banda con las melodías de la canción.

Según Andrés Veintimilla y Sebastián Toral, es la segunda vez que vieron a Parsons en vivo, la primera lo hicieron en 2005. Ellos comentaron que es un privilegio tener a la banda del sonidista británico, por toda su historia y participación en grabaciones importantes a nivel mundial.

Toral llegó desde Cuenca para ver a la banda, y en especial para rememorar sus tiempos juveniles con la canción Eye in the Sky.

“Parsons  desde la época de los setenta fue un músico adelantado, debido a las innovaciones  de sonidos que utilizó”, resaltó.

Pasada la hora del show, la gente no paraba de cantar temas del álbum The Turn of a Friendly Card, los detalles sonoros y la exactitud al momento de ejecutar cada instrumento fue un aspecto destacable de los músicos.

El público que se encontró en la parte de VIP, al notar que Alan Parsons Project comenzó a tocar los primeros acordes de la canción Eye in the Sky, decidió pararse y gritar con toda la garganta cada frase. Jóvenes, adultos mayores y niños, alzaron su voz y acompañaron a Olsson y Parsons.

Pasada la hora y media de presentación,  tocaron la última canción, y se despidieron del público.

Geovanny Rosero, organizador del espectáculo de rock, comentó que cumplieron con lo que exigieron los músicos en el sonido.

“A los músicos se les dio lo mejor para que el sonido sea pulcro. Alan es un perfeccionista y nos exigió que haya excelente amplificación”, detalló.

Rosero añadió que después del concierto, los músicos iban a realizar turismo en varias partes de la Capital y a deleitarse de la comida típica como “un buen” locro de papas con queso.

Después de la gira sudamericana, Alan Parsons se dedicará a un proyecto sobre mejoramiento de sonido a películas 5.1.

Junto a su esposa y dos hijos, partirán hoy rumbo a Houston para seguir con sus ideas musicales.