El cantante Guillermo Dávila no deja de dar las gracias a Dios por la “segunda oportunidad” que le dio y también a sus seguidores que se unieron en cadenas de oraciones en su nombre, tras haber sido internado y sedado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital puertorriqueño, producto de una fuerte infección pulmonar.

El intérprete de ‘Barco a la deriva’ retoma su carrera musical con la promoción de su disco ‘Mi vida’ y también los conciertos, como el que ofreció el último fin de semana en Guayaquil.

Dávila conversó con este diario sobre su carrera, su vida y sus anécdotas en Ecuador.

Siempre dice que venir a Guayaquil es como estar en casa ¿Algo ha cambiado?

El cariño sigue igual. La gente está pendiente de lo que hago y nada ha cambiado a pesar de tener tanto tiempo que no venía. Ahora mismo me vienen muchas anécdotas. En Guayaquil hay tantas que no podría decirlas en tan corto tiempo. Recuerdo una muy linda en Cuenca cuando me llevaron a conocer cómo se hacen los sombreros de paja toquilla. Creía que eran panameños. Ahora cada vez que puedo digo que son de Ecuador y les explico el proceso que hay detrás. Cuenca me atrapó por su historia y nivel cultural.

‘Mi vida’ se llama su último disco, luego de 13 años. ¿Por qué tanto tiempo sin grabar?

La dosis de trabajo que tuve no la podía soportar mucha gente. Ser un actor que grababa de lunes a jueves más de 20 horas y después viajar un viernes a España para seguir grabando y regresar por las mismas a cantar y el lunes volver al estudio en la mañana, es cansado. Así se me secaron las plantas de la casa, se me secaron los amigos y la vida. Decidí entonces dejar de grabar porque las novelas me eran más rentables en ese momento. Yo creo que aún tengo cosas por hacer. Hay gente más mala que sigue ahí todavía y por qué yo no puedo. Tengo mucho amor que entregar.

Pese a un nuevo disco el público quiere escuchar los clásicos, ¿por qué pasa esto?

Yo creo que a la gente le pasa lo mismo que a mí. La gente se conmueve igual como cuando las escribía para un disco o una telenovela, como aquella que escribí a un amor que tuve y que me dejó por otro. La canción (Ves como es) la hice para una chica que estudiaba danza contemporánea y ya imagínate lo que era eso. Se retorcía la miserable haciendo danza y a mí me volvía loco. Me dejó y 8 años después apareció... arrepentida.

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¿Esta canción es tal vez su consentida?

No tengo favoritas porque todas han sido importantes en mi vida. Ahora tengo una canción que se llama ‘Mary’ que compuse a mi hija (María Elena Dávila).

Ella sigue sus pasos y los de su madre (Chiquinquirá Delgado). ¿Está de acuerdo con esto?

Sí, desde luego. Ella estudia cine en Nueva York y ya hace audiciones y la hemos visto en algunas telenovelas. La he visto en clases y me doy cuenta de que tiene un nivel profesional increíble. Pero debe seguir preparándose.

Tiene ‘el plus’ de haber heredado el talento de sus padres...

No es suficiente, debe tener formación. Imagínate si además de la vena artística y la técnica, sería fenomenal.  

¿Verla en telenovelas no le provoca nostalgia de sus años de actor?

Tengo recuerdos lindos de la compañía de esos amigos que uno hace en el camino. Disfrutamos mucho esa época. Era un trabajo duro y difícil. Ahora toman más en cuenta que la televisión es tiempo. En esa época eran 20 horas diarias de grabación. Ahora se apoyan en otras cosas.

Actuó con Alba  Roversi, Sonya Smith, Ana Karina Manco y otras. ¿Con quién disfrutó más hacer telenovelas?

Además de Alba, disfruté mucho con Ana Karina. Hice mucha amistad con ella. Es sencilla. No quiero decir que las otras no lo son, pero ella es diferente. Para hacer amigos en esta profesión hay que tener un nivel de humildad especial.

¿Estos amigos estuvieron con usted cuando estuvo en el hospital? ¿Lo están ahora?

Lo que pasa es que trataron de llegarme, pero como yo he sido ermitaño en mi vida, muy pocos tienen mi teléfono. Trataron de llegar a través de personas que trabajan conmigo. No podía atenderlos, pero sé quiénes son.

¿Cuando despertó qué fue lo primero que pensó?

Fue muy raro porque me acordé de una camisa de vaquero que tenía cuando era niño de 9 años. Me encantaba esa camisa y cuando busqué la foto y la vi me dije: ¡Dios sí que he sido feliz! Porque yo tuve una infancia muy linda y ahora que estuve cerca de la muerte, la reflexión es que debo seguir divirtiéndome.

¿Esto lo acercó más a Dios?

No es que he estado alejado, pero siempre he cuestionado algunas cosas. Nunca me he desligado de Dios porque sé que ha estado presente y le doy las gracias por darme una segunda oportunidad.

¿Qué ha sido lo más difícil de retomar la carrera?

Que compliqué a los empresarios porque se cancelaron algunas fechas. Ahora estamos cumpliendo.

¿En esta segunda oportunidad se ha replanteado algunas cosas en su vida?

No mucho, tal vez a ser más sólido con mis principios y tener la cabeza bien alta cuando se trata de dignidad. Creo que esa es la clave para seguir adelante y celebrar mi vida. (I)