Estudio de la oms revela que alumnos de españa se estresaban con 6 horas de deberes. Ecuador tenía una carga similar en 2003
Tareas dosificadas 'liberan' a hijos y padres
Mateo Panchi, de 13 años de edad, tiene que resolver 40 ejercicios de álgebra para el día siguiente. Pero, en este martes por la tarde, ese no es su único deber. Le quedan dos resúmenes de novelas y pasar ‘a limpio’ la clase de Estudios Sociales. Él recién cursa el noveno curso del colegio fiscal Manuela Cañizares, en Quito.
Su madre, Marisol Terán, lo observa preocupada. Así que decide ayudarlo ante esa cantidad de tareas. Ella es una ama de casa no remunerada. A ratos se desespera porque, aparte de atender el hogar, apoya a sus dos hijos. “Me parece excesivo lo que mandan. Los profesores no conversan entre ellos para informarse sobre la carga de tareas. Los fines de semana son peores”.
Carmen Pinta, quien es madre de dos estudiantes, comparte ese tipo de experiencias cotidianas. Ella, quien trabaja fuera del hogar, ha construido maquetas y buscado materiales a última hora por descuido de sus hijos. Eso -relata- ha terminado en discusiones ofensivas y deteriorado la paz familiar.
Llega cansada a la casa y, a veces, más tarde de lo normal. Si a eso se suma que los chicos no han hecho los deberes “uno explota y termina gritando y amenazando a los hijos”. Después -confiesa- se siente mal. “He llorado descontrolada”.
La motivación del ministerio
La sobrecarga de obligaciones escolares (que afectan el entorno familiar) y la necesidad de que los estudiantes tengan tiempo para desarrollar aspectos extracurriculares originaron que el Ministerio de Educación establezca una normativa para dosificar los deberes que se envían para desarrollar en casa.
Cuando Carmen se enteró de la disposición, anunciada el lunes, dijo: “Es lo mejor que pudo pasar”. Para ella, el tiempo restante permitirá mayor acercamiento con sus hijos y no que prosperen los gritos.
El ministro Augusto Espinosa explicó que las tareas deben ser apropiadas para cada edad y acordes con los conocimientos y necesidades de cada estudiante. “Para que desarrolle un trabajo autónomo que fomente la responsabilidad y la honestidad intelectual”.
La pedagoga Alegría Crespo, de la Universidad de las Américas (UDLA), destaca la propuesta de la Cartera de Estado. Ella considera que debe existir autonomía en cada institución y profesor para que valore el trabajo que se envía a casa.
Mónica Miranda, docente de educación básica, asegura que ella ya practica con sus estudiantes la dosificación de deberes.
La tarea -explica- no debe ser tediosa. Por eso envía ejercicios que no toman más de 20 minutos. “Si tratamos la suma (en Matemáticas) envío 5 ejercicios y si abordamos las palabras agudas, graves y esdrújulas (en Lengua) igual número”.
Mónica Olarde, profesora del Vicente Fierro, cree que la reducción permitirá que los chicos ya no estén tan cansados para atender la clase.
Estudio internacional
La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta sobre las repercusiones de los deberes en los alumnos.
Según el estudio desarrollado en España, el porcentaje de niños y adolescentes que sufren estrés por deberes es alto. Entre las chicas de 15 años llega hasta el 70%. En ese país dedican 6 horas a la semana en deberes (En Ecuador, hace una década, la última cifra es similar).
La sicóloga educativa Elizabeth Montenegro afirma que las tareas, en la mayoría de casos, no refuerzan los conocimientos aprendidos en clases, porque responden a castigos y tampoco están dosificadas, ni acordes con las edades. “El exceso de deberes no garantiza un mejor desempeño escolar, al contrario, los alumnos se desmotivan y los hacen solo obligados por una calificación”.
La profesional indica que los maestros deben retroalimentar a los educandos, aspecto que se incumple debido el excesivo número de ellos y de tareas escolares. “Cuando envían muchos deberes y simplemente se pone una firma de cumplido no se percata de las deficiencias. (...)”.
¿En qué usar el tiempo libre?
Afianzar los lazos familiares y desarrollar actividades como la lectura en casa. Esas son dos de las sugerencias que hacen los educadores para que los jóvenes utilicen el tiempo libre en cosas provechosas.
Incluso, sugieren una coordinación con gobiernos seccionales para que se amplíen espacios con personal capacitado: ludotecas donde los niños y jóvenes interactúen y a la vez aprendan nuevas cosas. “Es una oportunidad para revivir los juegos de antaño que acercaban a las personas y para dejar el sedentarismo que se promueve con deberes excesivos”, indica Miranda.
Montenegro, en cambio, cree que el tiempo que quedará libre servirá para desarrollar buenos hábitos de estudio y aprendizaje. “Enseñarles a organizar su tiempo”. (I)
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Su sistema está entre los mejores
En Finlandia se enlaza educación y entretenimiento
Las pruebas Pisa, que miden la calidad de los centros y la formación de los estudiantes, constantemente colocan al sistema educativo finlandés, como el mejor de Europa y del mundo.
De acuerdo con las investigaciones, los docentes son los profesionales más valorados y ningún estudiante ingresa a la enseñanza educativa antes de los 7 años (edad madura para aprender).
La enseñanza es pública y establece que la educación es obligatoria y gratuita entre los 7 y los 16 años. Los alumnos no pagan por libros ni material escolar.
El país, según sus autoridades, tiene un marco común de enseñanza: cada escuela y profesores diseñan y organizan el currículo para conseguir los logros establecidos.
La educación es personalizada y los profesores se ocupan de un mismo grupo desde el primero hasta sexto año, lo que les ayuda a conocerlos mejor. Asimismo se respeta el ritmo de aprendizaje y no se aplican pruebas, ni se desarrollan actividades estandarizadas. Tampoco reciben valoraciones numéricas hasta los 11 años. Los informes que los maestros entregan a los padres son descriptivos.
La educación da importancia al juego y al descanso. Los estudiantes de primaria tienen 3 o 4 clases al día, con descansos de 15 minutos y un tiempo adicional para comer.
Según su filosofía se fomenta la imaginación y la capacidad de emprendimiento. Desde los primeros años se trabaja con los niños que presentan necesidades especiales para evitar que las dificultades aumenten. Además las familias también se involucran en la enseñanza. (I)