El 36% de quemaduras es producido por descargas eléctricas
Rosa T. (nombre protegido) tiene 45 años y hace seis meses recibió una descarga eléctrica que afectó sus dos brazos. Ella tocó accidentalmente un cable eléctrico con un rodillo cuando ayudaba a su esposo a pintar una casa, en el sur de Quito. Quedó tendida en el piso.
La construcción estaba a menos de un metro de distancia de los cables de alumbrado público, cuando lo recomendado es entre 1,5 y 3 metros, según el arquitecto Jaime Jácome.
La trasladaron urgentemente al Hospital Eugenio Espejo, donde recibió atención especializada en la Unidad de Quemados. Allí laboran siete médicos tratantes, 10 residentes, un equipo de enfermeros, fisioterapistas y cirujanos plásticos reconstructivos.
Fernando Rubio, líder del servicio de cirugía plástica de la casa de salud, explica que la afectación por quemaduras eléctricas es profunda, pues daña nervios, tendones, músculos y muchas veces hay exposición ósea.
Es necesario realizar cirugías reconstructivas con injertos de piel o con colgajos (piel con vasos sanguíneo que la nutre), si las extremidades tienen salvación.
“El objetivo de reconstruir una mano es que el paciente tenga funcionalidad y que pueda utilizar esa extremidad para sus actividades, aunque carezca de uno o dos dedos”.
Un paciente que llega con quemadura eléctrica, en promedio, permanece dos meses hospitalizado por la serie de curaciones y cirugías que necesita.
“Se requiere de segundos para que la energía entre y salga del cuerpo, pero en ese tiempo destruye tejidos y hasta produce la muerte”, indica la médica familiar Bethy Jácome, quien recalca que mientras más alto sea el voltaje, mayor será la afectación.
“Cuando la descarga supera los 1.000 voltios la afectación es mayor que aquella que ocurre con conexiones internas de 120 voltios”.
Aunque las extremidades superiores e inferiores son las que más se dañan, las descargas afectan otros órganos (riñones y corazón).
Para Brito, lo ideal es que los pacientes sean trasladados inmediatamente a una casa de salud y así evitar daños adicionales, como el renal.
Estadísticas
De acuerdo con el Hospital Eugenio Espejo, el 72% de los pacientes que ingresaron por quemaduras correspondió a accidentes laborales y el 25% por contacto eléctrico (2011).
El 96% de los casos era de varones casados, sustentos de familia, cuyas edades oscilaban entre 21 y 31 años. De este colectivo, el 61% registró incapacidad temporal, el 12% incapacidad total y el 4% murió.
En 2017 ingresaron 200 pacientes por quemaduras; y el 36% producto de contacto eléctrico; lo que significa un incremento de atenciones por este problema. A nivel internacional el índice promedio va entre el 3% y 7%.
“Esto es un grave problema de salud pública, el cual es prevenible y para eso hay que informar y educar a la gente sobre los riesgos”.
Ecuador cuenta con un Reglamento de seguridad y salud para la construcción y obras en el que se establece la prohibición de que los trabajadores laboren en ambientes inseguros.
En la normativa también reza la obligación de los empleadores de otorgar todos los instrumentos de seguridad a los obreros para evitar y disminuir los posibles accidentes laborales.
Sin embargo, no se cumple en pequeñas construcciones que no guardan los mínimos elementos de seguridad para sus jornaleros.
Es común observar a los ayudantes de albañilería apenas resguardados por gorras y botas plásticas.
Lo mismo ocurre entre los pintores que ignoran los riesgos a los que se exponen al no contar con los implementos para prevenir un contacto con cables eléctricos.
Por ello, el experto en seguridad industrial, Fabián Herrera, advierte que cuando hay la posibilidad de un contacto con cables de alta tensión se debe usar guantes y botas dieléctricas que protegen los pies y manos por la posibilidad de una descarga.
“Este uso es obligatorio para minimizar cualquier riesgo por contacto con el alto voltaje y eso siempre se debe advertir”.
En esos casos se utilizan escaleras de madera en lugar de las metálicas, porque estas atraen la electricidad.
Herrera menciona que en casos de conexiones eléctricas internas es necesario primero bajar los interruptores de luz y asegurarse de poner candado para que ninguna persona dentro de la vivienda vuelva a conectarlos mientras se desarrolla el trabajo respectivo. (I)