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El Telégrafo
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Una foto de cómo nacen las estrellas en una nube interestelar

Una foto de cómo nacen las estrellas en una nube interestelar
04 de mayo de 2013 - 00:00

El Observatorio Austral Europeo (ESO) hizo ayer pública la imagen de la nebulosa NGC 6559 en la que se muestra la anarquía reinante en el interior de una nube interestelar cuando se forman las estrellas.

La imagen, captada por el Telescopio Danés de 1,54 metros ubicado en el Observatorio La Silla de ESO, en Chile, muestra la intensa actividad que tiene lugar dentro de la nebulosa.

Los expertos en un comunicado explicaron que el gas que hay en las nubes de NGC 6559, principalmente hidrógeno, es la materia prima a partir de la cual se forman las estrellas y, cuando se acumula material suficiente, empieza a colapsar bajo su propia gravedad.

El centro de la nube crece, haciéndose más denso y más caliente, hasta que se inician las fusiones termonucleares y nace una estrella cuyo brillo es causado por la energía que libera la combinación de los átomos de hidrógeno para formar átomos de helio. Estas estrellas, nacidas de la nube, vigorizan el hidrógeno aún presente en el entorno de la nebulosa hasta que el gas vuelve a emitir esta energía, produciendo una brillante nube roja en forma de hilo -lo que recibe el nombre de nebulosa de emisión-.

Sin embargo, los expertos explicaron que NGC 6559 también contiene partículas sólidas de  polvo, hechas de elementos más pesados como carbono, hierro o silicio, que hacen que la luz se refleje en diferentes direcciones y aparezcan pequeños parches azulados, formando lo que se conoce como nebulosa de reflexión.

El color azulado, dicen los astrónomos, se debe a que la dispersión de las partículas es más eficiente en esas longitudes de onda de la luz, más cortas.

El polvo de NGC 6559 causa que diversas zonas aparezcan oscuras, ya que este no deja atravesar la luz, y otras estrellas amarillentas, como la que forman la Vía Láctea, se ven  más débiles y rojas.

La nube de gas y polvo NGC 6559 está situada a una distancia de unos 5.000 años luz de la Tierra, en la constelación de Sagitario (El Arquero), con un tamaño  -solo unos pocos años luz- en comparación con su vecina la Nebulosa de La Laguna, que abarca 100 años luz. (EFE)

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