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El Telégrafo
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La Universidad de Guayaquil creará centro de vigilancia

En los interiores del centro de estudios hay desde quioscos de encebollados hasta carretas de pasteles. La oferta de productos que existe cerca de las 18 facultades es desordenada.
En los interiores del centro de estudios hay desde quioscos de encebollados hasta carretas de pasteles. La oferta de productos que existe cerca de las 18 facultades es desordenada.
Fotos: Lylibeth Coloma / EL TELÉGRAFO
07 de junio de 2019 - 00:00 - Redacción Sociedad

El acceso a la Universidad de Guayaquil se lo hace por seis puertas en la actualidad. La principal está en la avenida Delta (norte de la urbe). Pero en ninguna hay guardias que pidan credenciales o registren el ingreso de vehículos.

Los estudiantes, docentes, y autoridades entran sin interrupción. Igual lo hacen vendedores y extraños ajenos al campus.

En las últimas semanas allí se han registrado detonaciones de bombas, robos de proyectores y hasta de llaves de agua potable de los baños.

Por ello, las autoridades de la alma mater aseguraron ayer que para cambiar el clima de inseguridad implementarán torniquetes, plumas para los autos, puertas para personas con discapacidad, salidas de emergencia con garita y cámaras de vigilancia.

Además de una Unidad de Control y Vigilancia para observar los ingresos.

El rector Roberto Passailaigue explicó que esas medidas son parte del plan de seguridad de la institución.

Para empezar, ya declararon en emergencia de seguridad ciudadana al centro de estudios superior.

Las medidas llegan tras  explosiones de carros en los parqueos. En mayo, una de ellas dejó un vehículo incinerado y tres dañados.

“Todo esto ha hecho que aumente el nivel de peligrosidad en el interior. Por recomendación de la Policía, la universidad tiene que ser cercada. Solo podrá ingresar personal autorizado”.

Para poner en marcha la primera etapa requerirá una inversión de $ 700.000.

Para el manejo de parqueos seguros se trabajará con empresas públicas o en convenio. También se aumentará el número de personas que se encargan de la vigilancia y recibirán capacitaciones. Hoy este trabajo lo realizan 60 trabajadores.

Wilson Pozo, docente de la Facultad de Ciencias Naturales, explicó que el problema   se origina porque la ciudadela se construyó para 15.000 alumnos, pero actualmente hay 70.000. “La seguridad era mínima en relación al tamaño del campus”.

En 21 años -comentó- no ha visto mejoras. “Hace falta mejor organización. Si los alumnos y docentes tienen tarjetas magnéticas, se podría garantizar que pertenecen al centro”.

Regularización de vendedores
Otra de las medidas que prevé poner en marcha es un inventario de puestos y comerciantes.

En la alma mater se observan desde carpas y mesas para comer encebollados hasta personas desconocidas que interrumpen en las clases para pedir caridad. Incluso hay aulas convertidas en negocios de fotocopiadoras y comedores.

Según Passailaigue, ningún vendedor informal cuenta con autorización para trabajar adentro. “Todas las personas deberán presentar su documento para ingresar”.

Uno de los vendedores, que prefirió omitir su nombre, aseguró que lleva 19 años en el campus. “Con mis recursos arreglé el área que me designaron y no molesto a nadie”.  Él dijo que es parte de una asociación de comerciantes con 72 miembros.

Falta de docentes

El estudiante de Medicina Jean Intriago, del Comité Ejecutivo de la Federación de Estudiantes Universitarios, denunció que hace un mes iniciaron clases, pero no las reciben por falta de docentes.

“Estamos a poco de empezar exámenes y no hay soluciones de las autoridades”. Passailaigue lo desmintió. “Este rectorado atiende a todos, pero no atiendo a quienes quieren presionar”. (I)  

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