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El Telégrafo
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Locales como McDonald’s enganchan a los consumidores con una propuesta generacional

Las cadenas de comida rápida ocupan el 57,8% de las ventas mundiales

Las cadenas de comida rápida ocupan el 57,8% de las ventas mundiales
Foto: El Telégrafo
17 de enero de 2016 - 00:00 - Redacción Sociedad

María Fernanda Arizaba no tiene problemas de sobrepeso. Su contextura es delgada y admite que no sigue una dieta rigurosa. Al menos 2 veces al mes acude a KFC porque prefiere los platos cuyo ingrediente principal es el pollo.

La debilidad a las presas ‘crispy’ y ‘tradicionales’ hicieron que incluso haga de lado la recomendación que le hizo su médico: ‘suspender por completo el consumo de comidas rápidas y grasas’, luego de que le diagnosticaran gastritis.

De eso han pasado 2 años y aunque ya no acude una vez a la semana, como antes, la tentación que causan los olores cuando pasa cerca de uno de los locales de la franquicia o el hecho de imaginarse una porción de comida, hace que dejar de comer en este sitio sea más difícil de lo que cree.

KFC es la segunda cadena de comida rápida posicionada a escala mundial con 11.798 establecimientos, le sigue Subway con 10.109 restaurantes. Según la escuela de negocios española EAE Business School la lista está liderada por McDonald’s con 18.710 locales en diferentes países.

En estos días, la misma institución emitió un informe sobre la situación internacional de las cadenas de comida rápida a escala global. El documento detalla que las ventas a través de estos comercios alcanzaron los $ 313.439 millones de en 2014 (57,8% de las ventas mundiales), mientras que en establecimientos independientes ascendieron a $ 229.238 millones 42,2% del total de ventas).

De acuerdo con el estudio, el éxito de este tipo de comida está, por un lado, y como su propio nombre indica, en la rapidez del servicio y por otro, en los bajos precios y la flexibilidad de horarios.

La consultora de Negocios y especialista en Mercadeo, Tania Ortiz, señala que en Ecuador las razones de la preferencia por estos platos son las mismas y añade una razón más: a su criterio, los hábitos de consumo de los ecuatorianos no están en la misma línea de la comida sana y además hay una tendencia a apropiarse del mercado extranjero. “Las cadenas provienen de Estados Unidos y la gente quiere probar lo que viene de allá porque ha viajado o porque escucha de eso”.

Sin embargo, hay una estrategia de mercado que ha permitido a las cadenas de comida rápida posicionarse en el mercado. Se trata de un trabajo generacional que realizan, a diferencia de ciertos restaurantes, en donde no todas las personas tienen la capacidad de consumir y solamente ofrecen un menú.

“Por ejemplo McDonald’s hace unos años vendía hamburguesas, generalmente para gente joven, pero analizaron el mercado y se dieron cuenta que los padres se llevaban a sus hijos a otro lado y trabajaron en otros nichos de mercado como ejecutivos que necesitan internet, personas que toman un café, o quieren desayunos”.

También existe un elemento influyente, considerado un factor importante a la hora de elegir estos locales y son las opciones dirigidas a los niños. “Siempre hay la parte infantil compuesta por los juegos, el espacio para pintar, las cajas con juguetes [...] eso hace que toda la familia esté cómoda con su preferencia, sin necesidad de irse a otros lugares”, enfatiza Ortiz.

En 2014, la Organización Mundial de la Salud (OMS) mostraba a través de un estudio la necesidad de una regulación económica más estricta para revertir la epidemia de obesidad. La entidad relaciona a la enfermedad con los alimentos procesados industrialmente, las bebidas azucaradas y la comida rápida que están desplazando a las dietas tradicionales más nutritivas.

¿Por qué ocurre? Ortiz explica que las campañas de publicidad con las que ‘bombardean’ las marcas de comida rápida en prensa, radio, TV, paraderos de buses, entregando volantes o promociones, son mucho mayores a las que difunden los espacios de concienciación de hábitos saludables. “Eso invade la mente del consumidor y al final hace una reflexión no tan conveniente”.

La nutricionista Xiomara Guerra indica que no se conoce exactamente la composición de las carnes que se utilizan para preparar los alimentos vendidos en los locales de comida rápida, como las hamburguesas, pero es probable que su contenido no sea magro, sino mezclado.

En cuestión de embutidos asegura que estos contienen carne almacenada y que para el expendio duran más días. “Al final el producto tiene un sabor agradable y la facilidad y la comodidad de la gente hacen que lo compren”.

Para enfrentar el problema, Guerra menciona que el Gobierno debería implementar programas de educación nutricional en la comunidad. “Al trabajar de cerca con las familias, a través de charlas, ferias y casas abiertas se logrará un verdadero cambio en la población”, sostiene.

Agrega que también se debe trabajar en las escuelas y colegios para crear hábitos sanos desde la infancia ya que esta generación de adultos recurre al médico solo cuando están enfermos. (I)

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