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Primer matrimonio igualitario en una Francia dividida

Primer matrimonio igualitario en una Francia dividida
30 de mayo de 2013 - 00:00

Luego de 7 años de relación,  Vincent Autin y Bruno Boileau se dijeron “sí” en Montpellier, una ciudad al sur de Francia, gracias a la Ley Taubira, cuyo decreto de aplicación respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo fue publicado en el boletín oficial del Estado. Esta normativa le permitió  casarse a esta pareja de la que uno de sus integrantes es  presidente de la Inter-LGBT de la región.  

Hélène Mandroux, la alcaldesa, indicó que se trata de “un momento histórico para la República” pues es la primera vez que ocurre en el país este tipo de unión.   

Familiares, amigos, fotógrafos, pero también periodistas y fuerzas del orden estuvieron presentes para festejar el evento, visibilizarlo o controlar las eventuales confrontaciones. Najat Vallaud-Belkacem, portavoz del Gobierno francés, asistió a la ceremonia “aparte de sus funciones oficiales”, indicó la Agencia Francesa de Prensa (AFP).

La promulgación de la ley, que dividió al país, viene tras un proceso hacia la tolerancia y una lucha contra las discriminaciones que siempre sufrieron los colectivos homosexuales. En 1968, y durante más de 20 años, la homosexualidad fue considerada como enfermedad mental hasta que la Organización Mundial de la Salud la removió de su lista.

Mientras unos aplaudieron este primer paso, los opositores siguen rechazando la  leyHubo que esperar hasta 1982, tras la llegada al poder del Presidente socialista François Mitterrand y el impulso del ministro de Justicia, Robert Badinter, para que la homosexualidad se despenalizara.  En el mismo año, los registros de policía que contenían a los homosexuales fichados a partir de la III República fueron destruidos. Paralelamente, el descubrimiento del SIDA, que alimentó la estigmatización de la homosexualidad en las representaciones sociales, también fomentó evoluciones en el derecho de esa parte de la población.  

Así resultó la creación del PACS (Pacto Civil de Solidaridad) en 1999, que une a dos personas y establece entre ellas derechos y deberes, en un funcionamiento más flexible que el del matrimonio. En la década del 2000  se reprimió legalmente las declaraciones homofóbicas, al igual que las racistas, se lanzó el día mundial de lucha contra la homofobia, se aceptó que un padre delegue la autoridad parental a su pareja gay, y se condenó a Francia por haber  rechazado una adopción por parte de una lesbiana.

Por lo tanto, después del voto por el Parlamento, de su validación por el Consejo Constitucional, de su promulgación por el Presidente de la República el 18 de mayo y de su vigencia actual, las protestas no se acaban. El domingo pasado, las manifestaciones de los “anti” en París habían causado fuertes conmociones, y cerca de 350 personas habían sido puestas bajo arresto provisional. La fractura social perdura.    

Bajo argumentos variados, desde el desequilibrio que sufrirá un hijo de homosexuales hasta el peligro de la procreación médicamente asistida y de la gestación subrogada, los opositores se unen. Sobresalieron los inmoderados nacionalistas revolucionarias de Serge Ayoub,  de extrema derecha, el Bloque identitario, bajo esloganes tales como “Una única solución: la derogación” así como el movimiento católico tradicionalista Civitas que llamó, según el diario Libération, a “dejar transpirar la cólera”.

Paralelamente, las opiniones discrepan en el seno de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), partido del antiguo Presidente Nicolas Sarkozy. Es que las violencias creadas por la oposición no tienen moderación. Por el tema de la pobreza o de las injusticias, las calles están vacías, pero por una ley que no cambiará la cotidianidad de los heterosexuales, los opositores llegan a los excesos.

El diputado Thierry Mandon acusó a la derecha parlamentaria de una regresión ideológica sobre la laicidad, culpándola de haber olvidado que la ley solo concierne al matrimonio civil, según  la AFP. “Nuestra boda no es militante, es un matrimonio de amor”, declaró Vincent Autin al noticiario BFMTV.

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