David Valencia estudió electrónica y Luis González se especializó en sistemas. Estos jóvenes de la Universidad Politécnica Salesiana vislumbran un futuro en el que los robots pueden ayudar a los adultos mayores. Han dado su primer paso con la creación de SAM, un robot con más de 30 comandos de ayuda que fue construido con ayuda del docente  Vladimir Robles.

El robot (SAM, Sistema autónomo de apoyo al adulto mayor) mide cerca de 60 centímetros, del tronco hacia arriba. Fue construido en jornadas que, en ocasiones, sobrepasaban las 12 horas diarias.

El prototipo está elaborado con plástico ABS y masilla tipo mustang. Fue diseñado por computadora y se lo imprime con la última tecnología de 3D.

Los jóvenes que presentaron el prototipo como tesis, antes de su creación hicieron un levantamiento importante de datos. Según David, en el país hay más de un millón de adultos mayores registrados. Para 2025, se proyecta que habrá 1.200 millones en el mundo.

De ahí, la importancia de construir un robot que ayude a las personas de la tercera edad. SAM tiene capacidad para leer los correos electrónicos, informar sobre la hora para tomar los medicamentos, dar números de teléfono, guardar y ubicar direcciones, detectar una fuga de gas,  entre otros comandos. También identifica facialmente a una persona mediante una cámara que tiene incrustada en la frente. Esto será útil para personas no videntes.

“Hemos probado varios algoritmos. Cuando obtuvimos el óptimo lo pulimos. Programamos al robot de acuerdo a las necesidades”, dice David, orgulloso de su creación.

Se realizaron varias pruebas por más de 2 meses para que el robot interactúe con adultos mayores. La reacción fue registrada por los investigadores a través de cámaras  Gesell. Luis recuerda la experiencia de Enrique Arias (mensajero de la universidad). “Fue muy gratificante cuando le dijimos que le podía preguntar la hora al robot y también pedirle música nacional. Él hizo la última petición y el robot reprodujo la música de Julio Jaramillo. Estuvo tan contento, que para nosotros fue muy emotivo”, cuenta.

Según Vladimir Robles, SAM no tiene fines de lucro. Comenta que la idea fue inscrita en el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual, pero el interés es servir a la comunidad, por lo cual compartirán públicamente su creación.

Este docente de inteligencia artificial agrega que fueron invitados por la Vicepresidencia. Ahí expusieron el invento frente al titular de la institución, Jorge Glas. Su idea es obtener financiamiento para incrementar comandos y colocarle extremidades inferiores al robot para que tenga capacidad de movimiento.

Los jóvenes viajarán a Brasil el próximo octubre a un congreso de ciencia y salud, donde expondrán su investigación.