Los feligreses de San Francisco celebraron a la patrona de su iglesia
“¡Que viva Nuestra Señora de los Ángeles!”, “¡Que viva!”, gritaron con júbilo los miles de feligreses que coparon el templo que lleva el mismo nombre de esta celebración en homenaje a la Virgen María, pero que en el argot guayaquileño se conoce como la iglesia de San Francisco, ubicada en la av. 9 de Octubre y Pedro Carbo.
Es el nombre con que ubican a la parroquia regentada por la comunidad franciscana que llegó al puerto principal a comienzos del siglo XVII.
Inicialmente, el convento estuvo cerca del cerro Santa Ana pero se trasladó a su actual ubicación, en el siglo XVIII. La infraestructura, que ya forma parte de la memoria local, fue desarrollada en 1956 por el ingeniero Modesto Luque Rivadeneira. Él siguió el modelo de las líneas de la antigua iglesia de madera que existió en los primeros años del siglo XIX, pero que sucumbió ante los incendios y ataques piratas.
Es a partir de 1603, al llegar a Guayaquil, que se adopta a Nuestra Señora de los Ángeles como patrona de la iglesia, comenta Ernesto Echeverría, párroco del lugar.
Aunque se trata de una advocación nacida en la comunidad de Getafe (España), su historia está ligada a San Francisco de Asís.
“Es también la patrona de la orden franciscana”, explica Echeverría. En el siglo X, los benedictinos (orden de San Benito) construyeron una capilla de 4 m por 7 m dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles en La Porciúncula, un pueblo localizado aproximadamente a 1,5 km de la ciudad de Asís, en Italia.
Fue precisamente en esta basílica que San Francisco de Asís recibió su vocación en 1208. En 1211, San Francisco logró una estadía permanente en este pueblo gracias a la generosidad de los benedictinos, quienes le donaron la pequeña capilla de Santa María de los Ángeles. “San Francisco la reconstruyó, se quedó a vivir ahí y decía a sus frailes que nunca abandonaran ese lugar”, relata Echeverría.
Estos son días de celebración para los feligreses de la iglesia conocida como San Francisco. El santoral del catolicismo recuerda a Nuestra Señora de los Ángeles cada 2 de agosto. Como parte de los ritos hay dos misas, a las 11:00 y 19:00, pero la liturgia de la mañana es la que tiene mayor acogida.
La afluencia es tal que los asientos no son suficientes y hay quienes optan por escuchar el sermón de pie, como doña Marcela Arteaga, quien vive en la calle Panamá.
Ella asiste regularmente a la iglesia San Francisco y procura participar en todas las convocatorias especiales que se hacen durante Semana Santa y los meses patronales.
Con su estampa de Nuestra Señora de los Ángeles sobre el pecho, doña Marcela canta con fervor para agradecer los favores recibidos. “Yo le oro todos los días y pido por mis hijos y nietos”, asegura.
La liturgia de las 11:00 se extiende por aproximadamente hora y media. Cientos acudieron a la comunión y hubo que formar dos filas para repartir la hostia, tarea que demoró aproximadamente 20 minutos.
En el momento de las bendiciones para las botellas de agua y los niños Jesús, decenas de personas se ubicaron al pie del altar donde está la patrona de su parroquia.
El padre Ernesto, al terminar la misa, echa agua bendita con un hisopo a los fieles que lo desean. Esto también resulta una ardua tarea que dura 15 minutos.
Pero a don Ricardo Mejía, de 62 años, no le importó esperar ese tiempo. Incluso permaneció en la iglesia un rato más para orar por la salud de un hermano. Lo hace con fe. “Me ha funcionado muchas veces... sobre todo cuando he pedido por los que quiero más que a mi mismo”, dice al momento de entrelazar sus manos.
Mientras tanto el padre Ernesto reflexiona sobre la manera en que esta fiesta religiosa de Nuestra Señora de los Ángeles hizo crecer a la congregación franciscana desde sus inicios en Europa.
“Les permitió que la Virgen iluminara sus corazones con la luz de la divina verdad y el evangelio”, dice.
La celebración es compartida con delegados de la orden de otras provincias del país.
"Es la iglesia más visitada de Guayaquil y Nuestra Señora de los Ángeles es muy querida por el pueblo”, concluye Echeverría al alejarse de la efigie de su patrona, una escultura hecha en España durante el siglo XVIII. (I)
Durante la comunión de la misa celebrada a Nuestra Señora de los Ángeles hubo que formar dos filas.
Los devotos de la patrona de la iglesia San Francisco llevaron imágenes, botellas de agua y estampas para que fueran bendecidas.