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Hoy se recuerda el Día Internacional de la Eliminación de los abusos contra la Mujer

Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres

En el bloque 2 de Bastión Popular en Guayaquil, Carol Piguave da charlas y asesorías en casos de violencia. Foto: Karly Torres / El Telégrafo.
En el bloque 2 de Bastión Popular en Guayaquil, Carol Piguave da charlas y asesorías en casos de violencia. Foto: Karly Torres / El Telégrafo.
25 de noviembre de 2014 - 00:00 - Redacción Sociedad

Carol Piguave Peña habla claro, con voz pausada pero determinante cuando se dirige a la comunidad. Ella logró superar su etapa de maltrato intrafamiliar y se convirtió en modelo de superación para el barrio. Cuando un hogar está en problemas casi siempre recurren a Carol, para que les den guías y consejería.  Apenas tenía 16 años cuando convivió con un hombre que ya había cumplido la mayoría de edad. Poco tiempo después tuvo a su primera hija, pero las agresiones sicológicas y los golpes marcaron la relación de 2 años.

“Él trataba de controlar mi vida, me amenazaba con el hecho de que no me pasaría la manutención si salía con alguien a pesar de que él ya tenía otra pareja”, indica Carol.  

Lo que vivió Carol se repite en otros hogares: jefes de hogar, que con mayor poder económico, amenazan a sus parejas de cortarles el sustento si no se someten el círculo del maltrato.

Hoy cuando se recuerda un año más de la lucha contra la violencia femenina, las cifras de abuso ocuparán los titulares de los diarios. La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) insta a no solo enfocarse en las estadísticas, sino también atender los distintos factores que inciden en las agresiones contra las mujeres.

En su informe anual el organismo advierte sobre la desigual distribución del trabajo, en especial del doméstico no remunerado.

La sicóloga Anabel Arévalo, del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam), indica que en nuestra cultura “los hombres han abusado del rol de ser jefes del hogar hasta el punto de desvalorizar a la mujer, discriminarla, desautorizarla ante los hijos y violentarla”.

“Cuando atendemos los casos y hacemos las intervenciones sicosociales y legales, nos encontramos  que son mujeres que de alguna manera llevan un ingreso al hogar, hacen una labor manual, un emprendimiento o invierten en algo con el dinero del bono”, explica.

Para Arévalo, esa es una muestra de que son ellas quienes sostienen el hogar y no es tan real el discurso: “yo soy el hombre y yo mantengo la casa”.

Según la Cepal, la autonomía de la población femenina se ve amenazada por la alta proporción de mujeres sin ingresos propios, que en 2010 era de 32,7%, en comparación con el 12,1% de hombres.

Un día para rechazar la violencia

Desde que en 1981 las feministas de América Latina y el Caribe rescataron la memoria de las hermanas dominicanas Mirabal -que murieron en la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo- y se convirtieron en un símbolo del llamado a la lucha para poner fin a la violencia contra las mujeres en el mundo.

En 1999, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Para Carol la fecha también es significativa, pues ella ha estado en la lucha hace 13 años, tiempo en el que es parte de la Red de Orientadoras y Orientadores de los Derechos que trabajan de manera coordinada con 40 representantes en Guayas y cuenta con el apoyo del Cepam.

El grupo, la mayoría es de mujeres, inició con jóvenes que sufrieron violencia y que se dedicaban solo a las labores del hogar. “Si teníamos aspiraciones nos sentíamos oprimidas y no realizadas”, revela Carol.

A partir de la formación en derechos han surgido mujeres que actualmente trabajan dentro de los juzgados porque cuentan con una profesión, como abogada, en otros casos hay mujeres  que son sicólogas, sociólogas y profesoras, según cuenta Carol.

Ella, en cambio, aún tiene esa meta pendiente. Hizo el preuniversitario en Párvulos hasta que decidió cambiar de carrera a Sociología. Actualmente ha hecho una pausa a sus estudios debido a que quedó embarazada de su último hijo que  tiene 4 meses.

Por ahora se dedica por completo a su labor como comunitaria para “hacer entender a las mujeres que no permitan que las agredan”.

Este año, la campaña de la ONU se denomina “ÚNETE” e invita a pintar el barrio, casa o lugar de trabajo de naranja, el color designado para simbolizar un futuro en el que ninguna mujer sea agredida. Actualmente, el 76% de ellas sufre algún tipo de maltrato.

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